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Resistencia indígena popular en México

Martes 12 de octubre de 2021, por Chiapas

México. 12 de octubre de 2021

A los medios de comunicación

A las organizaciones populares

Al pueblo en general

Resistencia indígena popular en México

En el marco de los 529 años de la conquista española, la resistencia indígena popular en México está presente en la historia contemporánea, con nuevos bríos, aspira a la transformación profunda de las relaciones sociales de producción imperante, basadas en la explotación y opresión capitalista. En el pueblo existe disposición y dignidad de lucha manifiesta en las batallas políticas que libra ante las medidas político económicas que los gobiernos en turno imponen para el sometimiento de los trabajadores del campo y la ciudad.

El proceso del desarrollo histórico mesoamericano fue truncado en 1492 con la conquista española, cualquier explicación que diluya la lucha de clases es incorrecta. La continuidad de la resistencia indígena es consecuencia de la opresión y explotación, de la experiencia se despliegan formas de lucha que el pueblo opta en la búsqueda de mejores condiciones de existencia y solución de necesidades no atendidas y resueltas por el régimen político económico y gobiernos en turno.

La resistencia indígena hasta la actualidad es un hecho real, en tanto que, la Guerra de Independencia no logró poner fin a las relaciones de explotación y opresión, éstas adquirieron nuevas expresiones hasta arribar a la actualidad, que toman forma en el carácter y expresión popular al desplegar creatividad, esfuerzo individual y colectivo ante la continuidad de la opresión del pueblo.

La historia registra que de la conquista al período colonial sucedieron más de 300 actos de rebelión indígena, seguida de su participación masiva en la Guerra de Independencia de México y la Revolución Mexicana que marca el proceso que desencadena las actuales condiciones de sometimiento del pueblo mexicano.
El desarrollo de la lucha indígena durante el siglo XX y XXI, se da inevitablemente ante las leyes que impone las relaciones de producción capitalista, ningún sector está exento de la opresión y explotación capitalista.

Por la política de gobierno con respecto al campo, el hombre del campo, sea campesino o indígena vive en su mayoría en la pobreza, sobre su humanidad recaen todas las medidas antipopulares impulsadas desde el legislativo para favorecer a la expresión agroexportadora, donde únicamente salen beneficiados aquellos quienes conforman parte de la burguesía agraria.

No hay forma de considerar al indígena fuera de las relaciones de producción capitalista, éstas están fincadas en la propiedad privada sobre los medios de producción, por consiguiente, las relaciones que emanan de ella son de explotación económica y opresión política. En esa perspectiva, la lucha del indígena en los tiempos contemporáneos es en esencia anticapitalista, su condición de pobreza, miseria y de despojo de los derechos constitucionales se debe al régimen político y económico capitalista que impera en México.

El indígena, en posesión de tierra o no, busca sobrevivir en el campo y la ciudad bajo las leyes que impone la clase en el poder político y económico. Gran parte de las necesidades en el hogar se satisfacen en la compra de alguna mercancía, de la venta del excedente de la producción campesina, en la venta de fuerza de trabajo por un salario mínimo que hacen imposible no ser objeto del régimen imperante y ajenos a las contradicciones de los intereses de clase existentes en el país.

Por ejemplo, la lucha por la tierra en los años 60, 70, 80 y 90 del siglo pasado por campesinos de origen indígena se debió al despojo progresivo y la división de la sociedad en clases antagónicas no extirpada por la revolución mexicana. Del proceso de despojo durante la colonia, la formación de terratenientes y existencia de caciques durante estos años, configuran los antecedentes de la actual condición privilegiada de la burguesía como monopolistas en la producción agrícola, la explotación minera, petrolera, eléctrica, vías de comunicación e inmobiliarias en función del detrimento de las condiciones de vida de los desposeídos.

No es la condición étnica la causa de la “desgracia”, el hambre, pobreza y miseria que padece el sector indígena, esta condición la padece la gran mayoría del pueblo trabajador mexicano. Indígenas, campesinos pobres, comerciantes, trabajadores de la construcción, de la salud y educación, los obreros de las maquilas o ensambladoras, es decir, los trabajadores del campo y la ciudad viven sujetos a los designios e intereses burgueses independientemente del gobierno en turno.

La negación a los derechos humanos y constitucionales y la violencia institucional es política de Estado contra sectores organizados y no organizados, no distingue género o particularidad cultural. Por tanto, una experiencia que no debemos olvidar el pueblo organizado de forma independiente, es la defensa de nuestros intereses populares en unidad con los distintos sectores, sin esta cualidad política todo intento de lucha se vuelve frágil y la lucha sectorial antepone el bienestar individual sobre el interés común del pueblo trabajador.

El sector indígena debe fortalecer la identidad política e ideológica con el resto de los sectores, porque no hay rincón del país ni usos y costumbres donde la vida de un trabajador del campo o la ciudad no sea trastocada y pervertida por las leyes del capitalismo. Éste es la razón por la que la resistencia indígena popular en México ocupa encausar sus esfuerzos organizativos bajo los principios del humanismo proletario que le permita en mejores condiciones hacer frente a la embestida neoliberal.

El esfuerzo está presente, hombro a hombro, codo a codo, entre compas de los distintos sectores organizados en las filas del movimiento popular independiente denunciamos y desenmascaramos los intentos del Estado mexicano y gobiernos en turno por eliminar y sepultar con represión y crímenes de lesa humanidad la unidad del pueblo.

En el escenario actual de prevalencia de la demagogia gubernamental se argumenta el fin del hambre, de la represión, de la violencia e impunidad sobre los autores materiales e intelectuales de los crímenes contra el pueblo, sin embargo, la violencia institucional que acontece en esta entidad como en otras regiones del país es muestra de la opresión a través del uso de la fuerza policíaca militar y paramilitar como política de gobierno.

En Chiapas existen miles de víctimas del desalojo forzoso y desplazamiento forzado, centenas de presos políticos, perseguidos políticos, la elaboración de Carpetas de Investigación (CI) que amenazan con cometer detenciones arbitrarias a hombres y mujeres de distintos sectores organizados, entre ellos, quienes estamos agrupados en el FNLS; los asesinatos políticos, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas contra integrantes del pueblo organizado y no organizado constituye represión para imponer exigencias empresariales.

Las razones de la lucha y organización para mantener la resistencia indígena popular de forma combativa están en cada una de las víctimas de la violencia institucional, en la pobreza y miseria que vivimos las comunidades indígenas y colonias populares derivada de las políticas de gobiernos antipopulares.

No basta recordar el pasado histórico y presentarlas como hechos “gloriosos” o tomar el papel de “víctimas”, es preciso abstraer de ello aprendizaje que nos permita unir voluntades y disposición de lucha contra el enemigo común. Objetivamente, en tiempos del gobierno de la “cuarta transformación”, las condiciones de vida del sector indígena, campesino, obrero y el resto de los sectores populares, en esencia no hacen diferencia con los sexenios anteriores, la explotación y opresión capitalista sigue su curso.

Los distintos sectores populares tienen el legítimo e inalienable derecho de estar organizados en la defensa de sus intereses, en la lucha y defensa de la tierra, por una vivienda digna, en la defensa y garantía de la educación y salud pública y gratuita, en la exigencia de libertad de los presos políticos, contra la impunidad, por la justicia, verdad y libertad, por la presentación con vida de los detenidos desaparecidos.

La lucha por el socialismo en el país es parte de la resistencia indígena popular, en unidad con los trabajadores del campo y la ciudad desplegamos acciones políticas de masas y formas de organización independiente para hacer frente a la represión de los gobiernos antipopulares.

La exigencia de nuestros derechos humanos y constitucionales la encausamos por la vía de la lucha popular independiente, para cambiar de raíz las condiciones de explotación y opresión capitalista, los distintos sectores sociales debemos tener la disposición, voluntad y conciencia de clase para hacer frente al enemigo común.

¡Por la unidad obrero, campesino, indígena y popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo

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