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Tinta Socialista No 76. 1º de mayo, Día internacional del trabajador proletario

Miércoles 1ro de mayo de 2019, por Ciudad de México

Ciudad de México a 1 de mayo de 2019

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El proletariado internacional enfrenta escenarios cada vez más convulsos producto de la agudización de la crisis estructural capitalista, asumir la condición de sujeto histórico es una necesidad que reclama una actitud creativa de las masas trabajadoras ante las actuales relaciones de explotación que generan oprobio y precarizan las condiciones materiales de existencia de millones de trabajadores.

El día internacional del trabajo no es un momento de festejo, es una fecha histórica para rememorar la lucha obrera que arrancó a la patronal algunas demandas reivindicativas. El sindicalismo como forma organizativa expresó los más altos valores de los obreros que rompieron con el yugo de los patrones e hicieron valer sus derechos esquilmados de antaño.

Existe en todo el mundo un intenso proceso por detener el avance de la adquisición de conciencia de las masas trabajadoras, hay un permanente esfuerzo por encajonar al trabajador a los estrechos marcos de la lucha corporativa, sin embargo, la clase de los trabajadores avanza por la ruta de ser clase en sí y convertirse en clase para sí, que corone los objetivos históricos del proletariado.

Reconocerse como parte del sujeto histórico se devela como una necesidad de primer orden en las masas trabajadoras, ante el oprobio que genera el capitalismo, cada vez son más inmundas las condiciones en las que se debaten las familias proletarias mientras que la cúpula de oligarcas ven incrementadas sus tasas de ganancias.

Las pungas no antagónicas entre países imperialistas empujan a un nuevo reparto del mundo, con ello un proceso de nuevo colonialismo está en ciernes. Los países dependientes económicamente del imperialismo deben sortear una serie de ajustes en los tratados comerciales como es el recién acuerdo signado entre los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y México.

El escenario para los trabajadores del campo y la ciudad se torna cada vez más adverso, pero son estas mismas condiciones las que empujan a la adquisición de un papel activo en el desenvolvimiento de la lucha de clases. Nuevas corrientes economicistas que reviven el Berstenianismo intentan conducir al proletariado a darse de bruces en los vericuetos de la democracia formal burguesa y así mellar el filo que le da condición de ser el sepulturero del capitalismo.

En México la clase obrera se nutre día a día, de forma paulatina llegan oleadas de jóvenes del campo a la ciudad en la búsqueda de mejorar sus condiciones de vida. La estancia pasajera o los intervalos de tiempo en las grandes urbes son cada vez mayores, con lo cual el tránsito a la proletarización en un hecho palpable por lo que el proletariado es en esencia la clase de vanguardia porque su crecimiento es un hecho asequible.

El proletariado mexicano aún se encuentra disperso, aplastado por una pesada cadena de opresión que ejercen los sindicatos paleros. Su creatividad política está sometida a un extenso letargo que le impide desarrollar la alianza estratégica entre los trabajadores del campo y la ciudad y construir en torno a ella la unidad de todo el pueblo.

El papel que juega nuestro país en la división internacional del trabajo lo condiciona para que los distintos gobiernos desarrollen políticas que conduzcan a la mediatización de los trabajadores. Existe en México un proceso de nuevo corporativismo del movimiento obrero ante el inminente reacomodo de las fuerzas económicas internacionales en un intento para sortear los estragos de la crisis económica.

La implementación de los proyectos de desarrollo de la actual administración con la inversión extranjera directa en México generará de manera inmanente el crecimiento de la clase obrera mexicana. No se trata de hechos voluntariosos, es una ley dentro del desarrollo capitalista, por ello, el oportunismo como fiel aliado de la burguesía ya enfila sus objetivos para acotar la acción de los trabajadores dentro de los estándares de la burocracia institucional.

La proletarización de amplias masas campesinas tendrá un mayor el impulso con la implementación de las denominadas Zonas Económicas Especiales (ZEE), circunstancia dictaminada por el devenir de la reproducción del capital, por ello, los lastres que son inherentes al régimen de producción capitalista aún están por venir, hecho que demanda de los trabajadores una mayor organización y voluntad de lucha.

Las condiciones materiales de existencia de los trabajadores en México son ya de por sí inmundas, sin embargo, existe un intento de hacer más llevadera la explotación económica con el otorgamiento de prebendas y estímulos. En la ecuación final, el saldo es favorable para el dueño de las grandes empresas, para el trabajador que da la miseria estacionaria.

La reforma laboral recién aprobada en el Congreso de la Unión y que ya sólo falta su publicación en el Diario Oficial de la Federación para cumplir con el protocolo, es una afrenta contra el derecho de la libre asociación sindical de los trabajadores. Significa la intromisión del Estado en los asuntos que competen a los trabajadores con lo cual se coloca como juez y parte.

Es ruin afirmar que con la reforma laboral del actual gobierno se resuelva las demandas “históricas de los trabajadores”, acuñar que el establecimiento de la “libertad y democracia sindical” fungirán como puntal de la mejora en la calidad de vida de las familias mexicanas. El objetivo histórico de los trabajadores es la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción, eliminar la explotación del hombre por el hombre y construir una sociedad sin explotados ni oprimidos.

Es falso que esta reforma sea para “quitar los grilletes a los trabajadores”, la cadena de la opresión se mantiene aún en tiempos del anuncio del fin del neoliberalismo. Los grilletes siguen ceñidos en las manos de los trabajadores e impiden coronar los esfuerzos en una lucha unificada para ser el constructor de su propio destino.

Las palabras de apoyo a la clase obrera desde la voz de oligarcas y empresarios, así como de personeros enquistados en las estructuras del poder político expresan ases hueras que carecen de contenido sustancial. No puede ser responsabilidad de “todos”, la condición en la que se encuentra hoy el país, el responsable es el gobierno de Enrique Peña Nieto y de sus antecesores, así como la casta de empresarios que se beneficiaron de la imposición de las reformas neoliberales.

Es un absurdo endilgar responsabilidad a los trabajadores de la situación económica del país, del bajo rendimiento en las estimaciones del Producto Interno Bruto, con tales aforismos sólo falta que exijan el agradecimiento para con los empresarios por tener la “bondad” de generar empleos. Ellos son los responsables de lo acontece en la nación, es el gobierno mexicano y los empresarios quienes saquean, explotan y despojan al pueblo trabajador del producto de su trabajo, de los recursos naturales y energéticos.

Extender la impunidad a los responsables de la miseria y pobreza en el país, del baño de sangre al que sometieron a las familias mexicanas y del despojo de la riqueza energética, conduce a establecer corresponsabilidad a los actuales representantes del Estado mexicano, porque la solución no se expresa con promesas esperanzadoras, ante todo es menester que los promesas que se hicieron al pueblo sean cumplidas a cabalidad.

El proletariado mexicano no está definido a partir de arquetipos que esbozan quienes desconocen la viveza del materialismo filosófico. La clase obrera en nuestro país describe características particulares que tienen sustento en las propias condiciones materiales del desarrollo, ello no significa que sea un proletariado suigénereis alejado de las leyes económicas que fueron determinadas en el marxismo, por el contrario, es esta ciencia el faro ideológico y metodológico para llevar a buen puerto la lucha de clase de las masas proletarias.

Es necesario romper con el intento de cercenar la creatividad humana de las masas trabajadoras que tiene sustento en la política de otorgar estímulos económicos que figuran como paliativos ante la miseria galopante en todo el territorio nacional. Romper con la lógica que enajena y condena a la iniciativa humana a la reproducción de las relaciones capitalistas.

Reivindicar la lucha obrera este 1º de mayo debe conducir a una profunda reflexión de las necesidades históricas de las masas trabajadoras, de observar que en el horizonte brilla la estrella roja del socialismo, que en lo alto ondea la bandera de la emancipación total de la humanidad del yugo de la explotación económica y opresión política que genera el capitalismo.

Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
FNLS

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