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Análisis. El animalismo como instrumento para desviar la lucha del pueblo
Domingo 26 de enero de 2025, por
Michoacán, a 26 de enero de 2025
Es preocupante como en los últimos años han surgido movimientos por la defensa de los “derechos” de los animales y posiciones animalistas que impulsan desde la apertura de refugios, colectas de alimentos e incluso llegan a organizar marchas y protestas para exigir al Estado crear leyes en beneficio de los animales. Sin menospreciar todo sentimiento humano o buena intensión sobre el respeto a la vida, es necesario decir que a través de este discurso se pretende rebajar la condición humana al grado que se antepone el bienestar del animal sobre los derechos de las personas.
El animalismo urge en siglo XIX como una forma de socialismo burgués que, como lo denuncia Carlos Marx en el Manifiesto del Partido Comunista, busca perpetuar las condiciones de explotación, opresión y miseria, citando la obra revolucionaria: “Cuando invita al proletariado a llevar a la práctica su sistema y entrar a una nueva Jerusalén, no hace otra cosa que inducirle a continuar la sociedad actual, pero despojándose de la concepción odiosa que se ha formado de ella.”
Habiendo sido refutada hace años atrás, el animalismo es retomada por los ideólogos de la burguesía para desviar la lucha por la transformación de las condiciones de vida de los oprimidos y explotados, limitándose a la aprobación de leyes y reformas que no cambian el sistema político-económico, sino para “… reducirle a la burguesía los gastos que requiere su dominio…” (Manifiesto del Partido Comunista), en otras palabras, desvía la mirada del pueblo hacia objetivos e intereses ajenos a los de su propia clase social.
Para la burguesía y su Estado, promover el animalismo le es redituable para ocultar el verdadero rostro represivo y violento del régimen. A ello obedece que desde la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Michoacán se impulsen actividades en beneficio de los animales o se dé mayor celeridad a casos de “violencia animal” cuando existen expedientes sobre detenciones arbitrarias, tortura, desapariciones forzadas y demás violaciones a los derechos humanos acumulados y sobre los que no existe todavía una recomendación.
En México cerca de 46.8 millones de personas viven en condiciones de pobreza, lo que nos coloca dentro de los cuatro países de América Latina con mayor pobreza; más de 50 millones no pueden acceder a los servicios de salud y los hospitales públicos enfrentan severas carencias; a la niñez y la juventud se le niega el derecho a la educación; la violencia e inseguridad aumentan dejando desgarradoras historias donde la impunidad es el principal antagonista; entre otras cifras que nos obligan a preguntarnos ¿acaso estos no son motivos para indignarse?
Llamar a la movilización por la defensa de los animales, pero no indignarse ante la violencia de Estado, los crímenes de lesa humanidad, las muertes por enfermedades curables, la anulación de derechos humanos y constitucionales, etc.; confirma el grado de deshumanización y enajenación con nuestros propios hermanos de clase.
Por lo antes expuesto, la adición al artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual establece la obligación del Estado para “… garantizar la protección, el trato adecuado, la conservación y el cuidado de los animales…”, significa una aberración jurídica, pues ya no se ve a la persona como un ser humano, como un sujeto de derecho, lugar que se le pretende dar a los animales rebajando a la persona. Este es el mentado humanismo que profesa el “Segundo Piso de la 4T” y que tiene como origen la Agenda 2030.
Para que el hombre (como ser genérico) pueda alcanzar un verdadero humanismo, primero deben ser abolidas las condiciones que lo deshumanizan, o sea, debe luchar por la transformación radical de la sociedad que lo explota y oprime, la sociedad capitalista. Liberándose de las cadenas que lo mantienen bajo una barbarie, podrá valorar la vida en general.
Por tal motivo es que las banderas de lucha que deben de permanecer en alto son aquellas que pugnan por mejores condiciones de vida para el pueblo, aquellas que exigen fin a la violencia de Estado, las que demandan justicia, las que reclaman los legítimos derechos del pueblo, entre otras que llaman a organizarse para la transformación de la realidad, a la lucha por el socialismo.
Atentamente:
¡Por la Unidad Obrera, Campesina, Indígena y Popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS