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Pronunciamiento. 12 de octubre: resistencia indígena popular
Lunes 11 de octubre de 2021, por
Sierra Zongolica y sus Valles a 11 de octubre de 2021
A la opinión pública
Este 12 de octubre cumplen 529 años del inicio de un nuevo proceso en las relaciones de producción donde el pueblo trabajador del campo y la ciudad hasta la actualidad es víctima sistemática de la violencia institucional y de clase. En el marco de la resistencia indígena popular, el pueblo organizado mantiene en alto las banderas de la emancipación del hombre, por un nuevo modo de producción donde no exista clase opresora y explotadora, es decir, la lucha por el socialismo.
Mucho se ha elucubrado sobre lo que representa o puede representar la presencia de españoles en tierra de indios a partir de 1492, sin embargo, no hay que perder de vista que el hecho histórico no está fuera del contexto de la lucha de clases, que el avance de las fuerzas productivas y la necesidad de nuevos mercados empujaban abrir rutas comerciales, el inicio de un ciclo de acumulación originaria del capital que América cumplió proveyendo materia prima para la industria en Europa.
La política del gobierno de la “cuarta transformación” de exigir perdón al gobierno español está llena de hipocresía, omite hacer referencia de las actuales condiciones de pobreza, de la miseria y violencia de clase que causa víctimas mortales a consecuencia de la explotación y opresión que atan a cada trabajador en el país.
La miseria es real y actual, muertes por inanición se desbordan en las grandes urbes y sus lejanías ante la falta de garantías al derecho a la salud pública y gratuita, el derecho a éste sigue siendo privilegio de clase como otros derechos plasmados en la Constitución. En las regiones rurales el atraso cultural es marcado, la política de acceso al derecho a la educación es nulo o regateado, se debe a la política omisa y negligente del gobierno actual a las necesidades educativas del pueblo.
El discurso entra en contradicción con la persistente realidad, los pueblos indígenas son un botín político en tiempos electorales, pero presa del neoliberalismo, del despojo legal y violento sobre su tierra para imponer los designios del capital. Aquellos pueblos del que sostiene el gobierno de la “cuarta transformación” halagos por su pasado, en Chiapas son víctimas del desalojo y despojo de tierra materializada a inicios de este sexenio a través de la fuerza policíaca militar, entre ellas, la Guardia Nacional.
Contra el pueblo trabajador del campo y la ciudad, en particular hacia las comunidades indígenas, se instrumentan políticas de contrainsurgencia que buscan mantenerlo en la pasividad y contemplación ante las condiciones de opresión y explotación, plan perverso que se objetiva en programas como “Sembrando Vida” y Jóvenes Construyendo Futuro”. Política que intenta anular su capacidad creativa e instinto de clase, busca atarlo a la reproducción de relaciones sociales capitalistas.
Los programas asistencialistas han destruido la auto subsistencia del campesino e indígena, máxime cuando existe continuidad de una política expoliadora. El Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) es la estocada que genera mayor dependencia del campo mexicano respecto a los intereses comerciales del imperialismo; por igual, el costo del maíz y la tortilla afecta al trabajador del campo y la ciudad.
La violencia institucional tiene continuidad en los crímenes de lesa humanidad e infinidad de graves violaciones a los derechos humanos perpetrados en contra de activistas en varias regiones del país. La represión es selectiva contra quienes ejercemos crítica política al régimen, es el rostro de la “cuarta transformación” contra el pueblo organizado en general, algunas de las víctimas son: El Nagua, Manuel Martínez Bautista, ejecutado en Yahualica, Hidalgo; el defensor de derechos humanos, Sinar Corzo Espinoza, ejecutado en Arriaga, Chiapas; Noe Jiménez Pablo, integrante del MOCRI-CNPA-MN, desaparecido, torturado y ejecutado en Amatán, Chiapas; el Chinanteco, Gustavo Cruz Mendoza, miembro del Consejo Indígena de los Pueblo de Oaxaca Ricardo Flores Magón (CIPO-RMF), ejecutado en Santiago Jocotepec, Oaxaca…
La ejecución del indígena Yaqui Tomás Rojo, en Vicam estado de Sonora, es ejemplo de la violencia contra el pueblo organizado, aquel que se organiza en torno a la defensa de su tierra y los recursos naturales frente al despojo de la burguesía, es víctima de crímenes de lesa humanidad y de Estado.
De este contexto podemos abstraer que la política actual del gobierno mexicano es falsamente popular, a través de la demagogia pretende convencer a incautos que engrosen las filas del reformismo y el oportunismo. El perdón tiene sentido en el púlpito religioso, pero no en la persistente realidad que exige de los trabajadores mayor esfuerzo organizativo para librarse de las cadenas de opresión y mantener la exigencia de justicia para el conjunto de los trabajadores.
Si debemos mantener la memoria histórica sea para abstraer de ese pasado enseñanzas que nos permita dar saltos cualitativos en pro de la humanidad y no en función de añoranzas que nos mantengan atadas a las cadenas de explotación. La unidad obrero, campesino, indígena y popular es la consigna que los trabajadores organizados de manera independiente impulsamos.
Atentamente
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS