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Sobre la violencia paramilitar en las comunidades indígenas del estado de Michoacán
Jueves 3 de julio de 2025, por
Michoacán, a 3 de julio de 2024
A los medios de comunicación
A la opinión pública
El enfrentamiento sostenido entre miembros del “crimen organizado” con integrantes de la Guardia Comunal de la comunidad indígena de Cherán el pasado 2 de julio del presente, expone una realidad que ha sido denunciada reiteradamente: la existencia de grupos paramilitares en las regiones de las comunidades indígenas.
Se trata de la expansión de la violencia de Estado que se objetiva en el uso de los grupos paramilitares o de la “delincuencia organizada” para ejecutar el terrorismo de Estado en las comunidades indígenas, pues ahí donde han llegado, se intensifican las desapariciones forzadas, las incursiones y agresiones armadas, los asesinatos, el desplazamiento forzado y la imposición de toques de queda para sembrar el terror en la población.
Tras la existencia de los grupos de la “delincuencia organizada” existe toda una cadena de mando y complicidad que conducen hacia las estructuras de la cúpula política y militar, esto se ha demostrado en diferentes ocasiones donde políticos de oficio y oficiales de alto mando castrense tienen “relación” con x o y siglas. Por otro lado, en medida que la droga circula como una mercancía más en la esfera capitalista y aporta millonarias ganancias, las luchas por las “plazas” representan reacomodos y reparticiones dentro de este mercado negro e ilegal.
Que todo esto acontezca frecuentemente e inclusive a la luz del día, indica que tales grupos gozan de la aquiescencia del Estado, quien es dolosamente omiso para más tarde justificar la presencia militar y la imposición de cuarteles en las comunidades indígenas, además, ahí donde existe mayor presencia militar, se intensifican las graves violaciones a los derechos humanos, desapariciones forzadas y torturas. De aquí que se configura un aparato de contrainsurgencia y represión (oficial y no oficial) contra los pueblos que luchan por la defensa de sus recursos naturales, territorios y derechos.
Así se explica el por qué los grupos paramilitares incursionan y tratan de asentarte en las regiones de la meseta purépecha principalmente para infundir el terror y someter a los pueblos bajo la descomposición social. En el caso de la región de los pueblos de la costa como Santa María Ostula, el paramilitarismo es utilizado como brazo armado del capitalista para intentar facilitar el despojo de los recursos mineros que se encuentran en tierras comunales.
Esta condición no es exclusiva de las comunidades indígenas, es una realidad que vivimos en casi todo el territorio nacional, por poner un ejemplo, el asedio paramilitar impuesto a las localidades del municipio de Coyuca de Catalán, Guerrero, donde los “carteles” han disparado contra casas, derribaron las torres de telefonía y electricidad para mantener a los pueblos incomunicados y lanzan drones con explosivos. La motivación de ello es conducir a las localidades campesinas al desplazamiento forzado para despojarlas de las tierras, mismas que los campesinos han defendido durante décadas. Pese a la presencia militar en la región y los llamados al gobierno federal y estatal de Guerrero, la violencia no cesa y los grupos paramilitares actúan con total impunidad.
Otro caso son las agresiones del grupo paramilitar “Los Petules” contras nuestros compañeros de las comunidades de Río Florido y El Carrizal en Chiapas, donde han ejecutado ejecuciones extrajudiciales como la de Hector Sántiz Lopez y Humberto Morales Sántiz, se suma a ello diversos momentos de intentos de incursión, quema de cultivos, disparos contra las casas, detenciones ilegales y amenazas. Todo esto bajo la aquiescencia de diferentes gobiernos chiapanecos.
En conclusión, la violencia paramilitar no está desligada de las estructuras policiacas, militares y del Estado burgués, es decir, es violencia de Estado con esencia de clase. Por ello es válido que las comunidades indígenas y campesinas recurran al ejercicio del derecho a la legítima defensa, sin embargo, esta debe de emanar del mismo pueblo y de forma independiente del aparato represivo del Estado.
Así mismo se debe entender que la violencia es ejercida tanto hacia las comunidades, pueblos, colonias y sectores populares, donde las víctimas siempre son obreros, campesinos, jóvenes, mujeres, niños y demás sectores que formamos parte de las clases explotadas y oprimidas. Ante la violencia de clase, la unidad del pueblo.
Desde nuestro Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS) condenamos la agresión paramilitar hacia la comunidad de Cherán y enviamos nuestro pésame a los comuneros y familiares de los caídos en la defensa del pueblo.
Atentamente:
¡Por la Unidad Obrera, Campesina, Indígena y Popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS