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Al pueblo organizado se le recrimina por las acciones políticas que realiza, se le acusa de criminales y se inventan dichos para deslegitimar la protesta

Martes 5 de septiembre de 2017, por Ciudad de México

Chiapas, México; septiembre de 2017

A los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado
A los medios de comunicación nacional y del extranjero
A las organizaciones populares, democráticas e independientes
Al pueblo en general

El pasado 30 de agosto del presente año salimos a las calles a
recordar el Día Internacional de las víctimas de desaparición forzada,
fecha histórica en la que exigimos justicia para todas las víctimas de
este crimen de Estado, hombres y mujeres con nombre, apellido,
historia y de los cuales aún hoy se desconoce su paradero.

Somos varias organizaciones populares, colectivos de familiares de
detenidos desaparecidos y organismos defensores de los derechos
humanos en todo el país los que reivindicamos y salimos a las calles
en esta fecha, porque en nuestro país existen más de 350 mil víctimas
de desaparición forzada producto de la violencia institucional y del
terrorismo de Estado.

En este contexto, organizaciones populares independientes, miembros
del Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS), realizamos
diversas acciones políticas a nivel nacional el 30 de agosto
ejerciendo nuestro derecho a la manifestación, a la información y a la
protesta popular para hacerle saber al pueblo y exigir al Estado la
presentación con vida de Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes
Amaya, revolucionarios reivindicados por el Partido Democrático
Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR); de
nuestro compañeros Fidencio Gómez Sántiz, detenido-desparecido el 5 de
marzo del año 2016 en Ocosingo; de las hermanas Daniela y Virginia
Ortiz Ramírez, el 5 de julio de 2007 en Oaxaca; del activista político
Teodulfo Torres Soriano; Lauro Juárez; Francisco Paredes Ruiz; Ramón
Ángeles Zalpa; los 43 estudiantes de Ayotzinapa; así como juicio y
castigo a los autores materiales e intelectuales de estos crímenes de
Estado y de lesa humanidad.

Sin embargo, ante la exigencia de justicia, ante la denuncia y el
ejercicio del derecho de informar al pueblo, el Estado responde con la
represión, con el despliegue de las fuerzas policíaco-militares para
intimidar, hostigar y reprimir a quienes ejercemos este derecho.
Fueron en esta ocasión, bajo la responsabilidad directa de Armando
Pérez Narváez, Fiscal de Distrito VI Selva, que junto a elementos de
la Policía Estatal Preventiva, Policía Municipal y la Procuraduría
General de Justicia del Estado, al igual que civiles armados llegaron
donde nos encontrábamos manifestándonos para desalojarnos e impedirnos
el ejercicio del derecho a la manifestación, a la información y a la
protesta.

En claro acto de provocación, elementos de estos cuerpos represivos
bajaron de sus vehículos, quitaron violentamente a los compañeros, los
cercaron y encañonaron, apuntaron sus armas contra trabajadores
conscientes. De inmediato se criminaliza, intimida y amenaza con la
violencia institucional.

Al pueblo organizado se le recrimina por las acciones políticas que
realiza, se le acusa de criminales y se inventan dichos para
deslegitimar la protesta, es con mentiras como buscan que entre
comunidades nos confrontemos, buscan que nos pelemos y nos dividamos
para que no nos demos cuenta de las miles de víctimas que existen en
el país por causa del terrorismo de Estado, para que ignoremos la
desigualdad e injusticias diarias que vivimos.

Son mentiras las que usan, es el engaño y la trampa su mejor arma.
Como organización independiente nos guiamos por el principio de
solidaridad y respeto político con nuestros hermanos de clase, con
aquellos que respetan al pueblo consciente y en lucha. A lo largo de
las jornadas de lucha y las giras nacionales que hemos impulsado, en
cada actividad política encontramos grandes muestras de solidaridad y
apoyo, y la actividad realizada el 30 de agosto no fue la excepción.

Falsas realidades son las que nos dibujan los agentes del Estado, nos
recriminaron que afectamos la “paz” de Palenque, que aquí todo está
tranquilo, que existe la justicia, que no hay desigualdad ni
delincuencia organizada, que lo que está pasando en el país no sucede
aquí. ¿Acaso será Palenque ajeno a toda la realidad nacional? ¿Está
fantasía será lo que a diario vivimos los trabajadores del campo y de
la ciudad en este municipio?

