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LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y LA LUCHA POR EL SOCIALISMO

Miércoles 6 de octubre de 2021, por Chiapas

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, a 6 de octubre de 2021

LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y LA LUCHA POR EL SOCIALISMO

Los derechos de los pueblos indígenas no están desligados de la lucha por el socialismo, ambos presentan los intereses del pueblo en una sola dirección la lucha de los oprimidos y explotados de nuestro país para lograr una sociedad donde no existan ni la desigualdad ni la injusticia social.

En México la vida de los pueblos campesinos y comunidades indígenas está enmarcada en un sistema económico en el que prevalece la propiedad privada sobre los medios de producción, por lo que, la situación que viven no es ajena a la que viven los demás sectores populares.

Los indígenas no son un sector especial o un sector a quien se le aplica de manera exclusiva la violación a los derechos humanos, un sector social desligado o por encima del conjunto de las clases sociales, por su papel en el proceso productivo es parte de la clase campesina y al igual que el obrero, el asalariado, el profesionista, el pequeño productor, el pequeño propietario, todos estamos sometidos y sujetos por el mismo modo de producción y la misma política de gobierno.

La anulación a los derechos humanos es parte de la política gubernamental que se aplica sexenio tras sexenio, sin importar quien llegue a la silla presidencial, la política de gobierno es la misma, fortalecer al gran productor, al agroexportador, al monopolio de la producción agrícola y a las empresas transnacionales.

En el capitalismo todo es pervertido y degradado en su contrario dado que la propiedad privada de los medios de producción es el origen de todas las desigualdades, por ello la lucha de los pueblos campesinos e indígenas debe tener un carácter anticapitalista, debe procurar la construcción de la unidad de los oprimidos y explotados tanto del campo como de la ciudad.

Si la lucha debe ser de condición anticapitalista, la lucha por la autonomía “indígena” no debe basarse en el aislamiento o negación del desarrollo socieconómico, por el contrario, se debe organizar en busca de lograr un mayor desarrollo de los pueblos, en el desarrollo de una cultura superior que permita ejercer el derecho a la igualdad sin que sean considerados como un sector aparte de toda la población porque eso conlleva a la eterna victimización que refuerza las cadenas de la opresión política.

En México, consideramos que luchar por la autonomía indígena que lleve la defensa de “naciones” étnicas en abstracto se utiliza como un mecanismo para desviar la lucha por la superación del capitalismo como modo de producción y para impedir la unidad e identidad entre los trabajadores del campo y la ciudad; luchar por los derechos de los pueblos indígenas no está separado de la que emprenden los oprimidos y explotados, tampoco de la lucha por el socialismo; demandas y exigencias, por muy variadas que sean desembocan en un solo camino: la organización y lucha por los derechos del pueblo.

En nuestro país por la política de gobierno, sin distinción del partido político del que emane, el desarrollo capitalista ha provocado la desintegración comunitaria de manera violenta; promueve de manera sistemática la expulsión de fuerza de trabajo para ser explotada en la gran urbe; el despojo legalizado de la propiedad ejidal y comunal para ser dado en bandeja de plata al monopolio nacional y a la empresa transnacional, el resultado es concreto, el indígena, el campesino es extraño en su tierra, le ha sido despojada, él ha sido convertido en un esclavo moderno.

Desde el imperialismo se impulsa como política de sojuzgamiento al interior de las naciones dependientes el chovinismo indigenista como una forma de resaltar valores individualistas y egoístas; ideología que adopta de manera tácita la lucha por la autonomía de los pueblos como un legado histórico, lo que impide la unificación de los sectores populares bajo un mismo programa de lucha.

La lucha bajo las banderas chovinistas o sectorialistas impide la construcción de la unidad de todo el pueblo explotado y oprimido; luchar por una supuesta autonomía que rompa e impida la unidad de los desposeídos no ayuda, por el contrario, se convierte en un dique de la organización popular.

Dichas banderas autonomistas desde la perspectiva de la política del gobierno, significa la imposición de la política gubernamental en la toma de decisiones de pueblos y comunidades que tienen en sus manos la posesión de la tierra y recursos naturales para saquearlos bajo el criterio del beneficio absoluto para el capital monopolista transnacional. De ahí que desde la institucionalidad se desvincule la lucha indígena de la lucha por la emancipación de la clase trabajadora.

Bajo una aparente autonomía, la violencia institucional destruye principios comunitarios que da vida a la identidad cultural al conjunto de explotados; se condena a vivir en el rezago cultural y poco a poco se pierden valores de identidad y organización de los pueblos originarios.

El indígena sin una concepción proletaria no ve en el capitalismo el origen de su condición de excluido, no le permite comprender que hay que luchar contra él. La lucha por la tierra y su defensa pasa por la proletarización del campesino y la inexorable necesidad de vincularse a sus hermanos de clase, los obreros y sus luchas.

Por el intenso proceso de proletarización material del campesino los pueblos campesinos e indígenas expulsan masivamente fuerza de trabajo a la gran urbe, en ésta al ser fuerza de trabajo es explotada al igual que todo asalariado, en dicha condición su existencia social se vuelve más precaria y sujeto a la explotación y opresión que lo deshumaniza, en tales condiciones, la lucha por su liberación como sector popular va de la mano con la lucha por la emancipación de todo el pueblo.

Al igual que los demás sectores del pueblo, el sujeto indígena no puede emanciparse sólo reivindicando sus derechos como sector especial, para tal propósito se requiere impulsar la unidad de todos los explotados y oprimidos bajo una sola bandera, la lucha contra el capitalismo, por ende, la lucha por el socialismo.

Los explotados y oprimidos, sin importar nuestro origen geográfico nacional o sector social, debemos hacer conciencia política de que bajo el capitalismo la opresión política se ejerce para todos los desposeídos, esta política no es posible suprimirla cada quien, por separado, para ello, es necesario impulsar la unidad de los trabajadores del campo y la ciudad, y en torno a ella la unidad de todo el pueblo.

La lucha por la tierra y su defensa es parte de la lucha de clases que persiste en nuestro país; la lucha del campesino pobre es en esencia la lucha contra el capitalismo, por ende, toda su inconformidad y exigencia alcanza cristalización en la lucha por el socialismo.

Atentamente

¡Por la unidad obrera, campesina, indígena y popular!

Frente Nacional de Lucha por el Socialismo

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