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Tinta Socialista No 37. Las acusaciones, señalamientos dolosos y demagogia fue lo que destacó en este primer debate
Martes 1ro de mayo de 2018, por
1 de mayo de 2018
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La coyuntura electoral burguesa tuvo un realce con el debate presidencial, donde cada uno de los aspirantes a ocupar Los Pinos hizo gala de sus recursos de oratoria y mímica para tratar de convencer al electorado que cada vez más manifiesta su repudio a la farsa electoral. El desfile de propuestas no ofreció nada nuevo, salvo una honrosa excepción, todos comulgan con la intensificación del terrorismo de Estado para “combatir” la inseguridad, lo que lleva implícito el reforzamiento del Estado policíaco militar.
Todos los contendientes se declararon ganadores, sin embargo, ante las masas trabajadoras son perdedores porque la mayoría a excepción del candidato que abandera la coalición “Juntos Haremos Historia”, proponen establecer más medidas policíacas y militares, en el supuesto combate al “crimen”, expresión que lleva aparejado perpetuar la violencia de Estado y las consabidas consecuencias como el incremento de los crímenes de lesa humanidad.
Las acusaciones, señalamientos dolosos y demagogia fue lo que destacó en este primer debate, más que propuestas en beneficio de la mayoría de las masas proletarias, lo que se observó fue una oferta política y económica para la clase que detenta el poder económico en el país: la burguesía, quienes a costa de la explotación y opresión del pueblo exigen mayores cuotas de plusvalía.
La corrupción y la violencia tiene sustento en la base económica, la cual está sostenida en la propiedad privada, el enriquecimiento ilícito a base de la usura, en este sentido, no se pueden combatir fenómenos que son inherentes al modo de producción capitalista, la solución no surge de buena voluntad o intenciones, éstas sólo se quedan en el terreno de la especulación, por tanto, son falsas todas las propuestas de los candidatos de combatir la corrupción sin cortar de tajo la raíz lo que le da sustento a esta forma de hacer política en México.
La violencia es forjada desde las diferentes estructuras del Estado, a través de las instituciones y las diferentes corporaciones policíaco-militares, su origen y naturaleza es en función de perpetuar la dictadura del capital, contener el descontento popular y acallar las voces de protesta, de lo contrario, ¿Cómo nos explicamos que las víctimas de esta política criminal son parte del pueblo trabajador? Personas que a diario viven las expresiones del terrorismo de Estado cuya magnitud es exponencial que lejos de disminuir se incrementa día con día.
Combatir un fenómeno cuya raíz se encuentra en lo más profundo del régimen neoliberal, es una quimera. Las trasformaciones cualitativas son imposibles sin pensar en transformar las causas que lo generan, de tal manera, que las alternativas emanadas de los contrincantes por la silla presidencial únicamente rayan una burda maniobra para oxigenar el régimen, otorgar bocanadas de aire a un sistema subsumido en profundas contradicciones.
Las propuestas de combatir la delincuencia organizada y el narcotráfico son desgastadas, frases ya trilladas que no logran convencer ni a los incautos; cada día es menos creíble el discurso de que la violencia es generada por los multicitados grupos de la delincuencia organizada; los hechos hablan más que mil palabras, es aquí donde cada insignia de los cuerpos policíacos y militares sale a relucir en la objetivación de miles de crímenes en todo el territorio nacional.
La creación de más policías no es una garantía para acabar con la violencia y el terrorismo de Estado, al contrario, fortalece el Estado policíaco militar y el estado de derecho burgués, con lo cual deviene un incremento de graves violaciones a los derechos humanos, de donde se desprende que estos son requerimientos del régimen para concretar las políticas neoliberales y los designios del imperialismo, imponer la voluntad oligárquica a través de la violencia gubernamental.
Los cuerpos policíacos y militares son el puntal represivo que mantiene la base económica del capital monopolista transnacional, razón por la que siembran miedo y terror en toda la geografía mexicana con el cometido de desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, tortura y desplazamientos forzados, principalmente en los lugares donde hay yacimientos mineros, zonas industriales o petroleras.
La implementación e imposición de las políticas neoliberales van de la mano con la pobreza y miseria de las masas, a través de ellas el gobierno mexicano ha implementado medidas con efectos negativos para el pueblo trabajador. Es real que a lo largo de más de tres décadas de neoliberalismo, el desempleo va en aumento, se agudizan las penurias, incrementan las carencias, tasas inflacionarias elevadas, muerte por enfermedades curables al por mayor, entre otras políticas que a diario vivimos las masas trabajadoras en el país.
La verborrea de los candidatos versa en dar continuidad a este régimen oprobioso, con sus respectivos matices cada uno define un proyecto neoliberal a modo de los grupos oligárquicos; con particularidades específicas, cada uno define el membrete de nuevas policías, pero al fin de cuentas, el objetivo es concretar los designios imperialistas.
Coincidimos con el señor Andrés Manuel López Obrador en que la magnitud de las víctimas del terrorismo de Estado es exorbitante, con más de un millón de víctimas que ha dejado el terrorismo de Estado, sin embargo, éstas sólo son las directas, la cifra es aún mucho mayor si se toma en cuenta las víctimas indirectas. Por cada víctima está la familia, compañeros y amigos, quienes también son afectados por esta política de gobierno, por tanto, ¿qué nos espera con aquellos candidatos que ni siquiera se atreven a hablar de las miles de víctimas de la desaparición forzada y ejecuciones extrajudiciales? La respuesta es obvia, el cometido de más crímenes de lesa humanidad.
Margarita Zavala y Jaime Rodríguez “El Bronco” son los bufos de la farsa electoral, en el debate salieron a relucir sus conceptos arcaicos y medievales donde no tienen nada benéfico para al pueblo, con su presencia pretenden salvar la crisis política en el sistema de partidos y legitimar la democracia burguesa ante la incredulidad de millones de proletarios, sin embargo, aunque intenten engañar al pueblo, la verdad siempre saldrá a flote y se les conocerá como lo que son, hombre y mujer del régimen.
Zavala no deja de tener una concepción conservadora y tradicional del PAN, por más ademanes que hiciera simplemente no logra convencer, la mentira y la maniobra eran evidente ante cada fonema y movimiento de manos; la falta de credibilidad en sus discursos eran más que indiscutibles, no olvidamos las víctimas que dejó la administración de su esposo Felipe Calderón Hinojosa, lo que la hace también corresponsable de estos crímenes al ser la primera dama de ese período y guardar silencio ante la denuncia de miles de familiares.
Las palabras van acompañadas de las acciones, sustentadas en la concepción ideológica en relación a su forma de vida, en consecuencia, no deja de pertenecer al partido político donde se formó como político de oficio, de tal manera que su fundamento teórico es de ultraderecha, que se caracteriza por profascista, reaccionario y antipopular. El hecho de ser mujer no justifica la posición política que defiende, así como los intereses políticos y económicos que representa.
El Bronco es otro charlatán de esta comedia electoral, quien con sus propuestas vetustas devela la política conservadora del PRI, quien a pesar de llamarse “independiente” sigue la misma política y lineamientos del partido político que lo vio nacer; personaje quien durante la administración del estado de Nuevo León incrementó la violencia, los asesinatos y la represión contra obreros, trabajadores de la educación y pueblo en general, ¿qué nos puede esperar de alguien que propone “cortar” las manos a los “delincuentes” y militarizar las escuelas? Nada alentador sólo el fortalecimiento del Estado policíaco militar.
Ricardo Anaya y José Antonio Meade son hombres del régimen, sus argumentos no se separan de la concepción neoliberal y prooligarca; ambos forman parte de las estructuras del gobierno, cada uno se ha enriquecido a base de la corrupción, usura y fraudes a nombre de asociaciones o fundaciones que sólo utilizan para obtener prebendas y cotos de poder.
Ambos representan a los partidos políticos que han sumergido en la pobreza a millones de mexicanos e impuesto a base del terrorismo de Estado las políticas neoliberales en el país; medidas que todos los días deja saldos deleznables para las masas trabajadoras. En su historial político se registran miles de víctimas de la desaparición forzada, ejecución extrajudicial, tortura y desplazamientos forzados.
Las diferencias que puedan tener son de forma más no de esencia porque defienden los intereses de los grupos de poder político y económico en el país, los cuales pueden arreglarlos al garantizar sus prebendas y cotos de poder.
Las propuestas de AMLO son alentadoras para el pueblo, sin embargo, los problemas políticos y económicos en el país no se solucionan si no lleva de esencia transformar las condiciones actuales de miseria, explotación y opresión del pueblo trabajador, necesidad que lleva implícito la defensa de la voluntad popular ante la posibilidad de la imposición de la voluntad oligárquica.
Mientras los candidatos se encargan de denostar unos a otros, el terrorismo de Estado cobra más víctimas en el país. El intercambio de insultos y difamaciones de uno contra otro son la constante; el vacuo análisis de la realidad mexicana de donde se desprenden propuestas sin sentido para las masas trabajadoras. La realidad dicta cambios profundos, los cuales no son posibles por los rieles de la farsa electoral.
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS)