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LOS AGENTES Y ALIADOS DEL ESTADO Y SU PRÁCTICA, SON PARTE INTEGRANTE DEL TERRORISMO DE ESTADO

Martes 14 de marzo de 2017, por Chiapas

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 14 de marzo de 2017

A los sectores populares organizados
A la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación
A las organizaciones sociales políticas e independientes
Al pueblo en general

LOS AGENTES Y ALIADOS DEL ESTADO Y SU PRÁCTICA, SON PARTE INTEGRANTE DEL TERRORISMO DE ESTADO

La política de gobierno regida bajo el terrorismo de Estado se aplica de manera sistemática hacia el conjunto del movimiento popular, expresado el cometido de crímenes de lesa humanidad; situación que se refleja en la presente coyuntura en los fenómenos de la detención desaparición forzada y la ejecución extrajudicial, como las más recurrentes.

Las fosas comunes descubiertas a lo largo y ancho del país, las cifras de asesinados y las denuncias de familiares de detenidos desaparecidos, son ejemplos inequívocos de la violencia de clase que ejerce la burguesía y el Estado para atentar contra el propio pueblo, configurándose de esa manera los crímenes de Estado. De las ejecuciones extrajudiciales y las detenciones desapariciones forzadas, es responsable el Estado, que actúa con las fuerzas armadas o agentes organizados, dirigidos y financiados por él.

La magnitud de la violencia de clase objetivada con el terrorismo de Estado, ha podido ejercerse en la medida que existe un estado de derecho de clase, de carácter oligárquico, un estado de derecho oligárquico, regidos por los intereses económicos y políticos de la burguesía oligárquica, para colocarse por encima de los desposeídos. Que ha parido a su vez un estado policíaco-militar para materializar la política gubernamental de terrorismo de Estado.

A pesar de la existencia de un marco legal que robustece al Estado como instrumento de dominación política por y para la burguesía, se ve forzado a deformar la realidad objetiva bajo premisas subjetivas, como medida para que puedan tener las condiciones sociopolíticas y ejercer sin mayores dificultades el terror y control de las masas trabajadoras. Constituye la justificación que le brinde total impunidad y evite todo cuestionamiento político del pueblo y se diluya la responsabilidad del Estado relacionadas con las víctimas de su política criminal. La guerra contra el narcotráfico y el combate al crimen organizado han sido los más recientes pretextos del Estado, para imponer la violencia de clase hacia el pueblo y aplicar su política terrorista.

La justificación política del gobierno antipopular se centra fundamentalmente en la criminalización de todo lo que disienta de la política neoliberal y sus consecuencias. Por lo que hasta ser pobre es constitutivo de delito, porque se es tratado como sospechoso, y por consecuencia se convierte en víctima de las instituciones encargadas de ejercer la represión jurídica, policíaca o militar. Tal es la crisis política existente en el país, que desde las mismas fuerzas armadas exigen que se le permita actuar impunemente mediante la modificación de las leyes para aplicar cualquier método para obtener información; en esencia es la legalización de las prácticas inhumanas como la tortura, arraigo, desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales, desplazamiento forzado, entre otros.

Las víctimas se cuentan por miles, dirigida hacia el conjunto del movimiento popular y las masas trabajadoras no organizadas. Suman más de 300 mil desaparecidos por motivos políticos o sociales, más de 300 mil ejecutados extrajudicialmente. Desde el gobierno se dirige el manotazo represivo contra el pueblo, para evitar, mediante el terror, cualquier intento de organización y crítica política al régimen. Evita a toda costa que la unidad política e ideológica del pueblo se concrete, bajo la premisa de que un pueblo dividido es susceptible de dominio y control.

Para la concreción del terrorismo de Estado, en tanto política de gobierno, se combina con otros mecanismos políticos que permitan objetivarla. Uno de ellos es la constante criminalización de toda protesta popular y críticos al gobierno antipopular: hechas desde los defensores oficiosos, que de manera abierta y cínica exigen cada que pueden se desate un baño de sangre sobre las organizaciones populares independientes.

Otros lo hacen a nombre de los intereses del pueblo, encargados del trabajo sucio del gobierno al generar calumnias y señalamientos policíacos contra integrantes de organizaciones populares e independientes. Cada uno de ellos, en los hechos se comportan como agentes del Estado y fieles aliados de éste, encargados de desbrozar el camino para el cometido de crímenes de lesa humanidad y de Estado, y en general permitir que la represión alcance a tantas víctimas como sea posible. Es su práctica, por lo tanto, lo que los define; en la medida que todo cuanto hagan y digan está en correspondencia a las consecuencias existentes. Cada señalamiento de éstos agentes se encuentra relacionado con crímenes de lesa humanidad y de Estado.

Cada quien en su sector conoce y sabe de la existencia de ese tipo de sujetos encargados de sembrar la semilla de la discordia entre los explotados y oprimidos, cuyo interés no es más que evitar la unidad del pueblo a toda costa para facilitar la represión generalizada, el exterminio del pueblo y la desarticulación de todo esfuerzo popular organizativo.

¿Quién teme que el pueblo, en sus diferentes sectores alcance niveles de coordinación, alianza o unidad política e ideológica?, ¿quién pierde con la unidad ideológica y de acción del pueblo? Lo seguro es que el pueblo no pierde, ni teme, porque la historia demuestra con suma claridad que no hay mejor pertrecho que la unidad de todo el pueblo. Temen aquellos que tienen intereses con la clase en el poder, porque dejarán privilegios obtenidos a costa de las muertes y desapariciones.

Razón teníamos y la mantenemos, cuando en su momento denunciamos la campaña de linchamiento mediático, criminalización y señalamientos policíacos hacia nuestro esfuerzo organizativo que se conoce como Frente Nacional de Lucha por el Socialismo, en la que preveíamos la intención de desatar cruelmente la represión contra nosotros. No nos equivocamos, el tiempo y los acontecimientos recientes nos vienen a dar la razón.

Desde el 2015 se intensificó una ofensiva policíaco-militar que ha costado vidas humanas y daños físicos irreversibles a compañeros; el crimen de Estado reciente es la ejecución extrajudicial de un compañero menor de edad de tan sólo 13 años, un niño que su único delito fue comportarse firmemente como un luchador por el socialismo. Emboscado, torturado y ejecutado extrajudicialmente con el tiro de gracia en la cabeza, por la policía y el grupo paramilitar “Los Petules”, del municipio de Ocosingo, Chiapas. Costos en vidas humanas que vienen a demostrar de manera dolorosa la justeza de nuestras causas y la seriedad de nuestros planteamientos.

A todos nuestros detractores y calumniadores, ¿ya están tranquilos por las muertes, desaparición forzada e intento de ejecución extrajudicial de nuestros compañeros? Sólo aquellos que han decidido tomar partido con los explotadores y represores, estar al lado de la burguesía y el Estado, gozan con los crímenes de Estado que se han cometido contra nosotros. Sólo este tipo de sujetos que han perdido su humanidad festejan y se remozan por el asesinato de un niño.

Aquellos que de manera dolosa y premeditada calumniaron al FNLS e hicieron eco de los señalamientos policíacos, son corresponsables de la ejecución extrajudicial de nuestro compañero Humberto Morales Sántiz de tan sólo 13 años de edad; ustedes nuestros detractores nos han demostrado que están de acuerdo con los crímenes contra los niños. ¡Cuánta deshumanidad!

También sabemos y comprendemos, que una parte del pueblo de algunos sectores organizados, al carecer de información objetiva han sido engañados por aquellos agentes del gobierno, que sembraron la discordia entre ustedes para que donde quiera que escuchen las siglas del FNLS les genere desconfianza y rencor; para no acercarse y hermanarnos en las jornadas de lucha.

Sabemos que algunos han propalado y difundido la mentira y calumnia de que somos paramilitares, con el objetivo de evitar la coordinación y la unidad política. Pero, preguntémonos si un grupo paramilitar, como dicen los agentes y aliados del Estado, ¿es reprimido constantemente como lo hemos sido nosotros?, ¿un grupo paramilitar es capaz de denunciar constantemente la política represiva del gobierno, exigiendo la presentación con vida de los detenidos desaparecidos y al mismo tiempo dar la solidaridad con los diferentes sectores, como el magisterial?

No somos paramilitares, somos una organización política con carácter independiente que luchamos por lograr el socialismo, pese a quien le pese. Y las calumnias y señalamientos policíacos han fungido como la antesala de la represión para detener el proceso de organización del pueblo por cauces independientes y combativos.

Otros más han dicho abiertamente que somos radicales, situación que refleja el dolo y la intención de confundir y desviar al pueblo de la lucha contra el enemigo principal. Radical tienen un significado concreto: que afecta la raíz o principio de las cosas [1] ; perteneciente o relativo a la raíz, fundamental o esencial, total o completo (cambio radical) [2] ; es decir, el que trata de acabar con el problema de raíz.

Nuestro interés y alternativa al pueblo para luchar contra el capitalismo es que comprenda las raíces de este sistema, las bases económicas que sustentan la explotación y opresión política, bajo la tesis principal de que la única forma de acabar con esas raíces es impulsar la lucha por el socialismo, como antítesis del capitalismo. Esto es lo que callan los detractores y calumniadores, porque no dicen y no explican al pueblo; por el contrario, alientan la confusión porque asocian y afirman que ser radical es sinónimo de violento sin razón o causa aparente. Definición totalmente falsa.

No hacemos apología de la violencia irracional, impulsamos y educamos al pueblo para que comprenda las causas de la violencia de clase que aplica el Estado contra los sectores populares, y despierte en ellos la necesidad de hacer frente a la política terrorista del Estado, no queremos que las víctimas sean del pueblo. ¿Acaso no es válido y legítimo defenderse de la violencia de clase y del terrorismo de Estado?

Por lo tanto, afirmamos categóricamente: no somos paramilitares ni apologistas de la violencia irracional, somos un esfuerzo organizativo popular e independiente que no oculta sus intereses de clase, luchamos por el socialismo y no descansaremos hasta lograrlo.

Calumniar y satanizar al Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS) es hacer eco de la criminalización que realiza el Estado, para que sobre el FNLS se cometan todo acto de represión.

Todo aquel que se diga ser un luchador social o defensor de las causas populares y ponga el dedo inquisidor sobre el movimiento popular y en particular al FNLS, es hacer patente su definición de clase habiendo tomado partido por la burguesía, es avalar los actos represivos cometidos contra el FNLS, como la reciente ejecución extrajudicial del niño Humberto Morales Sántiz.

La campaña de criminalización, señalamiento policíaco y calumnias por parte de los agentes del gobierno, aliados del Estado y defensores de éste, tiene también como objetivos: aislar a las masas de la alternativa política que hemos emprendido desde nuestra conformación, mantener a los sectores populares divididos y atomizados, que reine entre ellos la discordia y desconfianza; en síntesis: alejar a las masas de la alternativa política y evitar a toda costa el proceso de unidad real, política e ideológica que de paso a la unidad en los hechos y de acción entre nosotros como pueblo explotado y oprimido.

Nos dirigimos una vez más al pueblo, aquellos que han sido engañados y fueron presa de la desinformación y la calumnia, al acto de reflexión y balance que permita superar prejuicios políticos y dificultades ideológicas para coordinarnos y unificarnos como pueblo; la represión y el terrorismo de Estado, pero sobretodo la voluntad de luchar han desenmascarado nuevamente a los agentes del gobierno, y aquellos que nos calumniaron y denostaron hoy son cómplices del terrorismo de Estado, de los crímenes de lesa humanidad y de los crímenes de Estado.

Aquellos que no dudaron en expresar siempre su solidaridad estamos muy agradecidos, sabiendo que en la lucha de clases nos identificamos a través de los principios políticos que nos rigen, y uno de ellos ha sido el de la solidaridad incondicional.

Vaya pues, nuestro saludos a todas aquellas personas, luchadores sociales, activistas, defensores de los derechos humanos, que a pesar de no conocernos hemos coincidido y nos han dado su respaldo ante el terrorismo de Estado. Estamos convencidos que la unidad del pueblo, tarde o temprano se dará, como obra y producto de la aplicación correcta de los principios políticos independientes, en la lucha de clases.

¡Por la unidad obrero, campesina y popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS


[1Diccionario Larousse

[2Connotaciones de la definición de radical del Diccionario de la Lengua Española

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