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La condición de la mujer trabajadora que reside en la Ciudad de México, expresa la situación en la que se encuentra la clase social de la que forma parte
Sábado 8 de marzo de 2025, por
Ciudad de México, a 08 de marzo de 2025
A la opinión pública
Las condiciones de vida a las que se enfrenta la mujer trabajadora que reside en la capital del país, expresa la situación en la que se encuentran la clase social a la que forma parte. Las condiciones de existencia material para mujeres y hombres son paupérrimas, obligados a vender su fuerza de trabajo, son sometidos a largas jornadas de trabajo por un salario que no resuelve las necesidades de sí mismos ni de su estirpe.
Muchas de las mujeres se ven obligadas a dejar el hogar para integrarse al ejercito de parados, asegurar para ella y su descendencia una existencia material, aunque sea precaria. Así lo registra el INEGI con el incremento del número de mujeres al ámbito laboral, en el año 2022 respecto al 2021, para ese entonces 53 de cada 100 mujeres se encontraban laborando de manera remunerada.
Incorporación que tiene que ver con la contratación de la mano de obra barata para el desarrollo del capitalismo en nuestro país, ya que la mayoría de mujeres son empleadas en el sector terciario de la economía, es decir en el sector de servicios, al que México pertenece según la clasificación que se le asignó en la división internacional del trabajo.
Las mujeres se ven en la necesidad de desarrollar actividades productivas de manera “formal” e “informal”, pues el ingreso familiar que se adquiere por parte del cónyuge no es suficiente para cubrir los gastos familiares, de ahí que el aumento de los precios en la canasta básica, obligue a la mujer a coadyuvar en la solución de los problemas económicos que enfrenta la familia proletaria.
En el mercado laboral encontramos a las mujeres que a través de una profesión obtienen una supuesta independencia económica y “empoderamiento femenino”. Bajo la lógica de que “tiene el derecho de gastar su dinero como le convenga, por eso está trabajando”, se somete a la mujer a una condición consumista, enajenante y perdida de su condición de clase.
Se crean necesidades ficticias para remachar los grilletes de la explotación económica y opresión política, pues se cree que entre más trabajo asalariado se tenga, mejores condiciones de vida se pueden llegar a obtener. Concepción de vida que es trasladada del centro de trabajo y alimentada en el hogar, espacio en el que a la mujer se le ha asignado el rol de reproductora cuanti y cualitativamente de la fuerza de trabajo que requiere el capital.
Motivo por el que las mujeres en su “rol de mujer”, asignado desde las instituciones del Estado, son relegadas de las decisiones de la vida pública del país, muchas de ellas son perseguidas, encarceladas por motivos políticos, ejecutadas de manera extrajudicial, reprimidas para acallar su voz de protesta; situación de violencia que comparten con sus compañeros de lucha.
Otras mujeres, aparte de las labores domésticas que realizan en su hogar, tienen que cumplir con dicho trabajo fuera de casa, incluso educar a los hijos de otros, porque los suyos los tiene que dejar bajo llave en su morada para llevarles el pan de cada día. Sin seguridad social, ni el reconocimiento a sus derechos laborales, viven a diario su condición de pobreza.
Las que laboran en el servicio de limpieza en el gobierno de la Ciudad de México y en otros espacios, son contratadas a través del outsourcing, sin derechos a formar un sindicato para exigir sus derechos laborales se someten por necesidad, a las condiciones en las que son empleadas, “sino aceptan pueden dejar el trabajo, al fin que hay muchas personas que ya quisieran tener ese empleo”.
Existen mujeres en situación de calle, que son invisibilizadas, a quienes los gobiernos en turno no les reconocen sus derechos humanos y no aseguran la satisfacción de sus necesidades, muchas de ellas son personas de la tercera edad, que no cuentan con una vivienda digna, seguridad social y que por no ser personas “productivas”, el régimen económico y político las desecha.
Aquellas que se autoemplean o ejercen el trabajo ambulante son criminalizadas por su condición de pobre, asediadas por funcionarios públicos de las diferentes alcaldías o por las corporaciones policías de la Ciudad de México, que les impiden vender sus productos y adquirir un poco de recurso económico para llevarse el pan a la boca.
Las condiciones de vida en las que se encuentra la mujer profesionista, obrera, ama de casa, comerciante, indígena…que labora en la Ciudad de México, expresan la desigualdad económica, política y social, en la que viven los diferentes sectores populares, la cual se origina en la producción de los bienes materiales de existencia. La mujer al ser parte de la clase trabajadora no escapa a la violencia de clase, al igual que el hombre vive la explotación económica y la opresión política que legitima el Estado para mantener sojuzgada a la masa de trabajadores.
La mujer no es parte de un sector aislado del contexto social, se desarrolla en un tiempo y espacio determinado, comparte junto con otros su condición de pobreza y miseria; verla aislada de su contexto social es fomentar un pensamiento reaccionario que anula su participación en los procesos de Emancipación popular.
Es mentira que en el presente sexenio sea tiempo de mujeres, las mujeres de México hemos estado presentes en los procesos de lucha de nuestro pueblo por su liberación, por lo que podemos afirmar que a la silla presidencial no llegamos todas, llegaron las mujeres burguesas, las que han sido beneficiadas con la política de gobierno de la junta administrativa actual.
Las mujeres campesinas, indígenas amas de casa, obreras, estudiantes, profesionistas, comerciantes…no hemos sido escuchadas, ni resueltas nuestras demandas. Contrario a las declaraciones de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México de que escucha a las mujeres, manifestamos que durante el plantón que instalamos a un costado del recinto que alberga su gobierno, no recibimos respuesta alguna sobre la petición planteada, lo que recibimos de su parte fue indiferencia e indolencia, porque conoció nuestras demandas de justicia, verdad, libertad, presentación y el derecho a la protesta y no intervino para ser un enlace con el gobierno federal para que se resolvieran las justas demandas, que planteamos a nivel nacional.
La transformación de las condiciones de vida de la mujer trabajadora va de la mano con la superación de las condiciones de existencia material de la clase trabajadora, porque nos identifica nuestra condición de clase. Somos madres, hijas, esposas, compañeras que a lado de nuestros compañeros exigimos la presentación con vida de los revolucionarios Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, de nuestro compañero Fidencio Gómez Sántiz, de Daniela y Virginia Ortiz Ramírez y de los miles de detenidos desaparecidos del país.
Exigimos la libertad inmediata e incondicional de nuestro compañero Higinio Bustos Navarro, justicia por la ejecución extrajudicial del compañero Gregorio de la Cruz de la Cruz, ejecutado de manera extrajudicial, cese la represión y persecución política en contra de los que integramos el FNLS.
Este 08 de marzo saludamos de manera fraterna y combativa a las compañeras que se mantienen firmes en la lucha por la superación del régimen económico y político que lesiona a la humanidad en su conjunto, solo los esfuerzos unificados de Mujeres y hombres pueden hacer realidad la emancipación de los explotados y oprimidos, ¡A forjar la unidad popular!
Desde nuestros espacios de lucha enviamos saludos fraternos para las compañeras Carmen y Laura Villalba, Francisca Andino, presas políticas por el Estado terrorista paraguayo, Gabriela Gallardo presa política por el gobierno de Ecuador, quienes a pesar de las condiciones carcelarios inhumanas en las que se les intenta someter, su disposición de lucha por la transformación de las condiciones de vida para sus pueblos se mantiene firme.
Fraternal y combativamente:
¡Por la unidad obrera, campesina, indígena y popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo