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Tinta Socialista No. 121. La infalibilidad de la Guardia Nacional no soporta la rigurosidad de la realidad concreta

Lunes 27 de abril de 2020, por Ciudad de México

Ciudad de México a 27 de abril de 2020

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La Guardia Nacional (GN) no es capaz de soportar la rigurosidad de la crítica que proviene de la realidad objetiva. La verdad sale a flote y evidencia un amasijo de turbios intereses anclados a determinado grupo de poder económico local o nacional. El vínculo de cuerpos policíacos para favorecer las mezquinas necesidades de empresarios es una realidad inocultable, ello demuestra que no existe infalibilidad en ninguna corporación policíaco militar.

Es imposible establecer divisiones jurisdiccionales en el actuar de cierto destacamento estatal de cualquier corporación policíaca, porque en su conjunto expresan el ariete represivo con el cual se pretende imponer la voluntad de grupos de empresarios vinculados a negocios lícitos e ilícitos.

No hay argumento de peso que haga suponer el desconocimiento de los mandos superiores de la GN de las actividades logísticas de sus elementos en las entidades federativas, ello comprueba el nexo irrestricto entre la actividad ilegal patrocinada desde los mismos cuerpos castrenses.

Es inadmisible la existencia de ingenuidad en los altos mandos o la suposición del actuar aislado de elementos de tropa o mandos medios, como tampoco pueden exigir que el pueblo crea que la coincidencia en una reunión con sujetos vinculados a actividades ilícitas es un hecho meramente circunstancial, por el contrario, devela los mecanismos de planificación de la actividad ilícita en determinadas regiones del país.

La denuncia de la reunión de elementos de la GN con un grupo de personas vinculadas al robo de hidrocarburos es la prueba irrefutable de que la denominada delincuencia organizada tiene la venia de las corporaciones policíacas para desarrollar sus actividades ilícitas, por lo que aquellas acciones propagandísticas donde se da a conocer la captura o desmantelamiento de tal o cual “grupo delincuente” expresa parte del reacomodo político.

Los diferentes grupos de poder económico tienen una historia truculenta en el amasado de sus fortunas, vinculados a toda una serie de corruptelas y vicios propios del sistema capitalista, por ello no hay acto circunstancial en los acuerdos de determinado grupo delictivo con el poder político para favorecer sus intereses.

Es innegable que las cúpulas empresariales incrementan sus arcas al amparo de las administraciones federales y estatales. Son diversos los testimonios donde existe evidencia de que el denominado desarrollo económico está apuntalado con la participación de los cuerpos castrenses. La jurisdicción de los destacamentos del ejército, la marina o la recién creada GN, sirven para operativizar estos planes económicos vinculados a la violencia institucional.

La incorruptibilidad con la que fue presentada la GN resultó un acto propagandístico, porque en los hechos representa la continuidad de los acuerdos y tratos con grupos delictivos, lo que significa que el negocio “ilícito” está organizado desde las propias estructuras gubernamentales con el beneplácito de gobernantes y funcionarios públicos.

Es difícil experimentar confianza en cuerpo policíaco creado con los mismos elementos que objetivaron la política de terrorismo de Estado en gobiernos anteriores, sobre quienes pesa la responsabilidad del cometido de graves violaciones a los derechos humanos y hoy, sale el elemento de prueba que testifica que también son quienes organizan y estructuran la actividad ilícita en varias entidades de la República mexicana.

No se trata de poner en duda el dicho gubernamental del combate a la corrupción en todas las instituciones, pero el hecho resulta irrefutable, son muchos los testimonios que echan por tierra la pureza del engendro policíaco de esta administración, por tal razón, más que pedir confianza en militares investidos con diferente uniforme, el hecho es que forman parte de la estructura coercitiva que impuso el terror como política de gobierno.

El gobierno federal insiste en que los comentarios que disienten con sus conclusiones son parte de la campaña “anti 4T” orquestada desde la reacción y la ultraderecha, empero, es imposible pasar inadvertidos actos cruciales que desnudan una serie de corruptelas entre el poder económico, el político y los cuerpos policíacos. Por lo tanto, no toda crítica tiene el propósito de obstaculizar sus planes políticos, pero sí exigir el cumplimiento de sus promesas de campaña.

Pueden abrirse carpetas de investigación contra elementos policíacos aislados con el afán de simular castigo, incluso pueden ser juzgados y algunos purgar condenas en prisión, sin embargo, esto no es el indicativo del desmantelamiento de todo el andamiaje represivo que precisa de fuentes ilícitas de financiamiento para mantener aceitadas las estructuras del Estado policíaco militar y paramilitar.

El engaño sobresale cuando ninguno de esos elementos que hoy forman parte de la estructura represiva es llamado a la justicia por el cometido de crímenes de lesa humanidad y de Estado en administraciones pasadas. Quienes enlutaron miles de hogares y cercenaron familias gozan de total impunidad, y hoy son los que se encargan de “garantizar” seguridad a los mexicanos.

El nexo entre la actividad lícita e ilícita es cada vez más nítido, el reacomodo económico con el eventual cambio en la coyuntura nacional incluye el reparto de feudos, a esto debe esos eventos de “convivencia” donde se ajustan los acuerdos y pactos para dar seguimiento a la reproducción de capital, sea por los medios convencionales o subterráneos de la economía informal e ilegal.

Está claro que no existe pureza en las corporaciones policíacas, así surjan bajo el influjo de la elocuencia de un mandatario que empeñe su palabra en cada discurso en loas y guirnaldas hacia los cuerpos policíaco militares, son ellos quienes fungen como la estructura que dan sostén a un régimen inicuo.

La corrupción es un mal inherente al régimen, toda su estructura se debe a esa forma viciada de relación fincada en el lucro, por ello no sorprende ver a algunos políticos de oficio, cuerpos policíacos o funcionarios públicos en reuniones con determinado grupo empresarial legal o ilegal para establecer las formas para hacer prósperos sus negocios.

Estar investido con algún cargo público no significa que en automático sea corrupto, existen honrosas excepciones que pueden salir abantes de forma tangencial, sin embargo, la generalidad indica que resulta difícil no sucumbir a esta forma de relación porque tiene sus orígenes en las entrañas del sistema y constituye una forma de existencia de la clase que detenta el poder económico.

El robo de hidrocarburos es un negocio que creció al amparo de las diferentes administraciones, existen exfuncionarios de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) señalados por brindar protección a este negocio ilícito, de tal manera que no hay razones para suponer que la GN es incólume a este tipo de prácticas, porque funcionan bajo las mismas leyes de una corporación policíaco militar creada ex profeso para garantizar el desarrollo capitalista.

En tiempos de contingencia el ojo auscultador y la voz crítica del pueblo no deben faltar. Las medidas cuasi autoritarias impuestas para mantener a las masas trabajadoras no debe ser el pretexto para dejar de observar el acontecer nacional, donde la violencia institucional cobra cada vez más víctimas.

No es con la creación de más cuerpos policíaco militares, ni con el despliegue de destacamentos en las calles como se puede garantizar la seguridad para los mexicanos, mucho menos precisa de ellos para atender el fenómeno sanitario que vive México. La crítica política es imperiosa, en ella debe brillar la creatividad para no ser negligentes ante la contingencia, pero no puede ser manga ancha para que el Estado cometa violaciones a los derechos humanos.

Toda estructura represiva parida desde las entrañas del régimen burgués tendrá el sello de clase, allende el deseo personal de determinado mandatario, por ello, la denuncia contra la militarización encubierta con el sofisma de “medidas ante la pandemia” es una necesidad ineludible.

Atentamente
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS

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