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Brutalidad policíaca expresa la esencia del régimen

Jueves 8 de abril de 2021, por Chiapas

Chiapas, México. 8 de abril de 2021

Al pueblo en general

Brutalidad policíaca expresa la esencia del régimen

Diversos episodios de brutalidad policíaca en nuestro país hemos visto en el último par de años, actos de violencia que no son nuevos sino que se repiten una y otra vez, y esto es porque el papel de las fuerzas policíacas en un régimen de explotación y opresión cómo el que se vive en México, se reduce al control social y reprimir al pueblo organizado y no organizado.

Es falso cuando los altos mandos policíacos, gobiernos estatales y el federal dicen que en ese tipo de casos los elementos de la policía actúan por cuenta propia, que “el abuso de autoridad y el uso excesivo de la fuerza” no está permitido en las instituciones, la verdad es que la realidad indica lo contrario.

Las violaciones a los derechos humanos cometidas por elementos de la policía son parte de su quehacer como fuerza represiva. Si bien desarrollan tareas de “seguridad pública” (patrullajes, retenes, vigilancia para evitar actos antijurídicos), eso sólo es para justificar su existencia y tener cierta legitimidad en la población, sin embargo, su esencia es formar parte de los cuerpos represivos del Estado.

Los uniformados son educados y adiestrados para arremeter en contra de las protestas, para someter a quien haga uso de su derecho a la manifestación. Los elementos policiacos más avanzados son reclutados para tareas de espionaje y contrainsurgencia, otros más pasan a formar parte de escuadrones cómo sucedió en el estado de Veracruz durante el sexenio pasado.

Está documentado que la policía estatal de Veracruz creó unidades que utilizaron tácticas contrainsurgentes para detener desaparecer y matar a personas, sobre todo a jóvenes, caso concreto del grupo llamado “los fieles”. Los familiares y víctimas de ese escuadrón de la muerte denunciaron sus prácticas y actualmente diecinueve agentes de la policía veracruzana están siendo juzgados por desaparición forzada.

Este es sólo un caso de tantos más, ante lo inocultable de este hecho, hubo un manejo mediático que intentó esconder el papel de los mandos policiacos y de los gobiernos estatal y federal como responsables intelectuales de esos crímenes, a la población se le trató de imponer la idea de que los uniformados actuaban de forma autónoma.

Lo real es que el cometido de crímenes de lesa humanidad es planeado por el Estado y ejecutado por sus cuerpos policiacos, militares y paramilitares, no se puede deslindar al gobierno de su responsabilidad en la violencia y las violaciones a los derechos humanos.

Si los policías reprimen es porque tienen órdenes, si son corruptos, si ejercen abuso de autoridad es porque se les permite ya que dentro de sus mandos también se practica. Son contados los casos de policías que han sido castigados por crímenes contra la población, si los hay son elementos de muy bajo rango, mientras que los mandos que de igual manera son señalados e investigados no pisan las cárceles.

Algunos aspectos visibles que demuestra el proceder represivo de la policía contra el pueblo son: su pronta llegada a las manifestaciones para detener las protestas, su participación en el despojo de tierras, la tortura a la que someten los detenidos, el exceso de fuerza que termina en asesinatos.

Ejemplos ilustrativos son: el asesinato de Giovanni a manos de la policía en Guadalajara el año pasado; el asesinato del joven Alexander el 9 de junio del año pasado en el municipio de Oaxaca, la policía le disparó por “confundirlo con un delincuente”; el asesinato de la Salvadoreña Victoria Esperanza hace apenas un mes en Tulum Quintana Roo; el asesinato de un ciudadano guatemalteco en un retén militar en Chiapas el mes pasado, el ataque armado a un grupo de jóvenes por parte de la policía estatal de Guerrero, hecho ocurrido este mes.

Los casos descritos son los que públicamente han tenido más difusión en los medios de comunicación, sin embargo, hay cientos de casos más que no han visto la luz pública, a lo mucho se conocen por su difusión en redes sociales.

La policía no da el mismo trato a los criminales de cuello blanco o a los grandes criminales, por ejemplo, en la detención del hijo del hijo del chapo, la policía no le causó ningún sólo rasguño, caso contrario a las víctimas que arriba mencionamos, en donde la policía no dudó ni un segundo en torturarlos, dispararles, asfixiarlos y asesinarlos.

Es el pueblo el que padece las nefastas prácticas policiacas, porque esta institución está encargada de esparcir la violencia para la imposición de los intereses empresariales. El común denominador de las víctimas es que son trabajadores, campesinos, migrantes, personas que forman parte de los explotados y oprimidos.

En una encuesta realizada por El Financiero arrojó como resultado que el 76 por ciento de los mexicanos desconfía de la policía y el 80 por ciento piensa que es común que cometan abusos, esta cifra reafirma que la policía se mantiene en las calles de forma coercitiva y con el riesgo latente de que cometen cualquier abuso, extorsión, violaciones a los derechos humanos y crímenes.

La indignación no se hace esperar cuando se conoce este tipo de hechos, esta debe convertirse en organización y lucha combativa para enfrentar la violencia de clase, en el entendido de que para acabar con esta se necesita acabar con la causa, por tanto, sólo tumbando la estructura del régimen de explotación y opresión podrá ser posible detener tanto oprobio contra el pueblo trabajador, mientras tanto nos queda fortalecer la organización, no dejar de protestar y luchar contra la represión, por justicia y el castigo a los criminales de Estado.

¡Por la unidad obrero, campesino, indígena y popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo

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