1RO DE MAYO: DÍA INTERNACIONAL DEL TRABAJO

Al pueblo de México y allende las fronteras

Michoacán, a 1 de mayo de 2022

Este primero de mayo el proletariado del campo y la ciudad sale nuevamente a las calles para demandar solución a sus demandas históricas como salarios dignos, prestaciones laborales, jornadas de trabajo justas y respeto al derecho al trabajo. Conmemorar esta fecha en la presente coyuntura es continuar la lucha por romper las cadenas de explotación capitalistas y de opresión política que hoy mantienen a los trabajadores de diferentes partes del mundo subyugados al capital industrial y financiero, significa honrar la memoria de todos aquellos proletarios que han caído luchando contra la injusticia y por la liberación de los explotados y oprimidos.

Para finales del siglo XIX, las condiciones de vida inhumanas y miserables, las jornadas laborales de hasta 18 horas, los salarios de hambre y el trabajo infantil en las fábricas constituían el pan diario para el proletariado, bajo estas condiciones los proletarios de todo el mundo comenzaron a exigir mejores condiciones laborales bajo la demanda de una jornada laboral de ocho horas. Por tal motivo la instauración del 1ro de mayo como Día Internacional del Trabajo obedece a la lucha de clases y surge como un homenaje a los mártires de Chicago que fueron asesinados por el gobierno burgués estadounidense.

La actual crisis capitalista que tuvo su origen en el 2008 y que se manifestó con mayor amplitud e intensidad en el 2020 bajo la pandemia del Covi-19 sólo puso en manifiesto que la crisis capitalista no ha tocado fondo, sino que esta muestra un carácter más violento prolongado y lesivo para las masas trabajadoras. A la fecha no queda duda que las medidas adoptadas para enfrentar la pandemia fueron en realidad medidas anticrisis como lo fueron los recortes de personal y despidos de trabajadores bajo pretexto de evitar más contagios y la anulación de derechos fundamentales como el trabajo, la educación y la salud; junto a estas medidas, el reforzamiento del aparato policiaco militar y las medidas para coartar el derecho a la protesta fueron el instrumento con el cual se contuvo el descontento popular provocado por las paupérrimas condiciones de vida del trabajador del campo y la ciudad.

Mientras que desde el pulpito presidencial se proclaman con cinismo y demagogia elogios a los trabajadores de México, estos son víctimas diarias de las condiciones de vida cada vez más precarias; una inflación que no se detiene y que hace cada vez menos posible adquirir la canasta básica, el todavía vigente outsourcing que anula los derechos laborales y niega las prestaciones conforme a la ley, un charrismo sindical que mantiene a los trabajadores sometidos al corporativismo gubernamental, entre otras cosas, demuestran que para el actual gobierno el proletario no es prioridad ni sujeto de derecho como la dignidad.

La dependencia económica de nuestro país respecto al imperialismo norteamericano refuerza las cadenas de explotación capitalista, en este sentido el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) además de pretender anular el sindicalismo como instrumento de lucha de los trabajadores, reforzar el corporativismo gubernamental y coartar el derecho a la huelga, mantiene a nuestro país bajo la condición de ser fuente de mano de obra barata y de proveedor de materias primas, es decir, dicho tratado tiene como fin mantener a los trabajadores mexicanos como esclavos modernos del capital al mismo tiempo que legaliza el saqueo de nuestros recursos naturales.

A los ojos del capital el ser humano es rebajado a objeto y tratado como mercancía, por ello es que de nada sirven los discursos sobre la niñez y la mujer si estos se encuentran también sometidos a las leyes de la compra-venta como fuerza de trabajo barata; el aquí la explicación del porqué en pleno siglo XXI la mujer es tratada como objeto y al igual que sus hermanos de clase percibe salarios miserables y el por qué la niñez se convierte en jornalero en los grandes plantíos de las empresas trasnacionales o mendiga unas monedas en los semáforos de las grandes ciudades.

De acuerdo con datos del INEGI, para enero de 2022 había 2.1 millones de desempleados y 7.9 millones de personas económicamente no activas, pero con disponibilidad para trabajar. Por otro lado, reportó también que del número de personas ocupadas durante el 2021, un 55.8 por ciento corresponde al trabajo informal, es decir, aquellas personas que al no encontrar un trabajo se dedicaron al comercio ambulante y otras ocupaciones que no son consideradas “trabajo formal”. Estas cifras indican que la crisis capitalista ha arrojado 10 millones de proletarios hacia las filas del paro engrosando los ejércitos industriales de reserva, así mismo, en tanto que el ser humano tiene necesidades materiales que resolver, recurre al trabajo informal, motivo por el cual en muchos lugares es perseguido por inspectores y autoridades gubernamentales. En resumen, a todas luces el derecho al trabajo es violado al mismo tiempo que no es garantizado para la mayoría de la población.

Producto de estas condiciones es natural y razonable que el descontento popular de los trabajadores se exprese de diferentes maneras, pero lejos de escuchar nuestros reclamos, el Estado Mexicano responde con la represión y la violencia gubernamental como sucedió en octubre de 2021 cuando el aparato policiaco militar reprimió a los obreros de la refinería de Dos Bocas en Tabasco. Hasta la fecha las víctimas del Terrorismo de Estado incrementan a la vez que estas provienen de las masas trabajadoras. Mientras que se legaliza el despojo de las tierras y la precarización del trabajo, se criminaliza la protesta y se encarcela a toda voz crítica al régimen. Al fin y al cabo, son el proletariado y demás sectores populares las principales víctimas del odio de clase materializado en crímenes de lesa humanidad.

Frente a esta situación, los trabajadores del campo y la ciudad, el proletariado mexicano, estamos obligados a hacer frente y luchar por la defensa de nuestros derechos humanos, constitucionales y laborales, pero con la conciencia que solamente es arribando al socialismo que habremos de romper de una vez por todas las cadenas de la explotación capitalista que hoy nos mantienen sometidos bajo el yugo burgués. Como hermanos de clase estamos llamados a levantar las banderas de la organización independiente y luchar por un mundo más justo, es decir, luchar por el socialismo.

Atentamente:
¡Por un 1ro de mayo proletario y combativo!
¡Por justicia, verdad, presentación y del derecho a la protesta!
¡Por la unidad obrera, campesina, indígena y popular!

Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS