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Tinta Socialista No 143. Las corporaciones policíacas, sean hombres o mujeres, son instrumentos de la represión

Lunes 11 de octubre de 2021, por Ciudad de México

Ciudad de México a 11 de octubre de 2021

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En México las corporaciones policíacas y militares son las encargadas de objetivar la violencia institucional, las componen hombres y mujeres, quienes son los encargados de objetivar la represión a través de detenciones arbitrarias, amenazas, hostigamiento, prepotencia, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, tortura o vejaciones. En sí son transgresiones a los derechos humanos por ejercer el derecho a la libre manifestación y expresión de ideas o por defender un derecho constitucional o humano.

La violencia no emana del pueblo, ésta surge de las estructuras del gobierno mexicano a través de sus aparatos represivos, políticos e ideológicos, éste es quien la ejecuta contra las masas trabajadoras para contener la protesta del pueblo que exige en la vía de los hechos sus derechos y libertades políticas.

Quien tiene el control de la violencia es el gobierno mexicano, es éste quien la administra y ejecuta de manera paulatina contra las masas trabajadoras, de manera que, los argumentos de funcionarios y políticos de oficio respecto a este tópico son falaces, porque en ellos intentan limpiar la imagen de una corporación policía que de origen es represora del pueblo trabajador.

Los argumentos de la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum Pardo respecto a “no politizar el tema de seguridad” son hipócritas, desde el momento en que saca el tema a la luz pública ejerce el arte del engaño en la política, introduce el tema para generar polémica ante los demás sectores de la sociedad, por tanto, su intención es generar una opinión favorable a los cuerpos represivos y la suya lleva de manera velada la amenaza para aquel que emita comentario contrario al respecto.

Desde el momento en que señala que la “seguridad no debe ser un tema político”, en los hechos lo hace polémico e introduce en la palestra pública un tópico que, a vista de todo el pueblo trabajador, el único que tiene el medio de ejercer la represión es el gobierno mexicano a través de su aparato represor: los cuerpos policíacos y militares con la venía del Ejecutivo federal o altos mandos.

Las mesas de seguridad en los hechos son el medio por el que se decide a quien reprimir, a quien detener, así se ha constatado en las entidades federativas como Chiapas, Veracruz, Tabasco y Michoacán, estados donde se ejerce la represión contra el pueblo organizado, lugares donde a través del mando único se decide cómo, dónde y a quién se va a reprimir.

La Ciudad de México no es la excepción, organismos defensores de los derechos la consideran como uno de los estados donde se transgreden de manera sistema los derechos y libertades políticas de las masas organizadas; las corporaciones policíacas son las encargadas de materializar las violaciones a los derechos humanos.

En esta administración morenista se ha intentado destacar el papel de las corporaciones policíacas, hacerlas pasar como “pueblo uniformado al servicio de la ciudadanía”, lo que no comentan es que los sujetos son hombres y mujeres desclasados al servicio del Estado, a quienes no les importa reprimir a sus hermanos de clase.

Lo que hacen ante la opinión pública es un juego lingüístico para ganar la simpatía de la población, porque quienes integran las diferentes corporaciones policíacas reciben un salario quincenal, con ello están al servicio de los interese económicos de empresarios, políticos de oficio y gobiernos en turno, por tanto, es falso que estén al servicio de la ciudadanía.

Las mujeres que son parte de estas corporaciones policíacas fungen el mismo papel que el hombre, su condición femenina no las hace diferentes a los demás, sirven a los mismos intereses de clase y no les importa reprimir a mujeres, hombres o niños para eso son entrenadas y preparadas por las mismas instituciones.

El hecho de ser mujeres no les quita su papel de represoras, la historia de nuestro país así lo ha demostrado, en los diferentes momentos donde se ejerce la represión contra el pueblo organizado y no organizado; en cada actividad de protesta siempre va una agrupación de mujeres para detener a mujeres, para cometer todo tipo de vejaciones contra las mujeres que protestan, ¿qué de digno tiene esto? Ninguno, en la vía de los hechos está comprobado que su papel es contener a través de la violencia la inconformidad de las masas trabajadoras.

Las mujeres policías siempre se han caracterizado por ser las más violentas contra el pueblo que protesta, no se contienen al aplicar la represión, en el Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS) podemos constatar esos hechos, en momentos de represión, las policías son las que más violencia ejercen contra las compañeras, desde el grito, el golpe, las vejaciones, las amenazas, el maltrato y la tortura son las acciones que realizan.

En la Ciudad de México, las Ateneas son un agrupamiento especial de mujeres armadas cuyo objetivo de su labor es reprimir al pueblo, en específico a aquellos y aquellas que luchan por la defensa de sus derechos; quienes integran esta corporación policíaca son entrenadas, adiestradas e ideologizadas para que puedan cumplir con el oficio de reprimir al pueblo sin ningún remordimiento, por ese “honorable” trabajo cada quince días cobran un salario y al mes acceden a un conjunto de prestaciones sociales que ningún asalariado tiene.

La política siniestra de la administración actual es tal que intentan generar la imagen de las mujeres policías como “ejemplo a seguir en todo el país”, con la intención de diluir las demandas del pueblo que en las calles exige la presentación con vida de sus seres queridos, la libertad de los presos políticos o el juicio y castigo a los responsables materiales e intelectuales del cometido de graves violaciones a los derechos humanos.

La defensa a ultranza de los cuerpos policíacos por el gobierno de la Ciudad de México (CDMX), habla de una administración manipuladora, quien a través del discurso intenta “limpiar” la imagen de las corporaciones policíacas, que a vista de todos son las encargadas de materializar la violencia contra el pueblo que protesta.

Ejemplos sobran muchos, en nuestro caso, hemos sido objeto de esta política de gobierno en la CDMX, donde sujetos policíacos, hombres y mujeres, actúan con prepotencia en las acciones de protesta que realizamos, quienes con prepotencia y bravuconería han intentado detener o “pasar a otro nivel” las acciones policíacas por el simple hecho de ejercer nuestro derecho a la manifestación y expresión de ideas, así sucedió durante la Jornada nacional de lucha por justicia, verdad y libertad del 25 al 30 de agosto del presente año.

Un hecho es ineludible sean Ateneas u hombres los que conforman los cuerpos policíacos, actúan como lo que son: instrumentos de represión contra el pueblo. Aunque intenten disfrazarlos de ser “amigos del pueblo” o “protectores de los ciudadanos” no dejan de ser sujetos represores, el pueblo no olvida los rostros de quienes en un retén, cateo domiciliario o acciones policíacas le arrebataron violentamente a un ser querido.

Pasar como “víctimas” a las mujeres policías es perverso e hipócrita porque su condición de mujer no las distingue de ser represoras, desclasadas al servicio de los grupos de poder político y económico. Ese trabajo no tiene nada de digno, mucho menos ser un ejemplo para los demás estados del país, lo que sí puede ser un ejemplo es cómo un gobierno puede formar un agrupamiento armando de mujeres para reprimir a mujeres y que sea normal que se golpee o detenga a una mujer que protesta.

El gobierno de la Ciudad de México juega con la lingüística para proyectarse políticamente ante el pueblo y a su vez caerle en gracia, en la narrativa establece una posición política electoral; juego de palabras donde realzan la cacofonía, al señalar que, “ya no existe una policía represora”.

La policía es represora, el pueblo no olvida los rostros de la represión en México, estos están en las instituciones del gobierno mexicano, por tanto, no debemos permitir que intenten manipular la realidad que vivimos en el país. La denuncia y organización popular se hacen más necesarios para exigir el cumplimiento de nuestros derechos como mexicanos.

Atentamente
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS

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