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El dedo inquisidor de los mercenarios de la comunicación se coloca para cerrar la espiral de violencia contra el pueblo organizado

Domingo 13 de noviembre de 2022, por Ciudad de México

Ciudad de México a 13 de noviembre de 2022

A la opinión pública

Existen en el medio periodístico sujetos que se amparan en este noble oficio para regurgitar improperios con el objetivo de sumar sus esfuerzos a la espiral de violencia institucional contra el pueblo trabajador. Colocan su dedo inquisidor para dar pauta a la justificación del cometido de violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.

Emitir los juicios debe hacerse con responsabilidad, conocedores del efecto que éstos pueden tener, de tal manera, que el señor Augusto Romero, debe saber del contenido fascistoide de sus concepciones políticas, del rancio contenido reaccionario de sus conceptos y que es corresponsable de la violencia.

Señor Romero, con mucha facilidad tipifica de vandalismo y saqueo a las actividades que realizan organizaciones populares en el estado. En sus conclusiones denota un profundo desconocimiento respecto a la operatividad de las escuelas normales, supone que éstas están bajo el control de los estudiantes.

Las actividades de protesta no tienen nada que ver con el vandalismo, tal aseveración tiene el propósito de abrir paso a la represión, de generar el estigma contra las organizaciones populares. Quienes sí saquean al erario público, la riqueza social y esquilman la vida del trabajador son los empresarios y oligarcas, son ellos quienes llevan una vida parasitaria a costa del sudor de los trabajadores del campo y la ciudad.

¿A qué michoacanos se refiere el hartazgo? ¿Qué tipo de acciones ilegales y amenazas hace referencia? Porque está claro que hay sectores populares que protestan ante la sistemática negación de los derechos constitucionales. Desde los gobiernos estatal y federal se ha diseñado una estrategia política para asfixiar el normalismo rural, a través del cometido de crímenes se abre paso a la privatización de la educación y la negación del derecho al trabajo.

Su señalamiento de que hay quienes delinquen tras la máscara de protesta y la justicia social es una sentencia incriminatoria, denota el rol servil que funge a las exigencias empresariales. No hay ingenuidad en sus declaraciones, por ello, es corresponsable de las consecuencias nefastas que tiene en el pueblo la política represiva que diseña el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.

Es grotesca la defensa que hace de la política gubernamental, tal lambisconería nos habla del carácter servil de personajes que secundan la voz oficial que criminaliza e incrimina la acción de protesta del pueblo.

El apego a la legalidad significa la utilización de la ley para castigar al pueblo, el estado de derecho es el interés de los empresarios plasmado en norma jurídica. El ejemplo está en los presos políticos que son condenados a purgar la privación de la libertad sin haberles comprobado delito alguno.

El anonimato y la cobardía no está del lado de las organizaciones populares, éstas dan la cara en cada acción de protesta. Luchar y exigir un alto a la violencia institucional no es una cuestión de valentía, se trata de la claridad respecto al origen de la pobreza y miseria que vive el pueblo.

Sólo porque es pueblo organizado no merece el principio de presunción de inocencia, para los mercenarios de la comunicación son en automático delincuentes, se abrogan el derecho de juzgar y emitir sus conclusiones sin el menor recato, sin importar que son víctimas de una espiral de violencia institucional.

Comunicadores bajo la nómina gubernamental tienden una maniobra perniciosa para cerrar la espiral de violencia contra el pueblo y justificar el cometido de violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.

La maniobra del grupo Marmor queda descubierta como imparcial, porque manipulan, sesgan y conducen la opinión de las personas con el propósito de que den la espalda a sus hermanos de clase.

Quienes claman a la represión han perdido toda identidad con los sectores populares, consideran que la movilización es por un capricho personal y no admiten las causas político sociales.

¿Quiénes son los criminales? ¿Dónde están los delincuentes? Los criminales y delincuentes son aquellos que explotan al pueblo, quienes niegan sistemáticamente los derechos del pueblo. Sostener que son los jóvenes egresados los que cometen ilícitos es un argumento pueril, producto de una visión reaccionaria.

Mención aparte merece la conjetura de que se cometen delitos al amparo de las causas populares, tal aseveración lo único que refleja es una descomunal ignorancia política y una actitud servil a las autoridades gubernamentales.

La mediocridad está con quien al amparo de las letras pretende emite sus conjeturas sin responsabilidad, con ello adquiere corresponsabilidad en los hechos de violencia y el pueblo sabrá encontrar a quienes con sus dichos y hechos lo condenan a vivir una vida de represión y miseria.

Fraternalmente
¡Presentación con vida de todos los detenidos desaparecidos!
¡Libertad de todos los presos políticos!

Frente Nacional de Lucha por el Socialismo

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