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Los acontecimientos represivos en la UNAM son la expresión de la exacerbación de la violencia institucional en el país

Lunes 10 de septiembre de 2018, por Ciudad de México

Ciudad de México a 10 de septiembre de 2018

A la opinión pública

Los acontecimientos represivos en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) son la expresión puntual que la violencia institucional se exacerba en todos los niveles de la vida pública del país, es la manifestación del reacomodo político de los grupos de poder ante los virajes de la correlación de fuerzas, donde el pueblo es quien padece las consecuencias más crudas de esta realidad lacerante.

El actuar impune de grupos porriles o de choque no es una novedad, sin embargo, es notorio que en determinado momento se les utilice para asegurarse canonjías de todo tipo, donde las víctimas de la represión son utilizadas como moneda de cambio para garantizar los intereses particulares y de grupo.

La necesidad de imponer la privatización de la educación pública transita por una ruta de institucionalizar cuerpos de seguridad al interior de las casas de estudios, y la UNAM no es la excepción, bajo el ardid de la vulnerabilidad de la comunidad universitaria existe la pretensión de emplear torniquetes de acceso y distintos cuerpos policíacos.

La violencia de Estado se desborda en todo el territorio nacional, cobra miles de víctimas de distintos sectores del pueblo, entre ellos una cantidad incuantificable de jóvenes universitarios, lo que nos expresa que la necesidad de poner un alto a múltiples crímenes de lesa humanidad es real porque con ello se desangra a la juventud y al pueblo entero.

Es condenable el hecho de que se utilice a los grupos porriles para crear un ambiente de inestabilidad donde el argumento que toma eco es la comparación de estos cuerpos de choque con las colectividades que tienen trabajo organizativo desde la huelga de 1999-2000. Las autoridades universitarias y gubernamentales pretenden crear un estigma sobre compañeros destacados por su congruencia y compromiso con las luchas del pueblo a través de estos subterfugios.

La intentona de comparar a colectivos estudiantiles que se mantienen en la lucha por la defensa de la educación pública y porque exista una universidad al servicio del pueblo con grupos porriles es una maniobra perversa que supone eliminar la solidaridad entre hermanos de clase, sin embargo, quienes nos mantenemos en la lucha diaria reconocemos en cada colectivo a un espacio de solidaridad y congruencia política.

Los sucesos represivos son enérgicamente repudiables, donde la mano gubernamental se deja ver en todo su esplendor, solamente un miope político o una voz oficiosa del Estado puede emitir comparaciones absurdas de los espacios estudiantiles en lucha con la acción porril.

El desmantelamiento de los grupos porriles es una exigencia justa y necesaria, demanda que se cruza inexorablemente con la necesidad de que todo el andamiaje represivo sea desmontado, porque a través de éste se objetivan miles de crímenes contra la población inerme.

La utilización de porros es una práctica auspiciada por las autoridades universitarias y gubernamentales, política que tiene muchas similitudes con el paramilitarismo como parte inherente del Estado policíaco-militar, de esta manera los responsables intelectuales tienden un manto de impunidad a los perpetradores de toda suerte de crímenes con lo cual configuran un amasiato de arbitrariedad para evadir la justicia.

La violencia institucional y el terrorismo de Estado son prácticas irrefutables, estas permean toda la vida pública del país, fenómeno que expresa la magnitud de la descomposición social a la que conduce la crisis política de régimen, por ello la lucha de la comunidad universitaria debe encontrar el vínculo que la une a las exigencias de las madres de los detenidos desaparecidos, de los presos políticos, es decir, de todo el pueblo trabajador.

La lucha por la eliminación del porrismo es una bandera que debe mantenerse en lo alto, así como el castigo a los autores intelectuales, enjuiciar a los perpetradores implica conocer toda la jerarquía de los grupos porriles que mantienen y auspician este tipo de grupos de choque para asegurar sus privilegios y cotos de poder.

El FNLS condena enérgicamente estos hechos y alertamos al pueblo en general de la intentona gubernamental de desviar la atención por medio de declaraciones poco serias y otras con una marcada tendencia a la incriminación. Es momento de incentivar los lazos de coordinación para hacer frente a la andanada represiva con mayor combatividad y contundencia en las acciones políticas de masas.

Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
(FNLS)

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