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No existe reducción de conflictos, sí mediatización del descontento popular

Sábado 11 de abril de 2020, por Ciudad de México

Ciudad de México a 11 de abril de 2020

A la opinión pública

En Chiapas los conflictos no aumentan o disminuyen por una simple interpretación estadística, como lo hace el Secretario General de Gobierno Ismael Brito Mazariegos para convencer al pueblo, empero, este fenómeno refleja su actitud mediatizadora del descontento popular, implica la perpetuidad de la política dilatoria ante las exigencias de los sectores populares.

Los conflictos existentes en diferentes municipios de la entidad evidencian la falta de capacidad de las instancias gubernamentales por atender las demandas del pueblo, por esto, no existen argumentos sólidos cuando los políticos de oficio arguyen la disminución de diferentes problemáticas del pueblo por su merma cuantitativa, las masas mientras vivan en condiciones precarias el descontento popular persistirá.

Cada actividad política de las masas alberga una demanda concreta, una exigencia económica, política o social, pero quienes presiden la política interna de la entidad más que atender con celeridad las demandas del pueblo apuestan a la dilación y así profundizar la discordia entre pueblos para dar pie a una lucha fratricida.

Es un acto de hipocresía del Secretario General de Gobierno cuando considera que por intervención gubernamental se resuelven las demandas del pueblo, las exigencias populares surgen porque para el Estado no es prioridad mejorar las condiciones socioeconómicas del pueblo sino controlarlo a través de programas asistencialistas para favorecer los intereses empresariales.

Oxchuc, Aldama y Chenalho son ejemplos notables de la política de los gobiernos en turno cuando se trata de perpetuar la impunidad, de mediatizar el descontento popular en aras de evitar toda expresión de protesta popular, para así justificar sus artilugios o falacias de que en Chiapas se vive en paz.

Con el argumento falaz de pacificar la entidad, Rutilio Escandón e Ismael Brito Mazariegos, intentan convencer al pueblo para ejecutar los planes de la oligarquía nacional y extranjera, máxime en estos momentos en que la crisis es cada vez más honda y el pueblo chiapaneco padece sus estragos.

A través de la mediatización el gobierno pretende ocultar no sólo los efectos de la crisis, sino minimizar el descontento de diferentes sectores populares, negar la realidad socavada por las contradicciones entre capital y trabajo es una empresa difícil, la realidad se impone tal cual es, el pueblo chiapaneco como en el resto del país viven en carne propia los efectos perniciosos de ésta y no hay manera de ocultarlos.

Con la contingencia por la nueva cepa de coronavirus el régimen recurre a este fenómeno para impulsar su campaña de criminalización contra las organizaciones independientes, con este hecho viral pretende opacar la indignación de las masas trabajadoras, infundir temor mientras las exigencias imperialistas intentan resolver la crisis capitalista, no obstante, el pueblo chiapaneco experimenta en carne propia el oprobio que genera las medidas sanitarias.

El nuevo coronavirus es recurrido por quienes presiden la política interna de estado sureño como el pretexto idóneo no sólo para infundir temor al pueblo, sino para aumentar la presencia policíaco-militar en las calles y plazas públicas, de este modo constituye en un mecanismo nefasto porque así las instituciones oficiales perpetúan la dilación respecto a las demandas más sentidas de los pobres del campo y la ciudad.

El Covid-19 es real, empero, el régimen mediante la contingencia sanitaria pretende minimizar lo desastroso de la crisis económica en el pueblo chiapaneco, el desempleo, la ya deficiente infraestructura en materia de salud se verá evidenciada ante la nueva cepa viral, sobre todo, será notable que el derecho a la salud no es prioridad del Estado, pero sí los intereses monopólicos.

En diferentes ámbitos de la vida cotidiana de la clase trabajadora son trastocados no sólo por el coronavirus, sino por las dimensiones que alcanza la crisis que aún no toca fondo, pero que los explotados y oprimidos vive día a día, empero, los políticos de oficio hacen todo lo posibles por ocultar.

Los múltiples casos de desalojo forzoso, despojo de tierra, el impulso de inversión de capital financiero en diferentes regiones de la entidad expresa que el coronavirus no detiene el impulso del nuevo ciclo de desarrollo capitalista, por lo menos en la entidad, en cada acontecimiento alberga el carácter expoliador del capital monopolista trasnacional.

El curso de los acontecimientos en la entidad y el país prueban que los conflictos están concatenados con la vida económica y política, no son hechos aislados, la realidad se impone sin cortapisas, este hecho dilucida que los dichos de Brito Mazariegos carecen de sustento al referir que el diálogo con organizaciones sociales e indígenas es la vía para atender la problemática en Chiapas.

El diálogo es selectivo y no permanente, es discursivo más no un hecho concreto, esto se debe para desmovilizar al pueblo, para silenciar las exigencias populares mientras el capital monopolista trasnacional avanza en la entidad, el dialogo para la actual administración ocurre una vez colocada la discordia, la división en los pueblos o bien, cuando atentan contra la integridad de luchadores sociales, defensores de los derechos humanos o contra quienes emiten crítica política contra el régimen.

La estabilidad social referida por el Secretario General de Gobierno es una falta a la verdad, porque las exigencias del pueblo no son resueltas, basta mencionar los presos injustamente recluidos, el atentado contra el derecho a la vivienda contra miles de familias pobres del campo y la ciudad, por ejemplo, las víctimas de desplazamiento forzoso en Tuxtla Gutiérrez, Ocosingo, Chenalho y nuestros compañeros de la comunidad 2 de Noviembre, municipio de Socoltenango.

La reducción de conflictos como intenta exponer Brito Mazariegos es un artilugio, es la visión maniquea de los políticos de oficio, con ese discurso pretende colocar ante la opinión pública como un acto bondadoso, de eficiencia gubernamental, cuando en el fondo, reside un hecho concreto, favorecer los intereses del capital.

En medio de la contingencia sanitaria y las manifestaciones cada vez más cruda de la crisis exige del pueblo analizar la realidad objetiva, es decir, el curso de los acontecimiento nacionales e internacionales en aras de clarificar el papel de las masas organizadas y sobre todo, tomar conciencia de nuestra realidad para actuar en consecuencia, por lo tanto, el devenir es adverso, situación que constituye en un llamado a los desposeídos para supera en mejores condiciones los efectos de la crisis y la política represiva del Estado.

Atentamente
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS

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