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El paramilitarismo en Chiapas es política de gobierno

Martes 24 de septiembre de 2019, por Chiapas

Chiapas, México a 24 de septiembre de 2019

El paramilitarismo en Chiapas es política de gobierno

El paramilitarismo en Chiapas es política de gobierno puesto que en diferentes regiones de la entidad arremete contra pueblos inermes, son responsables de dar continuidad al terrorismo de Estado, porque a través de éstos el régimen pretende evitar la toma de conciencia proletaria y el desarrollo de la organización independiente de las masas trabajadoras.

El gobierno chiapaneco no desiste de recurrir al paramilitarismo para detener el proceso organizativo de los diferentes sectores populares y afianzar los intereses oligarcas en la entidad. La presencia de paramilitares en los municipios de Amatán, Chenalho, Chalchihuitán, Venustiano Carranza y Ocosingo son algunos ejemplos.

El actuar de los grupos paramilitares en las diferentes regiones de la entidad es prueba fehaciente de la práctica de los lineamientos contrainsurgentes. No es casual que ahí donde existe descontento popular persistan las amenazas, desplazamiento forzado y el cometido de crímenes de lesa humanidad contra el pueblo que exige justicia y el cumplimiento a sus demandas económicas y sociales.

No hay forma de negar la existencia del paramilitarismo, el constante hostigamiento contra los familiares de las víctimas en Chenalho, el hostigamiento permanente del grupo paramilitar Los Petules contra los compañeros del ejido El Carrizal, grupo que a su vez se coordina con la policía, militares y la Guardia Nacional para hostigar a los compañeros del ejido Río Florido.

De este fenómeno el gobierno guarda silencio, únicamente habla de que harán todo lo posible para mantener a Chiapas en “paz y armonía”, este comportamiento omite las demandas políticas y sociales de los sectores populares, lo real es que el representante del Ejecutivo estatal está más ocupado en repetir mecánicamente las premisas políticas del gobierno federal que atender las exigencias del pueblo, por el contrario, silencia las voces que emiten crítica política hacia el régimen, esto hace innegable el carácter autoritario del gobierno.

Por mucho que el gobierno chiapaneco y algunos de sus agentes amparados en el periodismo se empecinen en negar el carácter autoritario del gobierno chiapaneco, los hechos hablan por sí solos. De esa manera el terrorismo de Estado continúa en la entidad, por tanto, el carácter sistemático con la que se ejerce la represión no desiste, por el contrario, se fortalece.

La presencia de la Guardia Nacional en calles, carreteras y plazas públicas en Chiapas es un indicativo clave que fortalece el actuar impune de los grupos paramilitares, pero el Fiscal General del Estado y el secretario de gobierno no hacen mención de estos acontecimientos, no obstante, se vanaglorian de tener a los represores en las calles.

El Fiscal General del Estado y el Secretario de gobierno en nombre del estado de derecho vociferan que velan por la tranquilidad de los chiapanecos mientras las venenosas corrientes de la represión toman forma a través de los paramilitares para evitar a como dé lugar el avance de la organización independiente del pueblo, imponer miedo a las masas trabajadoras mediante sus hombres armados para quebrantar su disposición de luchar.

Los paramilitares en Chiapas actúan con la aquiescencia del Estado. Los activistas políticos ejecutados extrajudicialmente en la entidad es obra de estos grupos y de agentes del Estado. Este proceder contradice sobremanera la versión oficial de velar por la “tranquilidad de los chiapanecos”, pero por estos crímenes, las autoridades procuradoras de justicia con cinismo mantienen un mutismo exacerbado.

Cuando el gobierno es incapaz de dialogar y su prioridad es garantizar los intereses empresariales, recurre a los lineamientos contrainsurgentes. La incapacidad de las “autoridades estatales” para atender las exigencias del pueblo por la vía dialogada la pretenden enmendar con violencia hacia el pueblo, no hay duda que las demandas más sentidas de los pobres del campo y la ciudad pasan a segundo término, mientras tanto, el número de pobres y miserables aumentan en la entidad.

¿En eso consiste la “cuarta transformación”? ¿Esa será la política del partido político MORENA? Si el gobierno federal sostiene que su gobierno no será represor ¿por qué Rutilio Escandón Cadenas amparado en las siglas de MORENA repite esa política que ejecutó el PVEM, PRI y PAN en sexenios pasados en el país? De ser así, toda expresión del gobierno federal será considerado demagógico, porque cada frase debe tener sustento en los hechos, y hoy, la práctica concreta del gobierno chiapaneco que en cadena mando, contradice la política del representante del Ejecutivo federal.

No hay que olvidar que el paramilitarismo no es un fenómeno nuevo, es una política transexenal, mediante esta forma de ejercer la represión y opresión política, la clase en el poder busca someter a las masas proletarias a la sumisión para aceptar dócilmente los planes de la oligarquía. Intentan evitar por todos los medios inmovilizar al pueblo descontento.

Como pueblo pobre y explotado nos debe quedar claro, el gobierno es mentiroso, autoritario y represor, no le interesa en lo más mínimo la existencia de más del 71 % de chiapanecos en condición de pobreza y miseria, y se atreven hablar de respetar los derechos humanos, cuando su política lejos de acabar con la aplastante precariedad material que abunda en los barrios y comunidades rurales se reproduce a causa de la voracidad empresarial, por eso el paramilitarismo es el ariete criminal con el cual quiere ahogar la lucha del pueblo organizado y atentar contra el derecho a la vida de los trabajadores.

Los agravios contra el pueblo son palpables, los recientes escenarios represivos en la entidad prueban que las mesas de seguridad del gobierno del estado son para planear crímenes de lesa humanidad y cómo acabar con las organizaciones independientes, solidarias y combativas, así se objetiva su vocación represora y criminal.

Queda evidenciado que en eso consiste el “estado de derecho”, atentar contra el derecho a la vida hacia toda voz que emite crítica política contra el régimen, de ese modo Ismael Brito Mazariegos, Jorge Luis Llaven Abarca y Rutilio Escandón Cadenas imponen la “cuarta transformación en Chiapas”. Queda probado por enésima ocasión que es el gobierno y sus lacayos los violentos, los criminales, por lo tanto, el pueblo tiene el legítimo derecho a defenderse, máxime cuando estamos ante “autoridades” chiapanecas incapaces de dialogar, represores y autoritarios.

¡Por la unidad obrero, campesino, indígena y popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo

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