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La prisión por motivos políticos lleva implícitos tratos crueles inhumanos y degradantes
Lunes 11 de noviembre de 2019, por
Ciudad de México a 11 de noviembre de 2019
A la opinión pública
La prisión por motivos políticos es una práctica que empieza a caracterizar a diferentes gobiernos estatales. La cárcel se convierte en centro de tortura donde el Estado mexicano intenta quebrantar la voluntad de lucha de hombres y mujeres que se distinguen por defender sus derechos y libertades políticas de manera independiente.
El encarcelamiento injusto de luchadores sociales, activistas político o defensores de derechos humano está aparejado con el cometido de otros tratos crueles, inhumanos y degradantes que pretenden denigrar al sujeto que ejerce crítica política. Es el indicativo de gobiernos que hacen de la represión y del cometido de crímenes de lesa humanidad una política institucional.
En el estado de Chiapas existen más de dos centenares de presos políticos, en esta entidad comienzan a figurar hechos represivos como una práctica sistemática que lleva el objetivo contrainsurgente de eliminar la lucha popular, de generar un castigo a todo elemento del pueblo que busque paliar las consecuencias nefastas del capitalismo a través de la lucha independiente.
Resulta paradójico que mientras el discurso oficial insiste en que son tiempos diferentes a aquellos en que los gobiernos en turno se ejercían la represión y las instituciones gubernamentales se distinguían por la persecución a los activistas políticos, la realidad necia sostiene que las variaciones son mínimas, en tanto que en las cárceles existen hombres y mujeres con una actitud crítica al oprobio que genera el régimen neoliberal.
Nuestros compañeros Javier, Armando, Venturino y Asunción constituyen la prueba irrefutable de que la detención arbitraria se conjuga con una serie de actos violatorios a los derechos humanos con el propósito de denigrar a la voluntad de lucha e intentar quebrantar la dignidad humana. Con diferentes mecanismos se les pretende conducir al umbral de la deshumanización con los tratos crueles a los que son sometidos.
El supuesto combate a la corrupción queda en una buena intención institucional, porque en los diferentes centros de reclusión ésta campea sin ningún miramiento. Las redes de corruptelas se extienden desde lo más descompuesto de la población carcelaria, custodios y directivos, todos en un amasiato conforman una red delincuencial que busca enrolar a todos los demás presos en esta espiral delictiva y criminal.
El testimonio de cientos de presos políticos y comunes que denuncian la extorsión, amenazas de muerte y tratos crueles es vasto, sin embargo, las autoridades gubernamentales hacen caso omiso porque también reciben su tajada y a la vez, porque eso les garantiza favorecer el control la descomposición social aquellos caen en las mazmorras del Estado mexicano.
La existencia de presos por motivos políticos es una realidad cada vez más inobjetable, la cárcel se convierte el medio de castigo contra el descontento popular, actos represivos que se suman a los desalojos violentos, el intento de asesinatos y otros crímenes de lesa humanidad. El estado de Chiapas es el botón de muestra de esta situación cada vez más lacerante para las masas trabajadoras.
El nexo entre el poder económico y político se encuentra en cada detenido de manera injusta, en los desalojos violentos, las desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales. No queda duda que los políticos de oficio que hoy ocupan cargos en la administración institucional del gobierno estatal responden a los intereses de los otrora caciques de la región que hoy fulguran como eminentes empresarios.
Es inadmisible el argumento del gobierno federal de que la entidad se apega a su orden de autonomía para ejercer la represión, en tales condiciones, el discurso que diariamente asegura impulsar como política de su gobierno es una mentira, porque en las administraciones estatales existe una disonancia diametral con la retórica institucional a pesar de que los identifica la pertenencia al mismo partido político.
La autonomía es una verdadera falacia, porque en las mesas de seguridad está conformada por autoridades federales y estatales, lo mismo en los operativos de desalojo donde participan elementos de la recién creada Guardia Nacional, Ejército, Marina junto con cuerpos represivos de la entidad. ¿Autonomía? Eso está en entredicho.
La amenaza de incremento de la ofensiva represiva en Chiapas es un escenario real, hasta ahora se observa que ninguno de los crímenes cometidos en la entidad logra saciar la vocación represiva de la triada de políticos de oficio que están encumbrados en el poder político, su ambición económica y política los conduce a violentar todo marco constitucional y jurídico para cometer todo tipo de tropelías contra las masas inermes.
La existencia de actos de violencia con un claro sello de clase es un hecho tangible, por lo menos en las entidades donde penden proyectos económicos para favorecer un nuevo impulso en el desarrollo de los intereses empresariales, ante ello, justo es ejercer la denuncia y la movilización popular como un mecanismo de preservar el interés del pueblo trabajador.
Nuestros compañeros son víctimas de la violencia de clase, se les mantiene en injusta reclusión y bajo tratos crueles por su militancia política en el FNLS, por su participación en diversas jornadas de lucha en la exigencia de la presentación con vida de los detenidos desaparecidos y por el cese a la represión. Cada momento que son mantenidos en esta condición devela el verdadero rostro de una administración estatal que se ampara en el discurso de impulsar una nueva transformación.
No callar ante la injusticia, es la necesidad, ejercer el derecho a la protesta, es la premisa metodológica, mantener en alto la dignidad de lucha, es el principio político. Ante la represión y las violaciones a los derechos humanos, la lucha organizada del pueblo y la combatividad de las masas.
Atentamente
¡Libertad inmediata a los presos políticos y de conciencia en el país!
¡Alto a la criminalización de la protesta popular!
¡Por la unidad obrera, campesina, indígena y popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS