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Fragor y resistencia No 4. El oportunismo, vieja forma de hacer política

Miércoles 6 de septiembre de 2023, por EdoMex

Estado de México a 6 de septiembre de 2023

Descarga aquí Fragor y resistencia No 4.

El oportunismo es un fenómeno político que está presente en México desde la formación del movimiento popular, es una actitud sociopolítica que rompe con los principios políticos y organizativos de la lucha popular independiente de los trabajadores.

Actitud que se aprovecha al máximo de las circunstancias con el objetivo de adquirir beneficios personales o de grupo, ajenos al interés general de las masas trabajadoras que luchan por despojarse de las cadenas de la explotación económica y la opresión política.

Es parte de la política de la clase burguesa que tiene por objetivo mediatizar, desmovilizar y corporativizar la organización popular en beneficio de los intereses de la clase dominante, parte de la moral burguesa, práctica común de los políticos de oficio que expresa la descomposición del sistema político mexicano.

El oportunismo es instrumento político de los opresores, los políticos del régimen buscan mantener el control político sobre las masas, desorganizar y desmovilizar el movimiento popular, con lo que obtienen puestos, escaños y canonjías que le permitan vivir de la política burguesa, parasitar del recurso público y convertirse en grandes empresarios.

El Estado de México tiene muchos ejemplos de políticos que se han enriquecido a costa del pueblo, en varios años de gobiernos priistas se ha saqueado la riqueza de nuestro estado de manera sistemática. Cada elección es un botín para políticos de oficio y partidos electorales, donde lo que preponderan son la continuidad de los grandes negocios, el control de las zonas económicas y los recursos naturales.

En estos momentos el escenario político que se vive en nuestro estado es adverso para el pueblo trabajador, a pesar del cambio de partido electoral y las promesas de cambio con la nueva administración morenista, persisten las disputas por intereses políticos y económicos de quienes quieren preservar sus posiciones y canonjías, y de quienes se buscan repartir el nuevo botín obtenido.

Contradicciones que se reflejan en el aumento de la violencia institucional y en la lucha por posiciones sobre la base de las formas burguesas de hacer política. La actual coyuntura estatal se centra en el marco de la lucha por los puestos en el gabinete de la nueva administración estatal, así como el posicionamiento de los personajes afines y organizaciones corporativizadas con respecto a los precandidatos de las elecciones presidenciales de 2024.

Las contradicciones internas de los diferentes grupos de Morena se exacerban por el control del poder político, por obtener un puesto dentro del nuevo gobierno, nuevamente se manifiesta el oportunismo del que se caracterizan los políticos que provienen de la democracia al servicio de la gran empresa.

En estos forcejeos salen a la palestra política los diferentes grupos de poder que ahora se posicionan en la entidad mexiquense, destaca el grupo Texcoco de filiación morenista, el grupo Atlacomulco de tradición priista y los saltimbanquis camaleónicos que cambian de partido electoral de acuerdo a

sus intereses personales y canonjías que puedan recibir.

La disputa por el control político del Estado de México muestra la degradación de las formas burguesas de hacer política, su principal característica es que no importa el partido electoral al que pertenezcan, si en el pasado fueron “enemigos”, “ideológicamente” contrarios, si pertenecieron a “la mafia del poder”, ahora se acomodan ante el nuevo panorama político y reman para su beneficio personal y de grupo, los mismos lobos con otras pieles.

El Grupo Texcoco, impulsor de la gubernatura de Delfina Gómez, es un grupo que navega con la bandera de progresista, incluso reivindicó en algún momento el socialismo como vía de la emancipación de la clase trabajadora; sin embargo, en los hechos reproducen las mismas prácticas oportunistas que medran con los intereses del pueblo.

Este grupo tiene su origen en los sectores populares, estaba conformado e impulsado por el pueblo trabajador; sin embargo, el oportunismo de sus dirigentes lo llevó a lo que hoy conocemos. Este empezó siendo un grupo de militantes del Partido Mexicano de los Trabajadores, en concreto Higinio Martínez Miranda y Horacio Duarte Olivares, personajes que fundarían el Grupo de Acción Política (GAP) entre 1993 y 1994, una corriente dentro del Partido Democrático Revolucionario (PRD), posteriormente renunciarían a éste y se afiliarían a MORENA.

Estos políticos de oficio se convirtieron en los caciques de Texcoco, lograron construir su feudo político en la región conurbada de la Ciudad de México, en los últimos 27 años han tenido el control político de este municipio; Martínez Miranda ha sido dos veces senador por el PRD y MORENA, tres veces diputado local, dos veces presidente municipal y candidato a gobernador, ahora busca influir en la conformación del gabinete y su reelección.

Personajes que merman con la inconformidad y conducen a la corporativización de la organización y las demandas populares, las que bajo su control dependen de las negociaciones o intereses de los políticos de oficio. Se reproducen las viejas prácticas priistas, aunado con las nuevas formas variopintas de los personeros en las cuales ya no importa el membrete político, sino el de a toda costa obtener un puesto, representan el oportunismo en su máximo esplendor.

Lo que nos lleva a la pregunta ¿Realmente es una transformación la que se plantea en el Estado de México o solo es el cambio de careta en las administraciones de gobierno? ¿a pesar de las buenas intenciones de algunos, es posible lograr mejores condiciones para las masas trabajadoras mientras siguen los mismos personajes y prácticas políticas?

Vivimos un reacomodo de las fuerzas políticas proempresariales y sus personeros, en la que el oportunismo es la principal forma de hacer política. Estas prácticas no llevan a una transformación social que beneficie al pueblo trabajador, no emanan del pueblo, pero si merman y utilizan a éste.

El horizonte político en el estado se vislumbra adverso para el pueblo trabajador, ya que los políticos de oficio están en la pugna por los puestos y las carteras políticas; lo que le resta al conjunto de explotados y oprimidos es organizar la lucha de manera independiente, fuera de todos los marcos corporativizantes que el Estado impone, exigir nuestros derechos fundamentales, nuevas formas de relación entre trabajadores basadas en el colectivismo para impedir el paso a la descomposición social.

¡Por la unidad obrera, campesina, indígena y popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS

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