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Lo ocurrido en Venustiano Carranza, Chiapas es resultado de la deficiente política sanitaria y justificación para militarizar la región
Domingo 31 de mayo de 2020, por
Ciudad de México a 31 de mayo de 2020
A la opinión pública
Los hechos acaecidos en la cabecera municipal de Venustiano Carranza expresan lo deficiente en la implementación de la política sanitaria, reflejo de la indolencia del gobierno chiapaneco por garantizar el derecho a la salud del pueblo, en cambio, usó el suceso para justificar la militarización de la región.
La información objetiva del fenómeno viral y mayor efectividad en la planificación para las normas sanitarias no fue el plan de salubridad del gobierno estatal, por lo visto, fue un pretexto para desplegar a los militares y a la Guardia Nacional en la entidad federativa. La expresión ¡Quédate en casa! no aplica para las fuerzas represivas cuando se trata de infundir terror e intimidación en las calles.
Las campañas de “información” lejos de proveer elementos científicos que expliquen con objetividad el Covid-19 y sus manifestaciones en el cuerpo humano lo único que hacen es crear miedo en los ciudadanos y generar un ambiente de pánico. El gobierno estatal despilfarró recursos del erario público en spots publicitarios para justificar su “preocupación” ante la pandemia, no obstante, lo único que hizo fue crear confusión y miedo, lo que menos le interesa es la salud y la vida del pueblo chiapaneco.
Cuando el Estado conjuga los aspectos clínicos con los político-sociológicos y económicos de manera tendenciosa para un amplio sector de la población no ve con objetividad las implicaciones médicas, para una parte del pueblo padecer la nueva cepa viral es sinónimo de muerte, en otros es visto como un invento, hecho que evidencia la falta de información y confianza a las instituciones.
Las normas de sanidad son imprescindibles, pero Rutilio Escandón Cadenas intenta ocultar que el pueblo vive en condición de pobreza, miseria, desempleo, violencia institucional; además, ¿qué le queda al pueblo? Sin que éste sea su intención, se ve obligado a procurar su existencia, la vox populi con razón expresa, “(…) preferible trabajar para no morir de hambre a riesgo de morir por el coronavirus”.
Lejos de otorgar certidumbre al pueblo, hunde cada vez más a las masas en el azoro, el gobierno comulga con el atraso cultural, ya que la presencia de la Guardia Nacional en la cabecera municipal profundiza el prejuicio que deriva en temores infundados, por lo tanto, el Ejecutivo estatal en vez de mejorar la atención médica para la población envía a sus hombres armados, situación que se asemeja al pasado colonialista de México.
Ante el despliegue policíaco-militar en la cabecera municipal de Venustiano Carranza los políticos de oficio de la entidad, extienden su manto opresivo sobre los sectores populares para obviar la esencia del fenómeno, garantizar la salud de los pobres del campo y la ciudad.
La actitud de quienes presiden la política interna en Chiapas, desgarran sus vestiduras al mostrarse cuasi víctimas, se indignan por lo acontecido, empero no se adolecen por las angustias de las familias vulnerables al Sars-Cov 2 y se amparan en un pretexto y la legalidad para controlar a las masas a través de policías y militares.
Los hechos permiten observar cómo el estado policíaco-militar se inmiscuye cada vez más en la contingencia sanitaria, esto demuestra que las intenciones opresivas del régimen con el reciente decreto oficial en materia de seguridad consisten en aumentar la presencia de elementos represivos en calles, plazas públicas, carreteras e instituciones de salud.
Militarizar esa región de Chiapas se aleja de los preceptos sanitarios, un hombre armado no sustituye a un médico o enfermero. Es un ejemplo más del carácter autoritario del gobernador chiapaneco; demuestra en los hechos su prioridad, salvaguardar la propiedad privada, proteger las mercancías y los intereses de los grandes empresarios.
Las condiciones opresivas en las que se encuentran las tierras de los comuneros atentan contra el derecho al libre tránsito y criminaliza el derecho a la protesta; no son garantía de seguridad para el pueblo, máxime cuando existe un decreto que faculta al ejército y MARINA, a realizar funciones en materia de seguridad pública, por tanto, los derechos y libertades políticas están riesgo.
Irrumpir la vida cotidiana del pueblo es la connotación que adquiere la presencia de las fuerzas castrenses en Venustiano Carranza. Este comportamiento contradice la tesis de la “nueva normalidad”, salvo que esta consista en darle un matiz extra, reforzar las medidas autoritarias en Chiapas como en el resto del país.
La “nueva normalidad” va acompañada de la militarización. La relativa calma que se vive en los pueblos se canjea por zozobra, la cotidianidad es crispada con coerción, de este modo, Rutilio Escandón Cadenas se aleja aún más de favorecer el derecho a la salud de las masas, así manifiesta el carácter autoritario y proempresarial del gobierno morenista.
El derecho a la salud en México está socavado, no se garantiza a plenitud; la pandemia desnudó las precariedades en infraestructura, personal médico, insumos médicos, que a la postre prueba la falta de planeación para superarla, lo cual deriva en responsabilidad del Estado que en las masas prive desconocimiento y el temor infundado.
Las limitaciones técnicas y científicas en el pensamiento del pueblo no es responsabilidad de éste, tiene su explicación en el desarrollo histórico del país caracterizado por el sometimiento, la condena de las masas al oscurantismo, ese rasgo de nuestra historia es la que el régimen intenta perpetuar mediante las fuerzas represivas como antaño.
Como pueblo no debemos callar ante el oprobio que generan los hombres del régimen, por cada medida coactiva que atente contra nuestros derechos y libertades políticas la denuncia política en todas sus formas será legítima, callar no es opción cuando es el pueblo que pone mayormente las víctimas del virus y la violencia institucional.
De los sectores populares provienen la mayoría de las víctimas que perecen por el Covid-19, producto de la miseria y la pobreza, su sistema inmune es deficiente al no contar con requerimientos nutricionales adecuados, ni los medios económicos para esto, por ello, es una necesidad imperiosa la lucha por la gratuidad de la salud.
Atentamente
¡Por la unidad, obrero, campesino, indígena y popular!
Comité de Familiares de Presos Políticos “Voces de Libertad”
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS