Portada del sitio > Distrito Federal > Tinta Socialista No 22. La democracia burguesa en nuestro país queda al (…)
Tinta Socialista No 22. La democracia burguesa en nuestro país queda al descubierto a través de los fenómenos naturales
Viernes 13 de octubre de 2017, por
13 de octubre de 2017
La pocilga en la que se ha convertido la democracia institucional burguesa en nuestro país queda al descubierto a través de fenómenos naturales como los pasados sismos que sacudieron varias entidades de la geografía mexicana; a escasos días de cumplirse un mes del fenómeno telúrico que dejó un saldo considerable de víctimas mortales, nuevos elementos salen a flote que no hacen más que desnudar la corroída situación en la que se encuentra el régimen neoliberal.
Por medio de fuentes periodísticas se dio a conocer la información de que en las instalaciones de la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México, así como en hoteles aledaños a esta institución, eran utilizados como centros clandestinos de reclusión, como lugar de ocultamiento de personas que son víctimas de desaparición forzada. Más allá de indagar si son o no responsables de los delitos que se les imputan, está claro que la forma en cómo se encontraron los restos, habla de prácticas fascistas en la supuesta procuración de justicia.
Desde la voz oficial se empecinan en negar que en el país se cometan crímenes de lesa humanidad, en más de una ocasión del titular de la política capitalina se ufana de ser muy respetuoso de los derechos humanos, sin embargo, los elementos de prueba que cada vez más se dan a conocer conducen a la reflexión de que el terrorismo de Estado se ejecuta sin distinción de filas partidistas o filiaciones personales.
La realidad es terca, hoy nadie pude dudar de esta particularidad y paulatinamente coloca las cosas en su justa dimensión. En el legislativo la discusión de una ley contra la desaparición forzada se prolongó en muchos períodos de sesiones, porque desde su lógica burocrática, el tema de un crimen de esta naturaleza era de menor importancia, ¿cuál será la opinión de estos legisladores ahora que se conoce con sobrados detalles que los crímenes de lesa humanidad son una realidad de actualidad?
Por si fuera poco, la ley que se aprueba va plagada de una serie de inconsistencias que no garantizan en lo más mínimo un resquicio de acceso a la justicia, con lo cual, queda demostrado lo que se denunciaba con antelación, es una ley hecha a modo de los perpetradores de estos múltiples crímenes de lesa humanidad y violaciones a los derechos humanos.
Es ilustrativa la manera en que un fenómeno natural puede abrir la cloaca de la democracia burguesa en nuestro país, cual caja de Pandora, uno a uno desfilan las actitudes de la doble moral de políticos de oficio y oligarcas. Se rasgan las vestiduras por ser el primero en llegar a los lugares colapsados por los terremotos, cuando son ellos mismos que con su aval secundan políticas de hambre que dejan a cientos de miles de mexicanos en la inmundicia.
Es un absurdo que sobre la desgracia del pueblo se intente fincar el usufructo de ganancias a costa de los “donativos”, solamente un ingenuo puede creer en la “buena voluntad” de empresarios, que ante la imposibilidad de las personas de poder trasladarse a los lugares siniestrados, “amablemente” facilitan sus cadenas monopólicas para hacer llegar el apoyo, su “compromiso” es hacer en la entrega en las propias manos de los más necesitados.
Resultan hipócritas las campañas televisivas y mediáticas para presentar a las corporaciones policíacas y militares como las benefactoras en momentos de desastre. Los terremotos en sí no representan ningún desastre, pero las políticas neoliberales y la corrupción como fenómeno inherente a él, conducen al país a derroteros impredecibles, movidos por la necesidad de satisfacer la voracidad de empresarios rapaces.
Desde la oligarquía sólo pueden destilar ambición y odio de clase, por esa razón, no les inmuta ni un ápice la desgracia que embarga al pueblo, desde su lógica, es una posibilidad de amasar cuantiosas fortunas a través de la especulación financiera, con la usura de las aportaciones que se hacen desde la solidaridad popular. Es falso y ruin los mecanismos de donar un peso más por cada aportación que haga el pueblo, esa es la manera en que en un futuro podrán eludir impuestos, así de grotesco es este teatro desde la institucionalidad.
Una argucia más se encuentra en la pretensión de hacer pasar como necesidades populares la visita de las playas y centros turísticos de los estados de Chiapas y Oaxaca; argumento que raya en el cinismo y la apostasía, porque no fueron los empresarios oligarcas del ramo de bienes y servicios los principales afectados. Lo que el pueblo necesita es una respuesta concreta de la forma en que se reconstruirán sus hogares y sus centros de trabajo.
La opinión oficial ofende a la inteligencia humana, cómo es posible que se presenten a los oligarcas de cualquier ramo de la industria como los principales afectados, o quienes de forma denodada hacen sus aportaciones para la “reconstrucción” de las zonas devastadas. Es demagogia pura para distraer la atención de los efectos verdaderos que deja al descubierto fenómenos naturales como estos, la cloaca en la que se ha convertido el régimen político en nuestro país.
Los dueños de empresas inmobiliarias no conocen la vergüenza, las víctimas aún no se reponían de perplejidad de ver el patrimonio familiar reducido a escombros en cuestión de minutos y ya les eran dadas a conocer “ofertas” de compra-venta sobre el predio donde se encontraba su hogar. Ese es el verdadero rostro de la desgracia, el lucro, la usura, el desdén ante el dolor ajeno, y todo tasado en términos monetarios.
La situación no cambia sustancialmente en las políticas gubernamentales, desde los distintos gobiernos se dieron a conocer que el fondo económico para desastres sería utilizado para resarcir mínimamente el daño en el pueblo, sin embargo, lo ruin se expresa en las largas filas y engorrosos procesos burocráticos para apegarse a dicho “apoyo”, para acceder a 3 mil míseros pesos, mientras que para empresarios los montos oscilaban entre los 80 mil a los 3 millones de pesos.
Una distancia diametralmente opuesta en la forma de entender y atender el problema, para el pueblo, quien el que verdaderamente salió y ofreció manos y cuerpo para el rescate de sobrevivientes, sobre quienes recayeron los saldos más deleznables de los pasados movimientos telúricos, se ofrece paliativos; mientras que para los responsables de la miseria y pauperismo, se les premia con canonjías para acrecentar sus riquezas.
En algunos lugares donde el fenómeno sísmico dejó una estela de desolación, ya se corre el rumor que será la empresa responsable de la construcción del Paso Exprés en Cuernavaca, el cual sucumbió ante un enorme socavón, la que se encargará de la reconstrucción, situación que coloca en un limbo a los afectados, porque no existe ninguna garantía de que se haga en las mejores condiciones que la zona sísmica lo amerita.
Esta desconfianza del pueblo hacia las empresas inmobiliarias tiene sustento en una lógica un tanto básica, de los inmuebles que no soportaron el pasado movimiento de la tierra en la Ciudad de México, muchos de ellos estuvieron a cargo de ese tipo de empresas, las cuales no ven su prioridad satisfacer un bien de uso, es decir, el hogar de una familia, sino la mercancía que les reditúe plusvalor.
Existe en el aire una verdad que pretende colocar en posiciones contrarias los conocimientos técnicos y empíricos en el terreno de la construcción inmobiliaria, una falsa dicotomía que es promovida en diversos medios de comunicación para obligar a los afectados a realizar un contrato con las empresas dedicadas a este rubro, sin embargo, no existe tal antagonismo, lo que existe en la ambición empresarial que corrompe hasta la medula la propia ética de un profesional de la construcción.
Los propios afectados pueden hacerse responsables de la edificación de su patrimonio, no requieren ningún intermediario para tal efecto, pero es preciso dar paso a la organización del pueblo, a la creación de comités para la reconstrucción del patrimonio popular; solo de forma organizada y en lucha se podrá garantizar el respeto a los derechos constitucionales y humanos; ya se fue víctima de un fenómeno natural, no permitamos más la burla y el lucro a expensas del pueblo trabajador.
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo