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Por mucho que se intente maquillar la realidad, la desigualdad en México persiste sin ninguna disminución
Lunes 7 de agosto de 2023, por
Ciudad de México, a 07 de agosto de 2023
A la opinión pública
Las recientes cifras del INEGI y las declaraciones del Ejecutivo federal sobre la disminución de la desigualdad en el país, no corresponden a la realidad en la que vivimos, las cifras de pobres y miserables que no están registrados en las estadísticas oficiales viven en la periferia de las grandes ciudades, en colonias populares, barrios y en comunidades campesinas e indígenas alejadas de las grandes urbes en condiciones precarias.
La desigualdad en el país persiste porque la distribución de la riqueza social que generan los trabajadores se da de manera injusta e inhumana, ahí donde se privilegia el interés privado del interés colectivo no se puede hablar de igualdad económica, educativa, social… mucho menos de la disminución de esta, al contrario, la brecha entre los asalariados y los que concentran la riqueza del país es profunda.
La desigualdad inicia en el proceso productivo, en el lugar que ocupa el asalariado en la producción de mercancías, al ser las masas trabajadoras las que producen la riqueza del país, estas deberían de disfrutar de la producción que generan a través de su fuerza de trabajo, lo contradictorio es la situación en la que se encuentran millones de trabajadores, el sueldo que se les retribuye no satisface las necesidades de alimentación, vestido, calzado, mucho menos las necesidades de salud, educación, recreación, cultura, vivienda digna y decorosa, etc.
Las declaraciones sobre la disminución de la desigualdad son palabras huecas que no encuentran respaldo ante la desesperación que existe en los hogares proletarios al no ver resueltas las necesidades apremiantes que todo ser humano debería tener resueltas.
En el ámbito educativo, la reducción de matrículas en universidades públicas deja a un gran número de jóvenes sin la posibilidad de elevar su nivel educativo y cultural, reportes periodísticos señalan que cada año las universidades públicas rechazan aproximadamente a 420 mil jóvenes que presentan examen de admisión.
Política de exclusión que se aplica a nivel nacional y deja sin educación a millones de jóvenes mexicanos, por ejemplo, este año la Universidad Nacional Autónoma de México rechazó a 180 mil 166 jóvenes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que aspiraban a ingresar a una de las licenciaturas que ofrece, por su parte la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla ha negado el ingreso a 45 mil 550 jóvenes con derecho a la educación.
Otro indicador de la desigualdad educativa es el nivel de conocimientos que se imparten en las escuelas donde asisten hijos de campesinos, obreros, jornaleros…el nivel educativo es el de hace 10 años, lo que significa el rezago académico al que se les condena con la imposición de programas de estudio que no cubre la necesidad del desarrollo íntegro del ser humano, otros casos refleja el bajo desarrollo cognitivo de estudiantes de primaria y secundaria; en los estados donde la población es más pobre los estudiantes de primaria muestran un nivel cognitivo de niños de preescolar y los de secundaria cuentan con un nivel de conocimientos de primaria, brecha enorme de desigualdad en el país.
Las cifras que se retoman desde las instituciones gubernamentales pretenden maquillar la situación en la que se encuentran millones de trabajadores del campo y la ciudad, sin un salario digno es difícil que los trabajadores del campo y la ciudad, así como su familia puedan acceder a una vida digna, libre de violencia institucional, ya que desde el momento en que se niegan los espacios para generar ingresos a las familias, al pueblo se le violentan sus derechos humanos y se le niega superar las condiciones de pobreza y miseria.
El aumento al salario mínimo, es un paliativo que no resuelve la situación de las masas trabajadoras, no retribuye la fuerza de trabajo que el obrero, el jornalero agrícola, el profesionista invierte en la producción de bienes y servicios, pretender que con el aumento al salario mínimo la desigualdad ha disminuido, es imaginar que existe el capitalismo con rostro humano.
Otra de las manifestaciones la desigualdad es en la anulación de los derechos humanos y libertades políticas al pueblo, mientras que a éste se le impide organizarse fuera de las estructuras del Estado y emitir opinión sobre la política de gobierno, a la burguesía se le reconoce el derecho a la propiedad privada y la defensa de sus intereses a través de bota policiaco militar y paramilitar.
Es mentira que la desigualdad en el país disminuya, la riqueza generada por el trabajo de los sectores populares queda concentrada en el 1% de la población; ejemplos de desigualdad están a la orden del día, en el ámbito de la impartición de justicia, la impunidad es el medio por el que se protege a los responsables materiales e intelectuales de los crímenes de Estado y de lesa humanidad, al pueblo que denuncia y exige justicia por los detenidos desaparecidos, ejecutados de manera extrajudicial, desplazados de manera forzada se le reprime con la violencia de Estado.
A pesar de la existencia de pruebas documentales o testimoniales sobre la responsabilidad de las estructuras del Estado en el cometido de crímenes de lesa humanidad, no se imparte justicia de manera imparcial y expedita; con el derecho burgués se protege a los personeros del régimen que le sirven para continuar con la política de gobierno diseñada desde los gobiernos priistas.
La única alternativa que tenemos los trabajadores del campo y la ciudad para acabar con la desigualdad en todos sus aspectos es luchar de manera organizada por la superación del régimen económico y político.
Fraternal y combativamente
¡Ser luchador social, no es sinónimo de delincuente!
Comité Nacional “Voces de Libertad y Justicia”