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Sumisión y dependencia de la presente junta administrativa hacia el imperialismo norteamericano
Lunes 10 de marzo de 2025, por
Michoacán, a 10 de marzo de 2025
A los medios de comunicación
A la opinión pública
Sumisión y dependencia de la presente junta administrativa hacia el imperialismo norteamericano
La presente administración estadounidense encabezada por Donald Trump continúa ejerciendo su política coercitiva hacia nuestro país a través de la imposición de aranceles, medida que en más de una ocasión ha levantado la preocupación de la burguesía mexicana ante la posibilidad de mayor profundización de la crisis económica en México. Mientras tanto, la actual presidente de la república, Claudia Sheinbaum Pardo, intenta sostener el engaño al pueblo mexicano sobre la “defensa” de nuestra soberanía nacional bajo las banderas de los políticos de oficio y la institucionalidad burguesa.
Bajo esta coyuntura han sido reiterativos los llamados del ejecutivo federal, la burguesía nacional, los políticos de oficio y el oportunismo a cerrar filas con la presidente. Tales llamados a la “unidad” se vieron reflejados en la “asamblea” realizada en el Zócalo de la Ciudad de México, la cual, como todo acto de campaña, después de celebrar que en “la relación con los Estados Unidos prevaleció el diálogo y el respeto”, culminó con el espectáculo y el clásico “panem et circense”.
Históricamente la burguesía nacional y el Estado mexicano han sido sumisos y hacia el imperialismo norteamericano, donde en varios momentos ha optado por el servilismo como en la primera intervención estadounidense donde el gobierno de Antonio López de Santa Ana rindió las armas y entregó más de la mitad de nuestro territorio, las concesiones sobre el Istmo de Tehuantepec otorgadas por Benito Juárez para buscar el apoyo y legitimación a su gobierno por los Estados Unidos, las canonjías otorgadas por Porfirio Díaz a los extranjeros ingleses y norteamericanos, entre otros hechos.
Posterior a la revolución mexicana de 1910-1917, diferentes gobiernos han caminado bajo la misma tesitura de sumisión, entreguismo y dependencia al imperialismo norteamericano, por poner unos ejemplos: el Tratado de Bucareli signado por Álvaro Obregón para entregar las tierras y el petróleo a las compañías estadounidenses, la Ley de Industrias de Transformación que otorgaba a los extranjeros los privilegios sobre materias primas y exportación de 1941 y la injerencia de la CIA en los gobiernos de los años 60´s, 70´s y 90´s para ejercer la contrainsurgencia y la represión contra el pueblo.
La dependencia económica de México respecto al imperialismo norteamericano fue firmada desde la adopción de tratados como el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o North American Free Trade Agreement (NAFTA) y el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en el 2018. De aquí que nuestro país se mantiene bajo la ruta de la dependencia donde se nos mantiene bajo un papel de proveedor de materias primas y fuerza de trabajo barata, receptor de remesas y como gente industrial manufacturero.
Tal condición es bien conocida por Donald Trump y los grupos oligarcas que encabezan la presente administración norteamericana, por tal motivo es que mantiene el amago de la imposición de los aranceles con la intensión de obligar al gobierno mexicano a adoptar la agenda económica y política de la presente junta administrativa norteamericana, donde uno de los objetivos es cambiar las cláusulas del T-MEC para beneficio del nuevo ciclo de desarrollo del capital que intentan echar a andar para salir de la crisis económica en la que se encuentra el vecino del norte.
En medio de los acontecimientos, Claudia Sheinbaum Pardo no ha roto (ni se atreverá a romper) esta relación de dependencia económica, servilismo y sumisión; a pesar que lance proclamas sobre la defensa de la soberanía, se ha conducido bajo el mismo camino, para muestra de ello, sólo bastó unas palabras de Donald Trump para que el gobierno de México enviara al ejército para militarizar la frontera con Estados Unidos, ha permitido que aeronaves extranjeras realicen labores de inteligencia y espionaje en territorio nacional, de manera complaciente ha entregado en bandeja de plata a “narcotraficantes” que no son otra cosa que piezas desechables del Estado y el imperialismo y hace un esfuerzo por mantener las actuales y lacerantes condiciones del T-MEC.
Ante el pueblo Claudia Sheinbaum se autoproclama como defensora de la soberanía, pero, por otro lado, asume una postura timorata y conciliadora diciendo que México debe mantenerse como el principal socio comercial de Estados Unidos y que busca la “complementación”, que en los hechos, significa mantener las cadenas que subyugan a nuestro país. De aquí que no es ningún logro pausar o posponer la entrada en vigor de los aranceles, no hay ningún triunfo para los mexicanos cuando el gobierno burgués mexicano se compromete a darle cuenta a Trump sobre los avances en cuanto a realizar lo que el imperialismo exige.
Por tal motivo, lo que presenciamos en el Zócalo no fue una “asamblea”, sino un acto de proselitismo político, una maniobra mediática donde lo que salió a relucir es la unidad de la burguesía por defender sus intereses de clase, mas no los de los obreros, campesinos, indígenas y demás sectores populares que componemos el proletariado del campo y la ciudad.
¿Por qué vamos a cerrar filas con un gobierno que, de acuerdo con los propios datos del INE, al final de la jornada electoral, sólo goza del 30 por ciento de legimitidad?, ¿Por qué vamos a acuerparnos con una presidente que ejerce la represión contra nuestros hermanos de clase y avanza en la anulación de los derechos conquistados por medio de la lucha?, ¿Por qué vamos a unirnos con la burguesía, cuyos intereses son diametralmente opuestos a los de la gran mayoría de mexicanos?
Lo que busca defender la burguesía nacionalista son sus propios intereses, de aquí que la presidente, en su papel de administradora de los intereses de la clase dominante, funda su plan de acción en garantizar e impulsar el desarrollo del capital en el país a través del Plan México e incrementar el asistencialismo y clienterismo social a través de los Programas del Bienestar y los aumentos al salario mínimo.
Y en este punto se nos podría acusar que somos traidores a la patria por no apoyar a la presidente y otros no pueden decir “bueno, y entonces, ¿ustedes que proponen?”, de tal manera que he aquí algunos ejemplos de cómo enfrentar la agresión imperialista:
1. La salida y anulación de todo tratado lesivo para nuestro país como el T-MEC, instrumento que mantiene a nuestro país bajo la dependencia económica.
2. No más deuda pública y dejar de pagar la deuda externa, pues estos sirven de instrumentos para continuar la expoliación de nuestro pueblo.
3. Alto al despojo de nuestra riqueza natural, como país tenemos todo el derecho de hacer uso de nuestros propios recursos.
4. Impulso de una industrialización regida desde el Estado en beneficio del proletariado, campesinado y sectores populares del país.
5. Impulso de una verdadera soberanía alimentaria, ¡No más abandono al campo!
Tales medidas pueden significar un primer paso, sin embargo, en medida que el imperialismo mantiene las cadenas que nos subyugan y mientras se mantiene en pie el actual régimen burgués, estas serán imposibles de implementar, pues exigen de un gobierno auténticamente del pueblo, es decir, un gobierno socialista.
Cada gobierno ha sido servil y sumiso ante el Tío Sam, por ello es que la defensa de la soberanía no está en manos de políticos de oficio del régimen, sino en los puños de los obreros, campesinos, estudiantes, pequeños comerciantes, colonos, en otras palabras, en los proletarios del campo y la ciudad.
La unidad a la que debemos de llamar es a la del pueblo, aquel pueblo que ofrendó su sangre enfrentado a los invasores en la primera y segunda intervención norteamericana, aquel pueblo en cuyas poderosas manos proletarias y campesinas se encuentra el futuro de nuestra nación, en fin, la unidad debe ser en torno a la lucha por el socialismo, la cual tiene un carácter anticapitalista y antiimperialista.
Atentamente:
¡Por la Unidad Obrera, Campesina, Indígena y Popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS