Fragor y resistencia #10. Prácticas de la democracia burguesa

Fragor y resistencia
Voz y análisis del FNLS en el Estado de México
Año: 00 - No.: 10 - 05/02/24

Prácticas de la democracia burguesa

Años de dominio del Partido Revolucionario Institucional se resquebrajan en el Estado de México, aparentemente, una nueva administración y un nuevo proyecto inicia un gobierno que se dice ser diferente en la entidad.

Ya pasó la euforia de los políticos de oficio y ahora, repartidas las carteras, cada quien reproduce prácticas muy poco diferentes a las que antaño se desarrollaban.

Las masas corporativizadas esperan los beneficios prometidos y entre sus líderes declaran “que hay puestos, pero no para todos”.

Los grupos de poder que apostaron sus intereses al proyecto morenista hacen fila para ser beneficiados de los programas y prebendas que prometió la nueva administración mexiquense en tiempos de campaña electoral.

Los discursos reproducen la retórica que desde el 2018 se pregona, la perorata sirve para manipular la esperanza, mientras las condiciones de vida del pueblo trabajador cada día son más precarias. Por muy buenas intenciones, el régimen económico y político capitalista continúa existiendo y dominando en la sociedad, así como en las instituciones y los políticos de oficio. Este régimen es el del dominio del gran capital, el de la lógica de la explotación del hombre por el hombre y la depredación desmedida.

Ahora se declara que la corrupción es cosa del pasado, y la nueva administración mexiquense se presenta como inmaculada e incorruptible, los pasados de cada político de oficio se desdibujan y emergen como nobles salvadores de la democracia.

La corrupción que se vive en México y en la entidad no depende únicamente de los buenos deseos de la gobernadora en turno. Tiene origen en el régimen capitalista que domina en nuestro país; en la medida que el despojo siga siendo norma y ley, la corrupción se alimenta y crece.

Despojo es el apropiarse del trabajo ajeno, es beneficiar a las grandes empresas por encima de los intereses del pueblo, es sumergir en violencia los bosques, ríos, barrios y comunidades para beneficio de unos cuantos, es que el “valor” de las personas se mida por el dinero que tengan en su cuenta bancaria.

La corrupción es parte de la política electorera, es parte de las formas burguesas de hacer política, está presente en las campañas electorales, sus presupuestos y las aportaciones que reciben de diferentes grupos económicos, en los acuerdos entre grupos políticos, las prebendas, canonjías y promesas, puestos políticos y carteras en función de acuerdos cupulares.

Prueba de ello son las condiciones laborales de los propios trabajadores del Estado, el despojo a parte de su salario para fines electorales, la expansión de los intereses del grupo Texcoco en municipios aledaños donde impone figuras a modo para su beneficio y control político, el no entregar las jubilaciones correspondientes a trabajadores del ISSEMyM, y las cuotas ilegales que continúan pidiendo las secretarías de gobierno a centros concesionarios.

La realidad en el país continúa siendo la maniobra leguleya por parte de los partidos electoreros y políticos de oficio para mantener prácticas de antaño revestidas dentro del discurso de la trasformación.

Lo real es que la democracia burguesa y sus partidos electorales no representan los intereses de las masas trabajadoras, representan y administran los intereses de grupos de poder económico; mientras que el pueblo vive constantemente sumido en la violencia clase y condiciones de precariedad.

Ahora, con la “renovación moral”, se pretende hacer ver a los nuevos personajes de la política institucional como entes ajenos a las prácticas de antaño, cuando en los hechos se reproducen las formas burguesas de hacer política en función de intereses personales y de grupo que reproducen la lógica capitalista.

En estos tiempos electorales, las oficinas, secretarías y personajes de gobierno están en función de las campañas electorales, las discusiones de la política mexicana no se centran en mejorar las condiciones de vida del pueblo, sino en descalificar a sus adversarios y enaltecer a sus próceres con el fin de mantener y subir en los puestos de las instituciones de gobierno.

Cierto que son muy pocos los meses que lleva la actual administración, sin embargo, la forma en que se compone el gabinete y las prácticas clientelares que se reproducen, deja ver el futuro de un gobierno sujeto a las leyes del régimen capitalista, a pesar del discurso y las promesas de campaña, la “trasformación” que se nos presenta no atiende el origen de las contradicciones que viven las masas trabajadoras, el origen de la desigualdad y la injusticia, sino que únicamente administra el poder que mantienen los grandes empresarios.

Las promesas de cambio las hemos vivido desde hace años, lo cierto es que cada proyecto surgido de las entrañas de la democracia burguesa termina reproduciendo las prácticas de su política, pasó con el PRI, después con el PRD y ahora con Morena.

Fincar nuestras esperanzas y voluntad en proyectos ajenos a los intereses populares, es caer en el abismo de la dependencia política para beneficio de unos cuantos. Reproducir las prácticas burguesas es ser esclavos del régimen capitalista y transitar por el camino de la descomposición y la deshumanización.

Los intereses de las grandes masas trabajadoras se hacen valer por medio de la organización popular e independiente, donde lo que priva es el interés colectivo y los principios políticos que nos dignifican, que se construye bajo relaciones humanas y no mercantiles.

La organización del pueblo se construye día a día al combatir las prácticas burguesas, con la independencia política respecto a los partidos electorales y sus personeros; con la independencia económica para no estar sujetos a los recursos con los que buscan manipular nuestra voluntad; con la independencia ideológica, alejados del pensamiento depredador e individualista que nos separa y nos confronta, que nos hace esclavos del dinero.

¡Por la unidad obrera, campesina, indígena y popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo