Ya llegó la primavera
por Guniara.
Humberto, camarada
no te dejaron ver la primavera.
Sus cantos, sus flores,
sus carrizos que nacen.
Humberto, niño nuestro,
pueblo nuestro,
futuro nuestro.
La tierra ahora ya es tuya,
tu eres de ella,
porque, al final,
siempre ha sido de quien la trabaja.
El sol que nace del equinoccio
se detiene en su cenit
y deja escurrir un rayo
de sí sobre el ejido
que te vio nacer.
Ese rayo es cálido,
rojo, furico.
Ese rayo da vida a la flor, (…)
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