Portada del sitio > Puebla > JORNADA NACIONAL: LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO DE ESTADO SON DEL PUEBLO, NO (...)

JORNADA NACIONAL: LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO DE ESTADO SON DEL PUEBLO, NO DESISTIREMOS ¡HASTA ENCONTRARLOS!

Viernes 31 de marzo de 2017, por Puebla

Puebla de Zaragoza a 31 de marzo de 2017

A las víctimas del terrorismo de Estado
A los defensores de los derechos humanos nacional e internacional
A las personalidades solidarias, honestas y progresistas
A las organizaciones populares, democráticas e independientes
Al pueblo en general

JORNADA NACIONAL: LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO DE ESTADO SON DEL PUEBLO, NO DESISTIREMOS ¡HASTA ENCONTRARLOS!

El terrorismo de Estado es real e inocultable, sus efectos represivos taladran constantemente al pueblo trabajador; política gubernamental que pretende eliminar la capacidad de respuesta organizativa popular ante los ríos de sangre que inundan el territorio mexicano. Es el pueblo quien cobija con la solidaridad a cada una de las víctimas, porque éstas mismas le pertenecen y son parte de él.

Los estados que recorrimos desde el 6 de marzo, fecha en que dimos inicio a esta jornada nacional de lucha en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, observamos que, aunque el dolor es grande y la zozobra angustiante ante el cometido de crímenes de lesa humanidad, la solidaridad del pueblo es vasta, porque existe el reconocimiento de clase de cada víctima y su pertenencia a las masas trabajadoras.

A casi cumplirse 10 años de la desaparición forzada de los luchadores sociales Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya, ambos reconocidos por sus compañeros como revolucionarios y militantes del Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR), se comprueba que estos crímenes de lesa humanidad tienen patente en el Estado mexicano, cuya política es tender el manto de la impunidad a los perpetradores.

Este caso en particular expresa el aspecto cualitativo del fenómeno exponencial de las desapariciones forzadas que se vive en nuestro país, tanto por motivos políticos o sociales, porque no existe ninguna duda de la responsabilidad de elementos del ejército mexicano, policías federal, estatal y municipal, en el cometido de este crimen, de acuerdo con la información dada a conocer por la defensa jurídica, y, sin embargo, desde las autoridades encargadas de procuración de justicia se niega rotundamente a presentarlos con vida.

La detención desaparición forzada es en esencia un crimen deleznable y atroz, cuyos efectos son devastadores para la víctima directa, porque se niegan de tajo todos sus derechos humanos, políticos y sociales, situación que la coloca en un estado de total indefensión a merced de sus victimarios; no obstante, en México se ejecuta desde la óptica del terrorismo de Estado con el propósito de generar parálisis social ante un escenario de crisis económica y política del régimen.

Los efectos negativos de los crímenes de lesa humanidad se exacerban y son más perversos cuando éstos se cometen contra elementos del pueblo organizado, porque se niega el derecho a resistir, a luchar por mejores condiciones de vida, independientemente de la forma de lucha que se adopte, como es el caso de los revolucionarios Gabriel Alberto y Edmundo, cuyos efectos nocivos de este crimen se manifiestan con la clara intención de quebrantar su dignidad, su voluntad de luchar y doblegar sus ideales.

El hecho de salir a denunciar, de formar comités de familiares y luchar por la presentación con vida es el indicativo de que el terrorismo de Estado no es infalible, se le puede hacer frente con la organización y decisión de luchar. Ahí donde el temor hace presa a las víctimas y les impide desarrollar una respuesta creativa, es donde el Estado se ensaña con el cometido de los crímenes, los cuales superan exponencialmente los registros en la historia reciente de las dictaduras militares en Latinoamérica.

La necesidad está expuesta, es preciso que todo el pueblo nos organicemos antes de ser víctimas del terrorismo de Estado, no esperar pasivamente a que la desaparición forzada o la ejecución extrajudicial entre por la puerta de nuestra casa, porque en este ambiente generalizado de la violencia institucional, ningún elemento de los sectores populares estamos exentos de ser alcanzados por estos flagelos represivos.

En este contexto se enmarca nuestra jornada de lucha, en el esfuerzo de incorporar a más familiares de víctimas y desarrollar la unidad de todos quienes padecemos los efectos de esta política criminal, porque en todas las cifras escalofriantes de víctimas de los crímenes de Estado, no se encuentra a ningún potentado burgués, ningún político de oficio del alto renombre, mucho menos del alto clero reaccionario o mandos castrenses.

Esta es verdad que no se puede ocultar, en esta larga lista del terror, a quienes se puede identificar son a hombres y mujeres del pueblo, madres, padres, hijos, hijas… quienes antes de ser víctimas de estos crímenes estaban incorporados al proceso productivo, por lo tanto, presentarlos como parte de la delincuencia organizada es una cortina de humo para encubrir la responsabilidad del Estado mexicano en su cometido.

La estigmatización, el linchamiento mediático y la incriminación son algunos de los elementos con los cuales el Estado mexicano mediante su aparato ideológico pretende aislar a las víctimas del pueblo y así evitar la condena por el cometido de crímenes de lesa humanidad. En este mismo sentido se encuentran todas las argucias y sofismas con los cuales se tipifica el hecho, tales como “levantones”, “ajustes de cuentas”, “secuestro sin intención de rescate”, entre otros.

Nuestra organización y quienes participamos en ella nunca hemos condicionado la solidaridad, por lo tanto, desarrollamos sobre este principio político distintas actividades para desenmascarar al único responsable de los crímenes de lesa humanidad, sin distinguir las convicciones políticas de las víctimas, su forma de lucha por la que condujo su práctica política, mucho menos el sector popular al que pertenezca, todas sin excepción son parte del pueblo, por lo tanto, hermanos de clase.

El Estado mexicano y sus cuerpos represivos, intentaron hacernos desistir de realizar esta jornada nacional de lucha con el cometido de más crímenes, como lo es la ejecución extrajudicial de nuestro compañero Humberto Morales Sántiz, el pasado 28 de febrero a través del grupo paramilitar “Los Petules”; crimen que evidencia la perversidad y naturaleza fascista de quienes gobiernan el país, no les importó que nuestro compañero fuera menor de edad, su único delito, si es que le puede llamar de esta manera, fue ser hijo de campesino luchador por el socialismo, ser integrantes del proyecto político nacional: Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS).

La lista de agresiones contra el FNLS es larga para evitar que brindemos la solidaridad hacia los familiares de los luchadores sociales Gabriel Alberto y Edmundo. Por citar algunos ejemplos, se encuentran las agresiones paramilitares del 26 y 29 de septiembre del 2015 en el ejido El Carrizal, municipio de Ocosingo, de las cuales resultan heridos el compañero Emilio Morales Díaz, Mauricio Gómez Sántiz y el asesinato político del compañero Héctor Sántiz López.

El intento de ejecución extrajudicial de 5 compañeros en la Ciudad de México el 7 de noviembre de 2015 y la desaparición forzada del compañero Fidencio Gómez Sántiz el 5 de marzo de 2016, son sólo algunos de los acontecimientos que reiterativamente intentan romper con la unidad política para luchar contra los crímenes de lesa humanidad.

La jornada nacional Las víctimas del terrorismo de Estado son del pueblo, no desistiremos ¡HASTA ENCONTRARLOS! en su paso por varios estados de la república y en distintas ciudades, nos confirma que no existe rincón del país que no sea testigo de esta política represiva. Las víctimas resultan incuantificables, en tanto que el Estado despliega todo su arsenal represivo para tratar de crear una herida perene en las masas trabajadoras.

Sin embargo, también se pudo constatar que a pesar del dolor, del terror que es real y objetivo, la solidaridad popular es un principio que se manifiesta de muchas formas, desde la aportación en el bote para continuar con el desarrollo de las actividades, un kilo de tortillas, un lugar para pasar la noche… todos estos elementos en su conjunto son la expresión de que la unidad del pueblo inevitablemente se construye a partir de la coordinación, en la denuncia política de los efectos nocivos del terrorismo de Estado.

Desde San Cristóbal de Las Casas, Ocosingo, Tuxtla Gutiérrez y Villa Comatitlán, en Chiapas; Orizaba, Córdoba, Amatlán de los Reyes, Rafael Delgado, Tlilapan y Xalapa, Veracruz; y, la ciudad de Puebla y Atlixco, una constante nos acompaña, la solidaridad popular que brindamos y recibimos, por lo que se abre el camino para la coordinación entre y con las víctimas del terrorismo de Estado.

El horizonte está trazado, es la combatividad y creatividad en las acciones políticas de masas las garantes para sortear esta oleada represiva, el reconocimiento de las víctimas como hermanos de clase, de lo que se desprende, que no se debe esperar pasivamente a ser víctima para incorporarnos a la denuncia y acciones políticas de masas. Si el terrorismo es real y objetivo, reales y objetivas deben ser las formas metodológicas de organización para hacerle frente, desarrollemos en unidad la lucha popular contra el terrorismo de Estado.

Fraternalmente

¡Presentación con vida de todos los detenidos desaparecidos de ayer y hoy!
¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!
¡Presentación con vida de Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya!
¡Presentación con vida de nuestro compañero Fidencio Gómez Sántiz!
¡Juicio y castigo a los responsables de la ejecución extrajudicial del compañero Humberto Morales Sántiz!
Por la unidad obrero, campesino y popular

Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS

¿Un mensaje, un comentario?

moderación a priori

Este foro es moderado a priori: su contribución sólo aparecerá una vez validada por un/a administrador/a del sitio.

¿Quién es usted?
Su mensaje

Para crear párrafos, deje simplemente líneas vacías.