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PONENCIA: OCTUBRE, 528 AÑOS DE RESISTENCIA INDÍGENA Y POPULAR

Sábado 10 de octubre de 2020, por Michoacán

OCTUBRE, 528 AÑOS DE RESISTENCIA INDÍGENA Y POPULAR

El tema de la presente conferencia versará en torno a los 528 años de lucha y resistencia popular que ha sostenido el pueblo mexicano desde la conquista de los pueblos originarios por parte de la corona despótica española de aquella época, esto en el marco del 12 de octubre, donde desde lo oficial se conmemora el “día de la raza”, pero desde las comunidades, pueblos, colonias, organizaciones populares, el pueblo en sí, repudiamos la conquista con acciones de protesta.

Las tesis que aquí se expondrán son producto de la abstracción histórica de los procesos de lucha y resistencia del pueblo mexicano desde que fue sometido por la corona española en el comienzo del Siglo XVI, hasta la actualidad, se abordará el tema de manera general haciendo referencia al pueblo en el entendido que somos el conjunto de explotados y oprimidos de la sociedad mexicana quienes lo conformamos, en donde estamos incluidos los indígenas, como parte de ese conglomerado de oprimidos y explotados.

Es necesario remitirnos al pasado y precisar que la conquista de los pueblos originarios se produjo en un contexto histórico concreto externo e interno, en lo interno marcado por una férrea lucha entre las ciudades Estado que existían a la llegada de los conquistadores, es decir, la lucha entre Aztecas y Purépechas, Aztecas y Tlaxcaltecas…etc., una lucha por imponer cada cual su voluntad y en consecuencia su hegemonía; en lo externo, la expansión de las rutas del comercio y la conquista de nuevos territorios por parte las coronas Europeas, estos factores, pero sobre todo el desigual desarrollo de las fuerzas productivas de los pueblos originarios con respecto a los conquistadores, permitió que la conquista se consumara hace 528 años.

Es de destacar que a partir de entonces se inicia una lucha de clases entre conquistadores y conquistados, por un lado los conquistadores imponiendo a sangre y fuego sus concepciones, económicas políticas, ideológicas, espirituales y culturales; mientras que por el otro, los conquistados tratando de preservar su cultura, tradiciones, costumbres y organización socioeconómica, por ejemplo, preservar y alabar a sus dioses practicar su religión politeísta, rendir culto al dios del fuego, de la lluvia, de la fertilidad, de la guerra, etcétera, o seguir practicando el intercambio de bienes materiales, a través del tianguis, trueque y mercados ambulantes en las plazas públicas como era una costumbre y parte de su cultura de los pueblos originarios, y como sigue siendo una costumbre de nosotros los descendientes de esos pueblos.

Durante el periodo que duró la corona española se produjeron más de trescientas rebeliones armadas en todo lo que hoy es México, esto habla del espíritu de lucha y combatividad de nuestro pueblo, de lo indómito que ha sido para con la opresión política y explotación económica.

Agregando que si bien es cierto la conquista se produjo de manera relativamente rápida sobre aquellas ciudades Estado más representativas, en el resto de los medianos y pequeños pueblos originarios les tardó décadas en consumar la conquista y cuantiosas derrotas tácticas infringidas por aquellos dignos valientes que prefirieron morir luchando antes que vivir de rodillas, por ejemplo, el gran guerrero purépecha Timas, que junto a un pequeño ejército y en condiciones muy desventajosas ofreció tenaz resistencia ante la conquista, para finalmente derramar su sangre en pos de la libertad, no sin antes causar numerosas bajas al ejército conquistador en heroicas batallas que se extendieron desde la región del lago de Zirahuén, hasta la sierra de la meseta purépecha.

Posterior al periodo histórico conocido como La Corona, y una vez consumada la independencia, la situación económica, social y política no cambió mucho para los oprimidos y explotados, hubo un cambio, cierto, cambio en tanto que se adquirió la independencia con respecto a la corona española, pero persistió con otras características la opresión política y explotación económica.

Esto produjo nuevas manifestaciones de descontento popular, nuevas insurrecciones que desembocaron en la agudización de la lucha de clases entre liberales y conservadores, periodo histórico conocido como La Reforma, donde los liberales salieron victoriosos ante los conservadores que pretendían restituir los fueros perdidos de la corona. Se produjeron nuevos cambios, el triunfo de los liberales significó un progreso en cuanto que rompía definitivamente con el colonialismo monárquico, no obstante, los pueblos originarios como parte de ese conjunto de oprimidos y explotados siguieron en esa condición.

Al paso de unos años se consolidó una dictadura personificada con Porfirio Díaz, periodo conocido como la dictadura porfirista que dio paso a nuevas manifestaciones de descontento popular, nuevas luchas de resistencia popular, donde una vez más los oprimidos y explotados fueron el motor de lo que devino en la Revolución Mexicana de 1910-17, donde participaron las masas indígenas y campesinas que al unísono exigieron con las armas “tierra y libertad”.

La revolución fue capitalizada por la naciente burguesía, trocándose de una revolución popular en una revolución democrática burguesa, es decir, que trajo cambios progresistas con respecto a la dictadura porfirista, pero una vez más los oprimidos y explotados lo siguieron siendo, los pueblos originarios, aunque con tierras ya algunos de ellos, continuaron en la completa miseria y marginación.

Mientras que una nueva élite se encumbraba en el poder económico y político, imponiendo su voluntad con la fuerza de las bayonetas de los fusiles, utilizando al ejército como el garante de los intereses de la burguesía, apoyados en el discurso de la defensa de la patria y de la revolución a la que traicionaron desde el momento que se asesinó a sus mejores, fieles y dignos representantes, Felipe Ángeles, Villa, Zapata, Rafael Buelna, Ricardo Flores Magón, entre otros.

Ante esta realidad, y al no ver garantizados sus derechos, una vez más las manifestaciones de descontento se hicieron presente, esta vez nuevas voces se alzaron para exigir se garanticen sus derechos, con la característica que algunas de ellas pugnaban abiertamente por el socialismo. Así, nuevas y más manifestaciones de protesta popular se hicieron presentes y una vez más fueron acalladas por el rugir de las metrallas, macanazos y unos cuantos cañonazos de millones de pesos.

En este contexto llegamos a la década de los sesentas y setentas del Siglo XX donde la agudización de la lucha de clases tomó nuevos derroteros, muchos jóvenes se propusieron hacer una nueva revolución y con ella lograr el verdadero cambio que tanto han anhelado los oprimidos y explotados. Unos recurrieron a la lucha de masas y otros a la crítica de las armas, ambos reprimidos, asesinados, masacrados y desaparecidos por el Estado burgués mexicano que desde que se consolidó como tal, se ha venido ensañando con todos aquellos que protestan y exigen mejores condiciones de vida.

Desde luego que en estas luchas han estado presentes los pueblos originarios, los indígenas, los campesinos, los obreros, es decir, el pueblo. Recordemos por ejemplo quien fue, Rubén Jaramillo, Arturo Gámiz, Oscar González Eguiarte, Héctor Eladio Hernández Castillo, Lucio Cabañas, Genaro Vásquez Rojas… y tantos más que no trascienden mediáticamente, que se quedan en las penumbras de la historia o que simplemente son un número estadístico en las cifras de los asesinados, de los masacrados, de los detenidos-desaparecidos.

Son cientos y quizás miles los masacrados del 68 en la plaza de las tres culturas en Tlatelolco, otros tantos más en 1971 y así sucesivamente hasta llegar a este Siglo XXI, en el que en su primer década y casi a mediados de la segunda, el espíritu indómito de los pueblos continua siendo indoblegable, a pesar de los crímenes de Estado y de lesa humanidad que se siguen cometiendo contra todo aquel que se organiza y protesta por mejores condiciones de vida; contra todo aquel que pugna por un cambio de régimen.

Para no ir tan lejos, aquí en Michoacán está el caso de Elpidio Domínguez Castro, asesinado por organizar a su pueblo y defender las tierras comunales de la comunidad indígena de Ueamo, (Santa Fe de la Laguna), en lo nacional y contemporáneo, ahí están los dos revolucionarios Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya, detenidos-desaparecidos en el 2007 en Oaxaca por participar en el movimiento popular magisterial Oaxaqueño que se proponía destituir al nefasto y corrupto gobernante Ulises Ruíz Ortiz.

528 años de lucha y resistencia indígena y popular, de los oprimidos y explotados de siempre, 528 años exigiendo justicia, igualdad, que se termine la explotación económica y la opresión política, 528 años de lucha y resistencia indígena y popular, en donde hoy nosotros al igual que nuestros antepasados nos mantenemos en pie de lucha por nuestros derechos.

Para nosotros, octubre es un mes de protesta, el 12 de octubre un día de lucha comabtiva, donde le recordamos a nuestro pueblo que no hay nada que festejar en el llamado “día de la raza”, por el contrario, mucho que protestar como exigir la libertad de los presos políticos y la presentación con vida de los detenidos desaparecidos y seguir sosteniendo el fuego de la lucha y resistencia popular para que si la emancipación no se logra hoy, el día de mañana, nuestros hijos, las futuras generaciones puedan seguir sosteniendo el fuego de la libertad.

Juchari Uinapikua, nuestra fuerza, es y seguirá siendo la unidad de todos los pueblos indígenas y campesinos, del conjunto de los oprimidos y explotados, la lucha y la resistencia popular.

¡JANHASKAKUA JINDESTI JUCHARI UINAPIKUA!
¡LA RAZÓN ES NUESTRA FUERZA!
¡POR LA UNIDAD, OBRER, CAMPESINO, INDÍGENA Y POPULAR!

FRENTE NACIONAL DE LUCHA POR EL SOCIALISMO
FNLS

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