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Tinta Socialista No 63. La doble moral y el doble discurso es una característica de los políticos de oficio

Miércoles 9 de enero de 2019, por Ciudad de México

Ciudad de México a 09 de enero de 2018

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La doble moral y el discurso demagógico de los políticos de oficio rayan en la hipocresía, es una característica que devela su origen y formación en el régimen, con sus alusiones pretenden colocarse en una posición crítica, con señalamientos grotescos suponen granjearse la simpatía del pueblo, cuando en su otrora pasado vinculados al grupo en el poder avalaron todas y cada una de las medidas políticas que causaron graves estragos en las masas populares.

En los últimos tres sexenios el Estado mexicano, a través de sus representantes, exacerbó las contradicciones políticas y económicas en el país. Antinomia que reveló la profunda crisis política en las instituciones gubernamentales y hombres del régimen, quienes con la imposición del Estado policíaco militar y el terrorismo como política de gobierno impusieron a sangre y fuego las políticas neoliberales.

Hombres formados en las entrañas del régimen que representan un interés de clase, el cual va encaminado a preservar la explotación económica y opresión política, por ende sus canonjías y cotos de poder. Hace diez y ocho años políticos de oficio de militancia priista, panista, verde ecologista y perredista defendieron a ultranza las políticas neoliberales que le dieron cuerpo a las administraciones de Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. Medidas que dejaron a más de 90 millones de mexicanos en la pobreza y el 40 por ciento en la miseria, excluyeron a miles de familias del desarrollo social, de sus derechos y libertades políticas.

Políticos de oficio que avalaron la militarización en todo el territorio nacional, cuyos argumentos fueron “preservar la paz y la seguridad del país”, ante el supuesto enemigo difícil de vencer “la delincuencia organizada y el narcotráfico”. Cínicamente porfiaron que podían caer inocentes, pero asumían los costos con tal de “salvaguardar los intereses y las riquezas nacionales”. Acontecimientos difíciles de olvidar porque los detenidos desaparecidos, ejecutados extrajudicialmente, torturados y violentados son hijos del pueblo trabajador, quienes fueron arrebatados violentamente de sus hogares y seres queridos.

A pesar de los cientos de miles de víctimas que arrojó esta política despreciable, los representantes de Estado mexicano en aquel momento no cedieron ante la necesidad de regresar los militares a sus cuarteles. Hoy las declaraciones de estos políticos de oficio resultan hipócritas porque muestran “preocupación” por la violencia que azota el país y por la propuesta del ejecutivo de formar la Guardia Nacional, sin embargo, fueron los primeros en avalar y consolidar el Estado policíaco militar, el estado de derecho burgués y el terrorismo de Estado.

La doble moral y el doble discurso es una característica de los políticos de oficio, por un lado denuncian la militarización en el país, pero por otro guardan silencio ante los cientos de miles de víctimas que arrojó el terrorismo de Estado, en ningún momento se pronunciaron por cada hijo del pueblo trastocado por la violencia institucional, mucho menos se preocuparon por el baño de sangre en todo el territorio nacional.

Los panistas durante el gobierno de Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa nunca se preocuparon por las víctimas del terrorismo de Estado, por el contrario justificaron esa política, insinuaron que los detenidos o ejecutados eran “criminales”, “sospechosos” o “narcotraficantes”, sin tener pruebas suficientes fueron consignados en las instituciones como los peores criminales.

Es una aberración que en la toma de protesta del nuevo gobierno el 1 de diciembre de 2018, diputados de la bancada panista contaran del uno hasta el 43 y corearan ¡Justicia!, en alusión a los normalistas detenidos desaparecidos de Ayotzinapa, cuando con ellos dio inicio una larga noche de terror que enlutó a millones de hogares proletarios, en su haber se cuenta una lista interminable de crímenes que se cometieron mientras tuvieron en sus manos el poder político.

Los responsables del terrorismo de Estado que hoy cobró miles de víctimas directas quieren arrebatar las banderas de los detenidos desaparecidos, en una actitud oportunista y ruin pretenden utilizar el dolor del pueblo como una moneda de cambio, emplear la angustia taladrante de madres, padres, hermanos… para el chantaje político a sus adversarios. Este hecho es considerado un agravio al pueblo trabajador, un acto grotesco porque el pueblo identifica bien quiénes son los responsables del baño de sangre derramada en todo el territorio nacional.

Resulta mezquino que los responsables del gasolinazo hoy exigen que se baje la gasolina, quienes a través del Pacto por México avalaron la reforma energética, cuyos efectos se reflejan en el empobrecimiento de miles de hogares, el alza de los precios de los productos de la canasta básica y el incremento de los energéticos. Bajar los precios de los combustibles y demás productos de primer orden es una necesidad imprescindible, pero es una demanda que no pasa por los personeros responsables del neoliberalismo en el país.

Hipocresía política del Partido Verde Ecologista de México porque apoyó al PRI en su administración, por tanto es copartícipe de esa política neoliberal; en sus administraciones locales, como el estado de Chiapas se tienen registros de crímenes de Estado y de lesa humanidad contra trabajadores de la educación, campesinos, indígenas, organizaciones populares e independientes, los cuales, siguen pendientes para que sean enjuiciados por estos crímenes aborrecibles. Hoy pretenden asegurar su continuidad como hombres del régimen cual rémoras asidas al grupo en el poder.

El PRI hoy asume una posición de defensa a ultranza del régimen político y económico que en su administración trajo consecuencias nefastas. Qué pueden señalar, si la administración de Enrique Peña Nieto fue la que más crímenes de lesa humanidad cometió, la que le dio marco jurídico a los militares y entregó en bandeja de plata las riquezas del país a la inversión extranjera.

A la fecha miles de familias exigen justicia por los cientos de miles de víctimas del terrorismo de Estado, así como juicio y castigo a los responsables materiales e intelectuales; el pueblo no olvida quién es su verdugo, quiénes son los responsables de la pobreza y miseria que azota a las masas trabajadoras.

La violencia que azota al pueblo, en los gobiernos de Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto emanó de las instituciones del régimen, por lo tanto es una violencia de clase; hoy adquiere otra connotación, emana del poder de una élite que tiene en sus manos el poder económico y por tanto el político. Curiosamente los muertos son del pueblo que protesta y se organiza.

A más de un mes de gobierno de la nueva administración la violencia no cesa, algunas de las víctimas son de MORENA y la presidenta de este partido minimiza el problema y asume la vieja posición del PRD; en los años 80 del siglo pasado cuando estaba Salinas de Gortari en la presidencia de la República asesinaron a más de 500 militantes perredistas y la dirección del PRD nunca asumió una defensa combativa de sus militantes.

Hoy Polenski reduce el asesinato de sus militantes a un “problema territorial local”, lo cual es un eufemismo y minimiza la violencia porque están matando a militantes que forjaron su trabajo en las filas del movimiento popular. Asesinan a viejos luchadores sociales que se caracterización por ser combativos en el movimientos independiente, por tanto, en MORENA asumieron una posición más apegada a los verdaderos intereses del pueblo.

La vieja política del régimen emana con otros rasgos, antes eran por viejas disputas con grupos delincuenciales, hoy los tipifican por disputas de propiedad. De esa manera diluye la esencia política. Tlaxiaco está vinculado a la historia de las luchas del pueblo, por tanto, no se puede borrar la esencia del fenómeno que es política en anécdotas personales, desde esta Tinta exigimos ALTO A LA VIOLENCIA.

Frente Nacional de Lucha por el Socialismo
(FNLS)

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