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ANÁLISIS. Causas de la escalada de la guerra en Medio Oriente

Miércoles 18 de junio de 2025, por Michoacán

Michoacán, a 18 de junio de 2025

La escalada del conflicto en Medio Oriente donde los actores inmediatos son el Estado Genocida de Israel y la República Islámica de Irán han encendido las alarmas a nivel mundial ya que una escalada mayor del conflicto puede traer el inicio de una tercera guerra mundial. Esta posibilidad es de suma preocupación mundial ya que, debido a los avances tecnológicos en el área de armamento, la humanidad se encontraría en grave peligro.

Esta situación no es nueva, se viene gestando en medio de las contradicciones inherentes en el seno del modo de producción capitalista internacional que desde el 2008 sufre una crisis estructural que se refleja en continuos periodos de recesión económica más graves y profundas que La Gran Depresión de 1929; la más reciente fue aquella que experimentó el mundo en el año 2020 y que fue enmascarada bajo el fetiche hacia el Covid-19.

Pese a la gravedad de la recesión económica del 2020, el actual ciclo de la crisis capitalista no ha tocado fondo, las principales potencias imperialistas como Reino Unido, Alemania, Italia, Canadá, Francia, Japón y Estados Unidos experimentan bajo crecimiento económico y aquellas que se aventuraron a impulsar la guerra contra Rusia en Ucrania, hoy pagan con creces el precio de la osadía y tratan de salvar sus intereses ante el fracaso de la ofensiva de la OTAN.

Quien más ha sentido con más crudeza las consecuencias de la crisis capitalista es el imperialismo norteamericano, quien enfrenta bajo crecimiento, la depreciación de su moneda, la caída de los precios del petróleo, la pérdida de su hegemonía a nivel mundial y aumento de la pobreza, desempleo, hambre y enfermedad en el pueblo estadounidense. Por tal motivo es que los grandes oligarcas norteamericanos y su aparato estatal intentan salvar sus intereses.

Independientemente de la administración que ocupe el despacho oval en la Casa Blanca, el imperialismo norteamericano siempre ha visto la guerra como instrumento para conquistar nuevos mercados, subyugar a otras naciones bajo la coerción militar y llevar a cabo guerras de rapiña para saquear los recursos naturales de otros países. A ello se debe que sea el principal país que más ha intervenido y pisoteado la soberanía de otras naciones como Corea, Vietnam, Afganistán, Siria, Ucrania, Panamá, Chile, Argentina y México.

Por ello el imperialismo norteamericano es el principal enemigo de la humanidad, porque debido a la pérdida de su hegemonía y el grado de la crisis que enfrenta, se ve en la necesidad de impulsar la guerra como salvavidas que le permita no ahogarse en las olas de la tormenta que el mismo desató. Así se confirma la tesis de Carlos Marx que explica que ante “… demasiada civilización, demasiados medios de vida, demasiada industria, demasiado comercio”, la forma en cómo se pretende vencer la crisis capitalista es “De una parte, por la destrucción obligada de una masa de fuerzas productivas; de otra, por la conquista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos.”, en otras palabras, la guerra como medio para alcanzar tal fin.

El imperialismo preparó las condiciones para la Primera Guerra Mundial, la cual se originó de la crisis de julio de 1914 y donde el objetivo fue la repartición del mundo; la segunda guerra mundial se originó de la crisis de 1929 y fue dirigida para intentar exterminar a la Unión Soviética (referente mundial sobre la posibilidad de llegar al socialismo); posterior a la disgregación de la URSS el imperialismo extendió su mano militar para imponer su hegemonía, pero la crisis de 2007 y la consolidación de países no alineados y los socialistas vinieron a romper con este ritmo. La guerra en Ucrania y en Medio Oriente, la guerra comercial contra la República Popular China y el injerencismo en América Latina son muestras de su desesperación, volviéndose más peligroso para la paz mundial.

La burguesía utiliza el fascismo como alternativa para proteger sus intereses en medio de la crisis capitalista, por ello en el siglo XX surgieron los regímenes de Benito Mussolini en Italia, Adolfo Hitler en Alemania y Francisco Franco en España. Todos ellos contaron con el apoyo de su burguesía nacional y de las principales potencias imperialistas. En el caso de la expresión alemana, el nazismo, este fue instrumento para alimentar la guerra en Europa e intentar exterminar a la Unión Soviética.

Con el fin de la segunda guerra mundial y la victoria de los comunistas sobre el fascismo, el imperialismo norteamericano acogió a los agentes fascistas para incorporarlos a sus órganos de inteligencia y ponerlos al frente de la OTAN. Con ello alimentó y siguió dando vida al nazismo que más tarde, fue dirigido en el 2014 para ejecutar un golpe de Estado en Ucrania e imponer un Estado fascista, con el que dirigieron una ofensiva militar contra Rusia.

Desde años anteriores se gestó el sionismo como un movimiento que, a través de la victimización, la tergiversación de la historia, el uso de la diáspora judía y el apoyo de importantes oligarcas y el fascismo alemán, buscó el establecimiento de un Estado Judío. Por ello es que, desde la creación del Estado de Israel en 1948, los sionistas han llevado a cabo el genocidio del pueblo de palestina con la intención de exterminarle y colonizar los históricos territorios donde desde la antigüedad, han convivido judíos, cristianos y musulmanes.

Fieles a su convicción fascista, los sionistas cometen ante la luz pública toda clase de crímenes de lesa humanidad y, no contentos con el genocidio que actualmente están perpetrando en Palestina, extienden su manto criminal hacia los territorios de Siria, Cisjordania e Irán. La razón de ello es que al igual que el nazismo y el banderismo son funcionales para el imperialismo, el sionismo es funcional para exterminar pueblos enteros bajo el objetivo de tener el control sobre los recursos estratégicos y las principales rutas comerciales en Medio Oriente.

Por ello el imperialismo norteamericano ofrece su apoyo incondicional al sionismo quien, siguiendo la doctrina fascista y la retórica imperialista, bombardeó a la República Islámica de Irán, la cual, a su vez, ha respondido de manera contundente y ejemplar, demostrando que no es lo mismo atacar a quien esté inerme que enfrentar a quien tiene la voluntad de luchar por la defensa de su soberanía.

La República Islámica de Irán es una de las naciones que formaron parte de las antiguas civilizaciones de Medio Oriente. Conocida como Persia, experimentó varias etapas de transformación donde la lucha por conquistar su derecho a la autodeterminación se mantiene arraigada junto con sus valores culturales. Después de sufrir un golpe de Estado en 1953 (Operación Ajax), el descontento popular se conjuntó en la Revolución Islámica de 1979 que dio vida a la República Islámica.

Desde su nacimiento la República Islámica de Irán pasó a ser un país no alienado al imperialismo norteamericano y ha enfrentado una constante ofensiva de parte de los Estados Unidos y el Estado Genocida de Israel. En los actos más recientes, el asesinato en 2020 (durante el gobierno de Trump) del general Qassem Soleimani, Comandante de la Fuerza Quds (división de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica) y, más cercano, el bombardeo de Israel contra la ciudad de Teherán donde fueron destruidos sitios de investigación nuclear y asesinados el comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, Hossein Salami; el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas iraníes, Mohammad Bagheri; los científicos nucleares Fereydoon Abbasi y Mohammad Mehdi Tehranchi y la población civil.

Ante las agresiones, la República Islámica de Irán responde de manera contundente mientras que los monopolios de la comunicación dirigidos por el imperialismo le acusan de iniciar la escalada bélica e intentan justificar al Estado Genocida de Israel, quien nuevamente se victimiza a pesar de ser el victimario de palestinos y agresor de los pueblos árabes. Lo que se alcanza a leer entre líneas es que la administración estadounidense de Donald Trump desea someter a la República Islámica de Irán, pero al mismo tiempo, destruirle y apropiarse de los territorios islámicos. La particularidad de estos hechos es que hacen que los tambores de la guerra mundial suenen más cercanos, por lo que, ante la humanidad, quedará registrado que quien la iniciaría es el imperialismo norteamericano y su fiel can, el fascismo.

Nuestro país no está exento a esta realidad, en medida que se mantiene a nuestra nación bajo condición de dependencia económica y subordinación respecto al imperialismo norteamericano, el cómo se desarrolle la presente coyuntura internacional vendrá a afectar las políticas que se habrán de impulsar al interior de México. Esto quedó muy claro con la pronta retirada de Donald Trump de la reunión del G7.

Pero tampoco podemos obviar el carácter del régimen nacional, el cual se vuelve más autoritario y represor en medida que la actual representante del Poder Ejecutivo tiene una convicción sionista y a pesar del reclamo popular que le demanda romper relaciones con Israel, no lo hace porque comulga con esta forma de fascismo y convalida tácitamente el genocidio del pueblo palestino y la agresión contra Irán.

Quienes luchamos por la libertad de nuestro pueblo debemos de adoptar una postura de rechazo y condena hacia el fascismo en todas sus formas, entre ellas, el sionismo; continuar realizando esfuerzos para denunciar el genocidio del pueblo palestino, repudiar la política injerencista del imperialismo norteamericano, demandar al gobierno mexicano romper relaciones con el Estado Genocida de Israel y manifestar en todas las formas posibles la solidaridad hacia los pueblos que luchan por la defensa y conquista de su derecho a la autodeterminación.

Atentamente:
¡Por la Unidad Obrera, Campesina, Indígena y Popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS

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