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¡Pueblo Unido!

Domingo 24 de marzo de 2019, por Chiapas

El neoliberalismo no se puede acabar por decreto, sus consecuencias perniciosas contra el pueblo no terminan mientras continúe el capitalismo como sistema dominante en el mundo. Las diferentes políticas impulsadas desde el Estado, por muy bienintencionadas que sean, no se desprenden de la defensa de la propiedad privada y de la lógica de saqueo y dominio.

Diario nos levantamos en la misma realidad, vivimos acostumbrados a la desigualdad, sin embargo, por las condiciones cada vez más graves que vivimos esa realidad nos golpea con mayor fuerza y hace que por momentos levantemos la cabeza y nos demos cuenta de la desigualdad y la injusticia que padecemos.
El problema se haya en la raíz que origina la desigualdad, que los medios que producen la riqueza como fábricas y grandes extensiones de tierra cultivables son propiedad de unos cuantos individuos. Mientras esto exista toda política o cambio impulsado por el gobierno terminará a corto, mediano o largo plazo beneficiando a los grandes empresarios y asegurando el saqueo del pueblo.

En la actualidad padecemos sobre nuestras espaldas una crisis estructural capitalista que afecta, sobre todo, a los trabajadores del campo y la ciudad, nosotros somos los que pagamos los costos para que los empresarios no pierdan las gigantescas ganancias que obtienen producto de nuestro trabajo.
Esta es la verdadera causa de que no podamos encontrar empleos dignos, que el precio de los productos suba cada día más, que el salario nos alcance para menos y tengamos que hacer hasta el último esfuerzo para poder cubrir nuestras necesidades básicas.

Al mismo tiempo se intensifica la descomposición en nuestras comunidades y barrios, crece la envidia, la avaricia, el individualismo, se fomenta la competencia voraz y caníbal, se adora al dinero por encima de lo humano y crece en los desposeídos el pensamiento de explotador, es cosa de todos los días la prostitución, drogadicción, alcoholismo y robo que beneficia a los grandes grupos de poder.
Por causa de esta crisis el Estado mexicano impone políticas para dar un impulso industria al sureste mexicano, sin embargo todo proceso de industrialización bajo la lógica capitalista representa un gran negocio para los grandes empresarios nacionales y extranjeros, y peores condiciones de vida para los trabajadores.

Con esto pueden continuar con el saqueo de nuestros recursos naturales y nuestro patrimonio, seguir usándonos como mano de obra barata. Podremos tener una aparente estabilidad, por recibir un “dinerito”, por tener una “oportunidad”, pero al final del día los grandes consorcios empresariales continúan imponiendo el precio de nuestros productos y las mercancías siguen existiendo en función de la ganancia y no de las necesidades del pueblo.

Lo único que provoca la constante interferencia empresarial en el gobierno y su dominio económico sobre la sociedad es mayor miseria, pobreza, desigualdad, injusticia y despojo. Mientras persista el dominio del interés privado seguirán negándonos un futuro digno para nuestros hijos y la cancelación de nuestros derechos más básicos como la salud, la educación y el trabajo digno.

No hay garantía del respeto de los intereses del pueblo trabajador mientras se continúe defendiendo y beneficiando al interés privado, porque la historia enseña que el único que puede hacer valer los intereses y necesidades de los explotados y oprimidos es el pueblo organizado de forma independiente y con claridad sobre sus objetivos, que luche contra el origen de la desigualdad que es el capitalismo y que tenga como objetivo para su futuro la construcción de una nueva sociedad donde la producción esté al servicio de las necesidades de los desposeídos.

Los mexicanos tenemos una histórica tradición de lucha, y es natural que el pueblo salga a las calles a movilizarse y organizarse. Cuando hacemos uso legítimo de este derecho la respuesta de los diferentes niveles de gobierno es el incremento de la violencia institucional, la represión y el terrorismo de Estado que desangra al pueblo.
Sólo el que no quiere darse cuanta o no quiere a su pueblo niega un hecho evidente: el régimen capitalista aún existe y no representa a los trabajadores del campo y de la ciudad, la raíz de la desigualdad continúa y nuestro papel no puede ser de entes pasivos o espectadores, esperanzados en una transformación que no contempla la acción organizada e independiente de las masas combativas.

¿Qué hacer ante tal panorama? ¿Cuál es nuestra responsabilidad como sujetos conscientes? Como trabajadores del campo y la ciudad es necesario organizarnos para mejorar nuestras condiciones de vida y detener la violencia del régimen, por el futuro de nuestros hijos y para defender los derechos que nos son negados.
Nuestra lucha debe ser ajena a toda medida de control gubernamental, para que sea el pueblo organizado y consciente el que decida su futuro.

Si nuestro esfuerzo es sincero y realmente busca cambiar las condiciones de vida del pueblo la lucha debe ser popular, combativa e independiente.

► Independientes de su política: de su forma de hacer política, de la forma corrupta y vil de tratar al pueblo, de sus órganos de administración o sus condiciones burocráticas, alejada del engaño y las falsas promesas.
► Independientes económicamente: de sus recursos que nos condicionan, nos controlan y nos corrompen, con los que juegan con nuestra miseria y nos arrebatan nuestra dignidad, los beneficios que consigamos deben ser fruto de la lucha consciente del pueblo para tener mejores condiciones de organizarnos y no como instrumentos de control.
► Independientes en lo ideológico: de su pensamiento que nos divide y nos hace pelear entre hermanos de clase, que lo único que busca es el interés personal o de un grupo y no el interés de todo el pueblo en lucha.

Toda organización sincera que defiende los intereses del pueblo debe sujetarse a principios políticos irrenunciables, valores que deben guiar nuestra práctica política. Estos principios son parte de la conciencia de la clase trabajadora:
•Solidaridad incondicional: hacia nuestros hermanos de lucha y causas justa del pueblo.
•Colectivismo: principio para enfrentar nuestros problemas de manera unida, luchando hombro con hombro de cada compañero y organización.
•Honestidad política y personal: que nuestras relaciones sean transparentes, fraternas y de camaradería.
• Congruencia política: sin ésta la lucha se estanca y desvía. Práctica que debe ser cotidiana entre lo que se dice y se hace.
• Anticapitalista y antimperialista: por representar el peor enemigo de la humanidad.
• Crítica y la autocrítica: método para descubrir y resolver los errores y problemas que enfrentamos.
• Respeto político: que nos permita escuchar y decidir colectivamente.
• Combatividad: disposición permanente por impulsar y desarrollar la lucha y la organización de nuestro pueblo.

Al mismo tiempo debemos tener un programa de lucha el cual nos permita resolver las necesidades inmediatas, con el objetivo de cambiar de raíz esta sociedad que se encuentra en la putrefacción capitalista.

Es con la unidad como clase trabajadora como podremos construir una nueva sociedad alejada del interés mercantil en dónde todo se vende y se compra.
Es el pueblo organizado bajo sus propios esfuerzos con un carácter independiente y combativo quien conquistará los derechos que le son arrebatados al pueblo.

¡Por la unidad obrero, campesino, indígena y popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS

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