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Testimonio del compañero Antonio Rodríguez Gómez del Ejido Las Perlas, por agresión, tortura y amenazas de muerte el día 04 de diciembre en el municipio de Altamirano, Chiapas, por agentes del Estado

Domingo 8 de diciembre de 2024, por Chiapas

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas a 08 de diciembre de 2024

Testimonio del compañero Antonio Rodríguez Gómez del Ejido Las Perlas, por agresión, tortura y amenazas de muerte el día 04 de diciembre en el municipio de Altamirano, Chiapas, por agentes del Estado

Mi nombre es Antonio Rodríguez Gómez, indígena Tseltal de 64 años de edad, habitante del Ejido Las Perlas, municipio de Altamirano, Chiapas. Soy integrante del Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS) y como campesino pobre luchamos, defendemos y trabajamos la tierra desde fines de los años 80 e inicios de los 90 del siglo pasado bajo los principios del movimiento popular independiente.

Quiero ofrecer mi testimonio a la opinión pública, al pueblo de Altamirano, a mis compañeros del FNLS y a las organizaciones populares y solidarias qué fue lo que el miércoles 04 de diciembre nos sucedió a tres compañeros del Ejido Las Perlas a la altura del panteón de la cabecera municipal de Altamirano, Chiapas, cuando nos dirigíamos para ir a alcanzar a dos compañeras que desde la mañana fueron a vender en el tianguis que se coloca a una cuadra de la cabecera de este municipio, donde fuimos víctimas de agresión, detención y tortura por agentes de Estado.

El día miércoles 04 de diciembre salimos desde la mañana para dejar a dos compañeras en el tianguis del municipio para que vendan sus productos. Por ejemplo, plátanos, huevos de rancho, verduras, frijol, yuca, es decir, el poco excedente que producimos en el campo.

Esta mañana nos trasladamos de Las Perlas hacia la cabecera municipal de Altamirano en la Nissan de una cabina color blanco, la carcacha que tenemos y la manejó mi hijo José Antonio Rodríguez Gómez de 37 años de edad. Con las compañeras acordamos que la teníamos que ir a traer de vuelta, por eso es que a las 11:30 de la mañana salimos de Las Perlas con destino a la cabecera, A esta hora nos acompañaron dos de mis nietas, Roxana Rodríguez Gómez de 4 años y Yeni Rodríguez Gómez de 3 años. Casi nunca me dejan, así son el resto de mis otros nietos pequeños, están acostumbrados conmigo.

Aproximadamente las 11:50 de la mañana llegamos a la altura del panteón municipal, allí nos marcaron el alto alrededor de 15 sujetos encapuchados con armas largas. Era un retén y en el lugar había una camioneta color negro doble cabina y un coche color negro.

Cuando nos acercamos nos preguntaron que de dónde somos, sin temor alguno les contestamos que de Las Perlas.

Nos pidieron que nos esperáramos y apagáramos el carro. Tomó fotos de la placa delantera y después la placa trasera. Vimos que informó vía telefónica de nuestra presencia y nos vuelve a decir que apagáramos el carro. Vi que nos alcanzó el compañero Domingo Gómez Rodríguez de 20 años quien se trasladaba en su motocicleta color negro. También le hicieron la parada y le preguntaron de dónde era, les respondió que de aquí de una comunidad cercana y le vuelven a preguntar que dijera de dónde es, les dijo que de Las Perlas y que también se esperara. Escuché todo porque estaba justo detrás de nosotros.

En menos de 5 minutos llegaron dos camionetas blancas, doble cabina, uno que se atravesó frente a nuestra Nissan, de esta camioneta descendió Alejandro de la Cruz, alias “El Chicle” quien se dirigió a su gente en un tono alto. Él no estaba encapuchado, solo los demás.

Este Alejandro le preguntó a su gente que si era el carro que viene de Las Perlas, le contestaron que sí y él respondió, “qué pasó pues, métanlo al centro”. Pero quedaron esperando, y su gente comenzó a golpear el cofre de la Nissan, después se acercaron a golpear el parabrisa y ordenó, “bajen al chofer”.

A mí me preguntaron si era de la organización, que si soy del Frente. Le dije que sí. ¿Ustedes son los que se ponen a hacer sus actividades (volanteos carreteros) en Las Perlas? Le dije que sí. Para que mentir, le dije. Me apuntó con una pistola. Me dijo: “te voy a matar de una vez aquí”. Le dije que lo haga de una vez. Dice, “ustedes son los que dañaron carros estos días”. Le pregunté qué carros. Me dijo, la de las empresas.

Allí me comenzó a pegar, me patearon. A mí me dieron un tablazo en la pierna. Me dieron un culetazo con la pistola, me tenían apuntado en la cabeza con un arma mientras comenzaban a golpear a los demás.

Las niñas comenzaron a llorar. Una de ellas dijo, abuelito, ¿te está pegando el soldado? Le dije, cálmate, no llores. Comenzaron a revisar el carro y a mi nieta Yeni la sacaron de la cabina y la aventaron detrás de la parte trasera de la camioneta junto a Roxana.

Sacaron todas mis cosas, mi maleta. Se llevaron mi credencial de elector, mi INE, los papeles del carro y 5 mil 700 en efectivo de cooperación de la gente para la compra de velas y otras cosas para las celebraciones del 12 de diciembre. Ya no pudimos comprar porque ya no nos permitieron ingresar a la cabecera municipal, ni alcanzar a las compañeras.

Yo vi cuando mi hijo José Antonio lo golpeaban. Los hombres de Alejandro lo bajaron del carro, lo tiraron al piso, lo jalaron hacia la banqueta, lo pusieron boca abajo mientras lo golpeaban con una tabla en la espalda y glúteos, a la vez que otros le pateaban todo el cuerpo. Ese Alejandro lo levantó y lo tomó del cuello de la camisa, le apuntó con la pistola en el cuello y justo en ese momento le tomaban fotos.

Al compañero Domingo vi como lo golpeaban, todavía decían, denle más a esos porque están más jóvenes. A él le quitaron el celular. El compañero lo bajaron por la fuerza, le dieron un coletazo con esa arma larga en la cobeza, lo tiraron al piso con todo y moto. Allí es donde lo comienzan a golpear más. Me dijo que le dieron tres culetazos y si tiene la herida, le apuntaban con un arma larga. Dijeron, golpeen más a ese cabrón. Lo comenzaron a tablear. De los golpes no recuerdo bien ni vi cuántos de ellos me golpeaban.

Domingo es uno de los que más lo golpearon, se le ve luego los moretones en su trasero, en la cara y cabeza.

Nos dejaron ir después de la detención y tortura, porque es tortura. Mientras intentaba limpiar un poco el carro y quitar los cristales del asiento, me dieron un tablazo a la altura de las costillas, me volví a caer al suelo. Me levanté. Cerré la puerta y comenzaron a patear la puerta del carro. Mi hijo José Antonio arrancó el carro y avanzó unos metros intentando ingresar a la cabecera municipal, pero ellos arrancaron sus camionetas y volvieron a cerrarnos el paso. Otra vez este Alejandro, por qué vuelves a venir aquí.

Inmediatamente introdujo el cañón de un arma larga para apuntarme a la cabeza. Regrésate dijo, no te mato acá solo porque están las niñas.

Dimos reversa, el compañero Domingo avanzó primero, ya no pudimos alcanzar a las compañeras y menos realizar las compras. Nos quedamos con la preocupación, pero las compañeras lograron encontrar transporte y llegar a la comunidad y ya se habían enterado.

La cabecera del municipio de Altamirano no es grande, es un pueblo pequeño, la gente se entera rápido de lo que ocurre. También la gente de Altamirano sabe que Alejandro no es originario de este municipio, hasta hace poco es que se comenzó a saber de él cuando apareció de la nada Pueblos Autónomos para la Protección de los Indígenas de Chiapas (PAPICH). Lo han visto en las calles de la cabecera municipal portando armas de alto calibre, por eso la gente le tiene miedo porque ellos han cometido crímenes que nadie denuncia por temor y las autoridades lo saben, de hecho, parece que ellos son las autoridades.

Después de que nos detuvieron, nos torturaron y nos amenazaron de muerte. Todavía alcancé a escuchar que le entraban llamadas al teléfono de mi hijo José Antonio, ya no pudo contestar, ya no me fijé bien quién contestó.

Le gente se dio cuenta de lo que nos pasó porque es a plena luz del día y transitaban varios carros en ese tramo carretero, los integrantes del PAPICH daban paso con señal. Unas horas después quitaron ese retén y después se puso el ejército y patrulló las calles de Altamirano y los PAPICH andaban libremente en algunas motocicletas por el centro.

El ejército tiene un cuartel ahí en la orilla de Altamirano, por la salida que va hacia Comitán y a pesar de que saben de los actos criminales de Alejandro, lo protegen. Por eso la gente no dice nada, tiene miedo porque parece que son las mismas autoridades los que están medidos.

Ahora la realizamos nuestra denuncia, pero es difícil que el gobierno haga justicia. Nunca hace justicia porque lo que quiere es acabarnos como Frente, por eso hablan mal de nosotros, pero son los mismos policías, son gente de gobierno.

Atentamente
Antonio Rodríguez Gómez
Habitante de Las Perlas e integrante del Frente Nacional de Lucha por el Socialismo

Fotos de nuestros compañeros víctimas a mínutos de la agresión

José Antonio Rodríguez

Domíngo Rodríguez

Dos dias después

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