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En México lo que existe es Terrorismo de Estado, no terroristas

Viernes 1ro de diciembre de 2023, por Michoacán

Michoacán, a 1 de diciembre de 2023

A los medios de comunicación
Al pueblo de México y allende las fronteras

En México lo que existe es Terrorismo de Estado, no terroristas

Recientemente en la ciudad de Morelia el ministro de la Suprema Corte de Justicia del El Salvador, Héctor Nahún Martínez, “sugirió” al Estado Mexicano declarar a los carteles del narco tráfico como grupos terroristas, lo cual es la reproducción de las palabras del secretario de Estado de Estados Unidos Antony Blinken y el fiscal general Merrick Garland sobre denominar a los grupos delincuenciales como Organizaciones Terroristas Extranjeras (OTE); por otro lado diversos políticos de oficio han tratado de acuñar el término “narcoterrorismo” como parte de esta tendencia.

El concepto terrorismo fue acuñado por el imperialismo norteamericano para designar a todas las organizaciones armadas revolucionarias que luchan por la liberación de su pueblo, de esta manera consideró al grupo de las Panteras Negras de Estados Unidos, a la organización Hamás de Palestina, al Ejército de Liberación Nacional (ELN) y demás esfuerzos armados en América Latina y Medio Oriente que luchan por romper las cadenas de opresión capitalistas. Mientras tanto, en décadas pasadas el gobierno mexicano consideró como terroristas a organizaciones armadas revolucionarias y a todo aquel que ejerciera el derecho a la protesta para exigir solución a sus demandas. Todavía en la actualidad hay funcionarios que acusan de terrorismo a luchadores sociales por el hecho de protestar y demandar solución.

Bajo la intensificación de la Guerra de Baja Intensidad (GBI) y la violencia de Estado durante los gobiernos panistas en México, se hizo de la seguridad un fetiche y mediáticamente se le dio a los los grupos delincuenciales y paramilitares un carácter de onmipresentes, por lo que el gobierno de Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico, desatando una escalada de violencia hacia las masas populares que fueron objeto de desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y demás violaciones a los derechos humanos cometidos principalmente por las fuerzas armadas y corporaciones policiacas.

El tema del tráfico de fentanillo abrió de nueva cuenta el debate sobre considerar la delincuencia organizada como terrorismo y se avizoraba un intento del imperialismo norteamericano por ejecutar una nueva intervención militar en suelo mexicano. Ante ello el actual presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó esta postura, aparentando así defender la soberanía nacional.

El juicio que enfrentó Genaro García Luna en la corte de Estados Unidos dejó expuesto que el denominado “crimen organizado” nace y crece desde la cúpula gubernamental y militar, la detención desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa evidenció que fueron las fuerzas armadas y los organismos de inteligencia mexicanos e israelíes quienes planificaron y ejecutaron este crimen de Estado que la oficialidad pretende responsabilizar al narcotráfico, el uso de armamento estadounidense (mismo que es usado por las fuerzas fascistas de Ucrania) por sujetos de estos grupos demuestran de donde proviene la aquiescencia de la que gozan.

Los anteriores ejemplos resaltan tres aspectos sobre la delincuencia organizada, el primero consiste en que esta es una táctica originada desde el imperialismo y puesta en práctica por el Estado Mexicano; siguiendo la cadena de mandos y de responsabilidades se podrá encontrar sin duda alguna la presencia de altos funcionarios gubernamentales y militares que lejos de actuar como elementos adheridos a la delincuencia, se encargan de garantizarles aquiescencia e impunidad, derrumbando así la errónea tesis del “narcoestado”.

El segundo consiste en el lugar que actualmente ocupa la delincuencia organizada en el mundo capitalista, pues mientras exista la necesidad del consuma de drogas (Estados Unidos es el principal consumidor de sustancias), estas se alzan como mercancías que dejan millonarias ganancias. De aquí que en la circulación de drogas de diversos tipos hay grandes empresarios y funcionarios que aspiran a convertirse en parte de la burguesía y una masa de trabajadores que se convierten en piezas desechables para nutrir los grupos paramilitares y fomentar la descomposición social.

En tercer lugar, el crimen organizado o paramilitarismo sirven como instrumento de la política contrainsurgente y para la ejecución de diversos crímenes de lesa humanidad y de Estado a los y ancho de todo el país. En determinados momentos han ejercido el papel de brazo represivo no oficial al mismo tiempo que bajo el pretexto de figurar como supuestos enemigos internos, han servido para justificar una guerra contra el pueblo y sus organizaciones a través de desapariciones forzadas, asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, desplazamiento forzado y demás actos que tienen como fin infundir el terror en las masas populares y así impedir que estas se organicen por mejorar sus condiciones de vida.

Bajo estos razonamientos se puede concluir que resulta completamente erróneo pensar que la delincuencia organizada debe ser considera como terrorismo, lo que realmente representa en nuestro país es Terrorismo de Estado.

Por esta razón es que el gobierno federal y el propio imperialismo estadounidense se encuentran bajo esta “discusión”, cuando en el fondo de la misma están las pugnas interburguesas y entre los grupos oligarcas que buscan garantías para la protección de sus intereses. Por otro lado, para ellos es importante sostener la existencia del “crimen organizado” para así justificar la intensificación de la contrainsurgencia en nuestro país.

Lo que demuestra lo anterior es la solicitud del presidente Andrés Manuel López Obrador al Senado de la República para permitir el ingreso de militares armados pertenecientes a las Fuerzas Especiales del Comando de Operaciones Especiales Norte del Ejército de los Estados Unidos de América a suelo mexicano para brindar adiestramiento a las Fuerzas Armadas mexicanas bajo el supuesto de “afrontar amenazas comunes en el hemisferio norte del continente americano y fortalecerá la relación bilateral militar”.

Bajo la mentada colaboración en seguridad con Estado Unidos y otros países, así como el fortalecimiento y profesionalización de las fuerzas armadas y las corporaciones policiacas, ambas han tomado cursos de contrainsurgencia en países como Colombia y el Estado Genocida y Fascista de Israel, este último ha equipado al gobierno mexicano con tecnología y preparación en espionaje y tácticas militares. Por lo tanto, nos encontramos dicha cooperación no es otra cosa que el fortalecimiento del Estado Policiaco-Militar y la profesionalización de la represión contra el pueblo. Los años en los que el ejército ha permanecido en las calles y la política de seguridad nacional dieron como resultado cientos de miles de víctimas del terrorismo de Estado, aumento de graves violaciones a los derechos humanos y la intensificación de la represión contra quienes luchan por mejores condiciones de vida.

Bajo este contexto es que el Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS) condenamos las declaraciones profascistas de Héctor Nahún Martínez y repudiamos el intento de permitir que fuerzas extranjeras pisen suelo mexicano, pues el fin para el que vienen es para profesionalizar la ejecución de la represión y violencia de clase contra el pueblo mexicano.

Atentamente:
Por la Unidad Obrera, Campesina, Indígena y Popular

Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS

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