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Tinta Socialista No. 140. La violencia emana del gobierno mexicano a través de sus aparatos represivos, judiciales e ideológicos

Martes 23 de marzo de 2021, por fnlsciudaddemexico

Ciudad de México a 22 de marzo de 2020

Tinta Socialista No. 140. La violencia emana del gobierno mexicano a través de sus aparatos represivos, judiciales e ideológicos

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La violencia no la genera el pueblo que protesta, mucho menos mujeres y hombres que exigen justicia o luchan por transformar las condiciones de explotación y opresión en la que viven millones de masas trabajadoras en el país. La violencia es engendrada por el gobierno mexicano a través de sus aparatos represivos, judiciales e ideológicos; es acto autoritario de la clase en el poder político y económico para intentar contener el descontento del pueblo organizado y no organizado.

Quien tiene el control de la violencia es el Estado mexicano, es éste el que la administra y ejecuta de manera paulatina contra las masas trabajadoras, de manera que, los argumentos de mujeres policías, respecto a que “la violencia genera más violencia” en referencia a las manifestaciones del pasado 8 de marzo son represivas, hipócritas y perversas. Los únicos que tienen los medios de ejercerla son los cuerpos policíacos y militares con la venía del Ejecutivo federal o altos mandos.

En sus palabras, Itzania Otero, jefa del agrupamiento Atenea, implícitamente lanzó la amenaza de reprimir, argumentó que la respuesta institucional a las protestas populares será la violencia de clase en caso de no actuar conforme a los protocolos y reglamentos gubernamentales impuestos por los grupos parlamentarios para cortar los derechos a la manifestación y libertad de expresión, por eso reiteró, "solamente que sea pacífica, que se vea la expresión es un derecho a manifestarnos más no que se cree más violencia". En los hechos actuaron con violencia y represión contra las manifestantes.

Resulta que las victimarias se convierten en víctimas y las que protestan se transformaron en victimarias, personas violentas que “agredieron” a las “indefensas” mujeres policías, incluso algunos medios de comunicación escritos en sus editoriales, le dieron la razón al gobierno de la CDMX, se erigieron como jueces de lo moral al pedir a los grupos de manifestantes que se deslindaran de esos actos “violentos”.
Intentan obviar que las Ateneas son un agrupamiento de policías al servicio del Estado, desde ahí fungen el papel de represoras; son féminas con el disfraz de “respetar el derecho a la libertad de expresión”, aunque en la vía de los hechos se comporten como lo que son: mujeres desclasadas al servicio de los grupos de poder político y económico.

Por el simple hecho de que son mujeres, ¿se les debe tratar como “amigas” o “protectoras” de los ciudadanos?, ¿se les debe respetar y tratar como damas? Desde luego que no, son mujeres que tienen definida su posición de clase, su ideología, pensamiento y acción están en correspondencia con los intereses burgueses, por eso son entrenadas para contener y someter al pueblo que protesta.

Las Ateneas son un agrupamiento especial de mujeres armadas cuyo objetivo de su labor es reprimir al pueblo, en específico a aquellos y aquellas que luchan por la defensa de sus derechos que conculcados; son entrenadas adiestradas e ideologizadas para que puedan cumplir con el oficio de reprimir al pueblo sin ningún remordimiento, por ese “honorable” trabajo cada quince días cobran un salario.
Así como existen mujeres luchadoras sociales, activistas políticas defensoras de los derechos humanos o revolucionarias, también están aquellas que desde sus espacios políticos o curules reprimen al pueblo, las que ejercen la violencia y la materializan a través de los cuerpos represivos.

La política siniestra de la administración actual es tal que intentan generar la imagen de las mujeres policías como “guerreras” o “defensoras de la patria”, con la intención de diluir las demandas del pueblo que en las calles exige la presentación con vida de sus seres queridos, la libertad de los presos políticos o el juicio y castigo a los responsables materiales e intelectuales del cometido de graves violaciones a los derechos humanos.

Un hecho es ineludible sean Ateneas u hombres los que conforman los cuerpos policíacos, actúan como lo que son: instrumentos de represión contra el pueblo. Aunque intenten disfrazarlos de ser “amigos del pueblo” o “protectores de los ciudadanos” no dejan de ser sujetos represores, el pueblo no olvida los rostros de quienes en un retén, cateo domiciliario o acciones policíacas le arrebataron violentamente a un ser querido.

Los comentarios hechos por elementos policíacos durante la marcha del pasado 8 de marzo como, “Pinches viejas, malcogidas”, “por eso las matan”, “chichis guangas”, “por eso las descuartizamos”, mientras que les arrojaban botellas con orines, expresan la esencia y carácter de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México: una institución misógina y represiva, que protege y premia a sus elementos, independientemente del sexo, por contener la protesta popular, por agredir e insultar a mujeres durante una manifestación.

Las acotaciones de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno de la CDMX, como “Estoy convencida que nuestra fuerza siempre será mayor si se usa la fuerza de la razón, del convencimiento y de la construcción de la paz”, son perversas e indolentes, porque desde esa posición política se burla del dolor de las víctimas, además de fungir como institución de lo moral al intentar determinar qué actividades de protesta son buenas y cuáles no, quiénes usan la razón y cuáles son irracionales.

La razón que profesan desde la institucionalidad es aquella que está dentro de los intereses gubernamentales, aquella que se alinee a la política de gobierno actual, a la que no entorpezca sus planes y proyectos económicos en beneficio de un puñado de oligarcas. Entre menos proteste o haga crítica política el pueblo trabajador es mejor.

No existe mucha diferencia en lo que proponían gobiernos anteriores de reglamentar las marchas, destinar un lugar a donde tenían que llegar para no molestar a “terceros” o “pedir permiso para marchar, realizar un mitin o cualquier actividad política”; hoy con vallas metálicas, el cierre de calles, el encapsulamiento de mujeres que se manifestaban, las agresiones verbales y físicas, así como la utilización de gas lacrimógeno, expresan la esencia de un gobierno que ejerce la violencia de clase contra el pueblo organizado y no organizado.

La desaparición forzada, ejecución extrajudicial, asesinato, trata de mujeres, pedofilia o la violación sexual son delitos graves, transgresiones a los derechos humanos que el gobierno mexicano, ya sea por omisión, comisión o aquiescencia es responsable; los familiares y las víctimas que protestan lo hacen ante la indolencia, dilación y burocratismo de las autoridades e instituciones, quienes en todo momento escamotean la justicia.

En el momento que los familiares acuden a las instituciones a denunciar el cometido de graves violaciones a los derechos humanos contra sus seres queridos y éstas dilatan los procesos o entorpecen las investigaciones se convierten en corresponsables del crimen cometido por no garantizar una investigación pronta y expedita.

El gobierno federal juega con la lingüística para proyectarse políticamente ante el pueblo y a su vez caerle en gracia, en la narrativa establece una posición política electoral en plena contienda intermedia; juego de palabras donde realzan la cacofonía, al señalar que, “es humanista” Y en ese sentido no se puede ser humanista si se es machista, explotador, racista o clasista. “Ser humanista es ser pacifista”.

Discurso institucional que no expresa la realidad que vivimos millones de mexicanos en el país, ¿qué sentido tiene decir que es humanista cuando la pobreza y miseria azotan los hogares proletarios?, Cuando las muertes por enfermedades curables son constantes, cuando los crímenes de lesa humanidad persisten en el país; ninguna más que ganar simpatía en el pueblo para mantenerse en el poder político.

En el Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS) la igualdad se da en el marco de las capacidades, conocimiento, disposición y voluntad para realizar las tareas políticas de la organización; la única barrera que encontramos es la que nosotras mismas nos ponemos e impiden tener un desarrollo integral; es importante liberarnos de los prejuicios, concepciones tradicionales y retrógradas, concepciones que implícitamente reproducimos en el hogar, con la familia, el trabajo, la escuela y sociedad. La personalidad libre de esas concepciones nos hará sujetos libres, dispuestos a luchar por la emancipación política y económica de la clase explotada y oprimida.

Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS

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