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CHILE REPRESIVO: DEL FASCISMO AL PROGREFASCISMO...
Miércoles 29 de mayo de 2024, por
CHILE REPRESIVO: DEL FASCISMO AL PROGREFASCISMO
Aclaración Previa
En el caso de Chile, las matanzas y masacres no se iniciaron con el golpe de estado de 1973. La historia tiene registros de a lo menos 26 masacres entre aplastamientos a levantamientos populares y guerras civiles, sin contar el genocidio contra los pueblos originarios, perpetrada por la clase dominante. A esto se sumaron las guerras de expansión territorial hacia el norte contra Perú y Bolivia, hacia el sur contra la Nación Mapuche y hacia a costa mediante la anexión de Rapa Nui. Así se construyó la nación y el estado de Chile sobre la sangre derramada de los pueblos originarios, del proletariado que a los largo de su historia ha luchado por mejores condiciones de vidas y contra el capitalismo y cuya última gran masacre no es aquella de la dictadura de Pinochet sino aquella perpetrada bajo el gobierno de Sebastián Piñera el 2019 conocida como Estallido Social donde más de 40 personas fueron asesinadas, 500 personas fueron víctimas de trauma ocular, dos quedaron ciegas al perder ambos ojos, 800 personas víctimas de la violencia y tortura policial y 600 mujeres víctimas de abusos sexuales por parte de las fuerzas represoras y 2500 personas judicializados o presos políticos. La prisión política, la tortura, la desaparición forzada de personas, el exilio, el trabajo esclavo han sido todas herramientas que han golpeado a los pueblos y a los trabajadores desde el que el tiempo es tiempo.
Pero si las matanzas han ocurrido siempre a lo largo de la historia de Chile y en la historia de resistencia del Wallmapu, ¿Por qué el golpe de estado de 1973 cobra tanta importancia sobre el resto de los hechos dramáticos y genocidas?
Si bien el estado desde su fundación ha tenido un carácter antipopular, anti indígena, supremacista, racista, anti obrero, el golpe de estado da inicio a la refundación del estado burgués e incorpora una nueva definición que antes no tenía. La construcción del Estado desde el triunfo de las fuerzas mercenarias militares fascistas es un Estado Contrainsurgente. Las fuerzas armadas en su conjunto hacen ya bastante habían adoptado a la Doctrina de Seguridad Nacional como su ideología, como su columna vertebral y con ello el modelo militar a seguir eran las fuerzas armadas norteamericana, es decir, convertir a las fuerzas armadas en un cuerpo autónomo, independiente en un partido militar. La refundación del estado, ahora contrainsurgente, se baso en algunos pilares:
1) el aniquilamiento del movimiento popular y revolucionario,
2) la creación de nuevos grupos económicos,
3) el entierro de la vieja idea de un estado de bienestar a la chilena,
4) su reemplazo por un estado subsidiario y el imperio casi absoluto del mercado,
5) una nueva definición del enemigo interno,
6) un nuevo marco jurídico-constitucional también contrainsurgente,
7) un nuevo marco económico donde los trabajadores tienen nulos derechos y donde se busca sepultar el antiguo movimiento sindical esto mediante el Código del Trabajo y de los pilares económicos que sustentan el modelo actual
8) los primeros atisbos de la aplicación del Derecho Penal del Enemigo
9) La coordinación de los organismos de exterminio chileno con los otros del cono sur lo que da paso al Plan Cóndor y a la Operación Colombo. Pero esta coordinación represiva, de mano de la CIA, también se da en el diseño del nuevo modelo económico, Los Chicago Boys tienen tanta relevancia como los cuerpos represivos. Van de la mano. No se pueden entender el uno sin el otro.
10) se busca el desarrollo hacia afuera, su sometimiento a las transnacionales y no hacia adentro.
11) Se avanza en la privatización de gran parte de la industria nacional.
12) es la anticipación del Consenso de Washington
13) Todas estas políticas y lógicas serán continuadas, reforzadas, perfeccionadas y perpetuadas por los gobiernos de la Concertación, de la Nueva Mayoría, de la derecha fascista con Sebastián Piñera y ahora con el gobierno del Frente Amplio y del Partido Comunista de Gabriel Boric. Entonces la dictadura que comienza el 11 de septiembre de 1973 no ha terminado sigo que su “legado” llega hasta hoy, hasta el 2024. Han sido 51 años bajo el mismo régimen, bajo la misma mano de hierro donde 17 años fueron bajo una dictadura militar-burguesa y 34 años bajo gobiernos civiles o bajo la dictadura de la democracia burguesa contrainsgurente.
Como ha sucedido con las matanzas y masacres históricas del pasado anteriores al golpe de estado, los partidos reformistas no dudaron en continuar su acción política dentro de los marcos del derecho burgués, al interior del parlamento, en el ideario de las sucesivas reformas a pesar de las sucesivas matanzas que dieron paso a sucesivos pactos interburgueses para desarrollar el capitalismo dejando cada una de esas matanzas y masacres en la más plena impunidad. Por lo tanto, el manto de la impunidad y de los acuerdos interburgueses de los cuales también participaron los antiguos partidos de izquierda no es algo nuevo. Entonces la transición a la democracia que se dio a fines de los 80s principios de los 90s sigue la lógica de conciliación de clases que históricamente ha impulsado la izquierda reformista en contra de los intereses de los pueblos y de los trabajadores.
El Caso de los 119
Estamos a casi un mes que se conmemore un año más de la Operación Colombo y la publicación del caso de los 119 (15 de junio, 1975). Es el caso que nos recuerda de la cooperación continental más grande y efectiva de terrorismo de estado, de genocidio y de exterminio donde la CIA, la Escuela de las Américas, la aplicación de la Doctrina se Seguridad Nacional, los Conflictos de Baja Intensidad todo por mantener el sistema capitalista intacto y velar por los intereses imperialistas en la región se dio curso. De esa ola de exterminio que asoló América Latina las heridas aún se encuentran abiertas y las imágenes de los registros audiovisuales, de los testimonios y de todo lo que se ha logrado recabar y rescatar nos sigue emocionando, conmoviendo, impactando y indignando. La Operación Colombo fue la articulación de los aparatos de exterminio de Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil. Había que extirpar el cáncer de la revolución y había liquidar la reciente creada Junta de Coordinación Revolucionaria que agrupa a los movimientos armados del Cono Sur. El ejemplo de la lucha armada como método efectivo derivado del triunfo de la Revolución Cubana y de Viet Nam y el desborde de las masas rompiendo con la institucionalidad burguesa, sobrepasándola, desbordándola y creando ese poder temible para los capitalistas, el poder popular. Contra eso se coordinaban los aparatos de exterminio.
En esta operación de exterminio, en el caso de Chile, tuvo gran importancia El Mercurio a través de su vespertino La Segunda que en su portada criminal anunciaba que eran “exterminados como ratas” en relación con los falsos enfrentamientos.
Era la forma de ir justificando las políticas genocidas. La campaña del terror, la guerra psicológica fueron armas fundamentales en las estrategias contrainsurgentes, en la desesperada estrategia de las clases dominantes latinoamericanas y del imperialismo ante el avance popular y el fracaso de su Alianza para el Progreso.
Las dictaduras militares fueron la única respuesta que tuvo el poder para volver todo a fojas cero y perpetuar su poder y sistema.
La gran mayoría de los compañeros y compañeras de los 119 pertenecieron al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, movimiento que impulsó la lucha armada y que integró la Junta de Coordinación Revolucionaria junto a los compañeros del Partido Revolucionario de los Trabajadores - ERP (Argentina), el Ejército de Liberación Nacional (Bolivia), el MLN Tupamaros (Uruguay). El Plan Cóndor que tuvo entre sus objetivos a la JCR logró su desarticulación en 1976.
Los 119 compañeros y compañeros forman parte de los miles de desaparecidos, 90.000, que simbolizan la esperanza de un mundo mejor, de la factibilidad de la revolución, del socialismo, de la necesidad de derrocar al capitalismo y su Estado, sus oligarquías como de la urgencia por vencer en forma definitiva al imperialismo.
Pero como podemos concluir
Pero, ¿de qué sirve recordar si no se contextualiza con el presente?
Hoy en América Latina existen 76 bases militares norteamericanas en América Latina, sino más. La flota del Comando Sur aun surca nuestros mares listos para su intervención militar. Los gobiernos lacayos siguen enviando a efectivos militares a ser entrenados a la Escuela de Panamá, de las Américas. Bachelet bajo su gobierno envió a 200 militares en servicio activo a dicho campo de adoctrinamiento imperialista. Los gobiernos civiles de todo signo político mantienen los tratados de cooperación militar con el imperialismo, firman acuerdos de cooperación con la CIA, el FBI, la DEA, el Mossad y cuanta otra herramienta y agencia de la misma calaña. A pesar del genocidio y golpes de estado perpetrados por los Estados Unidos, los gobiernos latinoamericanos no han roto relaciones con esa potencia, los siguen considerando un ejemplo de democracia y lo que es peor aún han firmado todos los tratados de libre comercio que le han puesto sobre la mesa, tratados extractivistas que ahondan la dependencia económica y la subordinación política. Son los países latinoamericanos a través de sus oligarquías y burguesías lo que se mantienen servilmente en la OEA, en el Fondo Monetario, en el Banco Mundial y en cuanto organismo servil a los intereses imperialistas. Son ellos los que han entendido y practicado la visión estratégica de generar una coordinación continental sin embargo nosotros aún estamos dispersos y divididos sin comprender a cabalidad la importancia del latinoamericanismo, como expresión del internacionalismo revolucionario, como necesidad de articular a todos los pueblos en lucha de este continente.
El mejor homenaje a nuestros compañeros y compañeras caídas en la guerra sucia es precisamente avanzar en la generación de articulaciones continentales de los pueblos, de los revolucionarios. La revolución latinoamericana como parte de la revolución proletaria mundial es una pieza clave. Es nuestro continente, uno de ellos, desde donde se siguen extrayendo las materias primas, los recursos energéticos y de todo tipo que le sirve al primer mundo, al imperialismo para subsistir y financiar sus estados de bienestar. Si existen países desarrollados, industrializados, avanzados es porque existen países colonizados, neocolonizados, sometidos y saqueados.
Los pueblos no podemos renunciar a la revolución, al socialismo, al comunismo revolucionario como única respuesta para nuestras vidas. La clase trabajadora no puede renunciar al desarrollo de su conciencia de clase, a preservar su autonomía e independencia de clase, a agudizar la lucha de clases a avanzar de la lucha económica reivindicativa a la lucha política y a la lucha por la toma del poder.
Así como hoy homenajeamos a los compañeros y compañeras de los 119, a los 90.000 desaparecidos, a los miles de ejecutados políticos, a los miles de guerrilleros heroicos que cayeron en combate como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez entre muchos otros, también dedicamos esta ponencia a los 43 normalistas de Ayotzinapa.
¡En la Era del imperialismo a liberar a todos los pueblos!
Revista América Rebelde