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Tsajal Ek´ 33: Presencia de comandante militar en inauguración por rehabilitación de Catedral de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas es militarización de la vida pública

Sábado 1ro de octubre de 2022, por Chiapas

Tsajal Ek´ No. 33
Análisis y propuesta del FNLS en Chiapas
01 de octubre de 2022

Presencia de comandante militar en inauguración por rehabilitación de Catedral de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas es militarización de la vida pública

La presencia de un comandante militar durante la inauguración posterior a la rehabilitación de la Catedral de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas luego de los daños que sufrió por el sismo en el 2017, es la evidencia de la militarización de la vida pública. Los municipios del estado de Chiapas se encuentran abarrotadas de cuarteles militares, elementos castrenses que se presentan en actos públicos para generar confianza entre la población, pero no para abandonar su naturaleza represiva.

El pasado 29 de septiembre en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, en la reapertura de la Catedral luego de la rehabilitación de los daños que sufrió por el sismo el año de 2017, asistieron el gobierno de Rutilio Escandón Cadenas, un comandante de la 31ª zona militar y, por supuesto, el obispo de la Diócesis. El evento es trascendente, porque en los hechos observamos que hoy los militares pueden estar en todos los espacios públicos como parte de un proceso paulatino que normaliza la militarización.

Ese proceso de paulatina militarización viene acompañado del impulso y el respaldo institucional del Estado y de varios sectores desde el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa. Si la salida del Ejército a las calles fue duramente condenada durante el gobierno panista por amplios sectores a nivel nacional, hoy encuentra buena recepción no porque éste deje de actuar como ente represor, sino porque el contexto político bajo la política de gobierno de conciliación de los intereses de clase permitió contener temporalmente el descontento popular.

En el ambiente político de conciliación de los intereses de clase, donde la propuesta de gobierno es que explotados y explotadores convivan, el brazo represor avanza sin detenerse desde el 2007 con la salida de las fuerzas castrenses en las calles bajo el argumento del “combate a la delincuencia organizada”. No es de políticos honestos asumir en tiempos de campaña la necesidad del regreso del Ejército a sus cuarteles y una vez en la silla presidencial, negar el compromiso y en la práctica fortalecer esta institución bajo el discurso demagógico de no ser un gobierno neoliberal como sus antecesores.

La militarización de la vida pública es un hecho innegable, si mandos del Ejército acuden incluso en las iglesias en representación a esta institución, significa la objetivación de un plan de Estado y gobierno y en un sentido preocupante, su presencia en un espacio sagrado para los feligreses y pueblo creyente se convierte en una ofensa. ¿Es que quieren borrar de la memoria histórica que en Chiapas y particularmente en San Cristóbal de Las Casas, el Ejército derramó con sus balas sangre de indígenas alzados el año de 1994?

El tema no es cosa del pasado, porque, de sus crímenes contra el pueblo permanecen en la impunidad. Recordemos la masacre a campesinos de Acteal por los paramilitares quienes hicieron uso de armas exclusivas del Ejército y esta institución castrense estaba a muy poca distancia del lugar d ellos hechos.

En este episodio de la historia de fin del siglo XX también están la actuación del Ejército del 46 Batallón quienes incendiaron 29 chozas en la colonia San Francisco, municipio de Altamirano el año de 1974; En el municipio de Reforma, durante una huelga en el complejo petroquímico de Cactus, agredió a obreros de Pemex, ocho de ellos fueron asesinatos en el año de1977; desalojo de indígenas de Nuevo Monte Líbano, Ocosingo, quema y destrucción de chozas, dos muertos y seis torturados y dieciséis indígenas ch´oles fueron torturados, incendiaron, saquearon y violaron a mujeres en la finca de Xoc, Sabanilla el año de 1978; impone toque de queda en Venustiano Carranza a partir de las 8:00 de la noche en el año de 1979; masacre de indígenas en Wololchan municipio de Sitala, desalojo e incendio del poblado, doce fueron asesinados a cargo del jefe del 31 zona militar y cerco militar con nueve mil soldados en el municipio de Las Margaritas el año de 1980… algunos ejemplos que el pueblo no debe obviar en la lucha contra la explotación y opresión capitalista.

La militarización de la vida pública en tiempos de la inexistente transformación que sostiene el gobierno actual no está fuera de los planes políticos de la clase en el poder, los antecedentes de múltiples actos represivos y crímenes contra el pueblo por el Ejército, forman parte del contexto que pueden sostener gobiernos antipopulares y pro oligárquicos hoy y en el futuro inmediato. El discurso “inofensivo” del Ejecutivo federal y estatal para sostener la presencia militar en las calles, no es un hecho, ninguna garantía para que el pueblo no sea víctima de la violencia institucional.

Para el pueblo es riesgo latente y fatal, coloca al conjunto del descontento popular al filo de la decisión de gobiernos antipopulares que defenderán indiscutiblemente los intereses de la clase en el poder político y económico. La presencia aparentemente inofensiva del Ejército es solo política momentánea, el gobierno actual genera condiciones para asegurar una respuesta de acuerdo a la garantía de los intereses empresariales.

El pueblo en general debe tener en consideración que la militarización nunca responde a las necesidades de los trabajadores del campo y la ciudad, por eso es preocupante que elementos castrenses pisen incluso el recinto sagrado del pueblo creyente. La seguridad se procura atendiendo las causas de la pobreza y miseria, consiste en erradicar la explotación y opresión capitalista, sin embargo, el gobierno de la “cuarta transformación” mantiene intacto el sistema que genera la desigualdad social, la descomposición social y la violencia institucional.

La única alternativa del pueblo trabajador del campo y la ciudad es la organización popular, la unidad de los distintos sectores en función de la defensa y lucha por los intereses de los trabajadores que forman parte del grueso de la población en condición de explotados y oprimidos, es decir, la lucha por el socialismo como alternativa al capitalismo.

¡Por la unidad obrero, campesino, indígena y popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo

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