LETRA SINDICAL: VIOLENCIA INSTITUCIONAL Y PARAMILITARISMO

LETRA SINDICAL
Abril 2024

VIOLENCIA INSTITUCIONAL Y
PARAMILITARISMO

La mayoría de los municipios de Chiapas están asediados por el paramilitarismo que impulsa el gobierno del estado, una forma de las medidas contrainsurgentes contra el pueblo organizado y no organizado, donde queda de manifiesto uno de los usos que tiene la corporativización del pueblo del campo y la ciudad, porque la supuesta base social de la delincuencia organizada en realidad son organizaciones clientelares que ahora se encargan de ejercer la violencia contra el pueblo y de diseminar la descomposición social.

En el actual contexto electoral, este fenómeno refleja el carácter violento con la cual pretenden dirimir las contradicciones de los grupos de poder económico y político en Chiapas en torno a quien ocupará la silla presidencial y la titularidad del ejecutivo estatal, contradicción que se encarna en los variopintos grupos paramilitares, ya sean siglas de la delincuencia organizada o supuestas “organizaciones sociales”.

El contexto sociopolítico en Chiapas es convulso, característica marcada por la violencia institucional imparable en diferentes regiones de la entidad, allí donde las contradicciones afloran aumentan los índices de violencia, con reclamos hacia los distintos funcionarios en el gobierno estatal y los intereses económicos y políticos que representan.

El fenómeno del narcotráfico y la delincuencia organizada que hoy se proyecta desde los medios de comunicación, emana del Estado como táctica contrainsurgente para cerrar el paso a la lucha popular e independiente, fenómeno con el que se justifica la violencia contra el pueblo y para enmascarar las contradicciones entre los grupos de poder.

En Chiapas, además de las distintas siglas delincuenciales, también comienzan a adquirir relevancia algunos grupos paramilitares con rostro de organización social, ambos desarrollan la misma práctica cuando se trata de ejercer la violencia contra el pueblo, no se trata de ninguna coincidencia que estos grupos paramilitares puedan realizar sus actos violentos y delictivos a plena luz del día y en las cercanías de la presencia policíaca o militar.

Los paramilitares de fachada de organización social hablan en nombre del pueblo y se muestran serviciales a la hora de resolver sus necesidades económicas, está es una forma de practicar la contrainsurgencia, como una maniobra para penetrar en distintas regiones con el fin destruir la organización independiente de los pueblos.

Desde este mecanismo de control social se impulsa el proyecto de corporativización de los distintos grupos de poder político, los partidos políticos crecen allí donde tienen presencia este tipo de sujetos, una forma por la cual se pretende forzar al pueblo al voto.

Coyuntura electoral y violencia institucional es un binomio ignominioso para el pueblo organizado y no organizado, debido a que el paramilitarismo es una pieza del engranaje criminal del Estado policíaco militar cuando se trata de garantizar intereses de grupo, al mismo tiempo que intenta frenar el desarrollo de la lucha popular independiente.

Hoy quienes se dicen organizaciones sociales como Pueblos Autónomos para la Protección de los Pueblos Indígenas (PAPICH), la Coordinadora de Organizaciones por el Medio Ambiente por un Chiapas Mejor (COMACH), Los Petules, la Organización de Cafeticultores de Ocosingo, son grupos paramilitares, actúan con el amparo de la legalidad burguesa y complicidad gubernamental.

Más que organizaciones sociales son la punta de lanza contrainsurgente, son el mecanismo criminal de la violencia institucional, es política de gobierno cuya finalidad es mediatizar y asestar golpes al pueblo organizado de manera independiente en medio del ambiente electorero.

La organización popular independiente va más allá de toda coyuntura electoral, su práctica política está fuera de toda lógica corporativizante o forma gubernamental de hacer política; la lucha es contra la explotación y opresión capitalista.

La entidad chiapaneca vive bajo el asedio paramilitar, política gubernamental que alberga la necesidad de los grupos de poder económico y político para garantizar sus intereses, al mismo tiempo que es la justificante para intensificar la militarización, un hecho que a estas alturas de los acontecimientos político económicos del país es una realidad inocultable.

Los crímenes de lesa humanidad crecieron, producto de la política de paramilitarismo que desarrolla el gobierno de Morena representado por Rutilio Escandón Cadenas, las voces de familiares de las víctimas expresan la indolencia y la perversidad del actuar de la Fiscalía General del Estado al obstaculizar protocolos y entorpecer la lucha por justicia y verdad.

La realidad misma se encarga de desnudar los mezquinos intereses de quienes se presentan como organizaciones populares, por la vía de los hechos brotan los efectos de su labor contrainsurgente, el pueblo mismo se encarga de evidenciar sus fechorías, aunado a este fenómeno es el mutismo o la actitud demagógica de las autoridades estatales y federales, hecho que prueba sin lugar a dudas su complicidad o en su defecto la omisión y aquiescencia.

Es menester de toda organización popular independiente denunciar el actuar perverso, criminal y contrainsurgente de los grupos paramilitares, porque su la labor es inherente a la política gubernamental que justifica la militarización en detrimento de las libertades y derechos del pueblo.

La consigna que debe resonar en el pueblo es el de ¡desarticulación de los grupos paramilitares! Y ¡Cese a la violencia gubernamental! Ya que no se trata de la lucha por las plazas, sino de violencia de clase y de contradicciones interburguesas que se dirimen de manera violenta.

¡Por una educación científica, gratuita, laica y
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Colectivo Magisterial Democrático
Independiente

Abril de 2024