Nosotros, la clase trabajadora conocemos lo que es laborar bajo
condiciones inseguras y peligrosas por un 100 pesos al día que no nos
alcanza para alimentar a nuestros hijos, el cultivar meses de sol a
sol para que nos compren nuestros productos a precios regalados, a
atender, servir y limpiar a los turistas por unas cuantas propinas, el
enfermar y aguantarnos los males por la falta de atención y medicinas,
el aumento de los impuestos cuando apenas nos alcanza para vivir y
llenar los bolsillos de los políticos de oficio corruptos, que
nuestros hijos no puedan terminar la escuela y tengan que abandonar
las tierras por trabajos denigrantes, a ver que cada día nuestro
pueblo es víctima de la descomposición creciente, del alcoholismo, la
drogadicción, el individualismo, la violencia, la delincuencia y el
narcotráfico que promueven y tiene origen ene le propio Estado.
No señores agentes del Estado, no existe justicia en Palenque, no
existe igualdad ni tranquilidad para los trabajadores, vivimos lo que
nuestro país padece, la violencia estructural de este sistema criminal
que se llama capitalismo.

No podemos separar como una “isla” intocable, nuestro municipio del
resto del país, que aquí es otra realidad y que vivimos “bien” gracias
a los turistas a los que les debemos todo. ¿Será correcta esta actitud
y declaraciones que nos hicieron los cuerpos policíacos? ¿Acaso no
somos todos, parte de este país, de este estado? Lo que pasa en cada
municipio no atañe a todos, en cualquier lugar en donde haya
injusticia y desigualdad nos debe indignar y empujar a la lucha, que
la violencia que sufre el pueblo es un ataque contra cada uno de
nosotros, que cada hijo asesinado, ejecutado, desaparecido, torturado
es parte de nosotros. Lo que busca el Estado es que cada quien vea por
sí mismo, que cada quien se rasque con sus propias uñas, que no nos
importe si en otra comunidad, municipio o estado ejecuten de manera
extrajudicial a un niño de 13 años como nuestro compañero Humberto
Morales Sántiz, o si desaparecen de manera forzada a un padre o esposo
como nuestro compañero de lucha Fidencio Gómez Sántiz, o aquellos
encarcelados por recuperar mercancía fruto de nuestro trabajo como
clase proletaria condenados a 10 años de cárcel, vecinos y habitantes
de este municipio.

Quieren que seamos egoístas y olvidemos o ignoremos a los más de 350
mil detenidos desaparecidos, a los más de 150 mil ejecutados
extrajudicialmente, a los millones de desplazados de manera forzada,
la creciente miseria y hambre a la que nos condenan y la violencia
cotidiana a la que nos someten.

¿Todo esto no pasa en México, en Chiapas o Palenque? Sólo el que niega
o ignora esta realidad puede usar argumentos de este tipo y en los
hechos traiciona a su pueblo y sirve al Estado cual Judas que se vende
por unas cuentas monedas.

Es evidente cual es la política del Estado, desde todos los órdenes de
gobierno, desde sus instituciones, es la intimidación y la represión
la respuesta que le otorgan a los trabajadores del campo y la ciudad,
a las organizaciones populares independientes y a las comunidades
críticas y conscientes. Su objetivo es acallar todas las voces de
protesta que desenmascaran el carácter criminal del Estado y sus
prácticas profascistas ejecutadas por los cuerpos represivos, es
imponer con el terror sus políticas antipopulares que nos arrebatan lo
poco que nos pertenece y evitar la organización independiente que
responda a los intereses del pueblo.

Ante la exigencia de justicia, ante la denuncia de la opresión, de las
carencias y desigualdades que vivimos, se nos responde con
indiferencia, dilación y negativas por parte de los políticos de
oficio y funcionarios; sin embargo, cuando ejercemos nuestros derechos
y protestamos por la impunidad con la que actúan, por exigir un alto a
los crímenes que desangran al pueblo como desapariciones forzadas,
ejecuciones extrajudiciales, desplazamientos forzados, etc., entonces
sí hacen acto de presencia las “autoridades”. Los hechos hablan por sí
solos, los agentes del Estado no responden a los intereses del pueblo,
responden a los intereses de los grandes empresarios, y se reprime al
pueblo para garantizar el paso de mercancías para no detener la
obtención de riqueza en manos de una minoría.

Su prioridad son los turistas, a ellos se les defiende y protege, pero
aclaramos nosotros nunca hemos agredido ni insultado a nadie que
muestra respeto hacia el pueblo, ni a turistas extranjeros o
nacionales. La defensa a los turistas y sus acciones por “mantener
libre los caminos” tiene una explicación, quieren asegurar el paso de
mercancías y de turistas para que las grandes ganancias que se
producen queden en manos de los dueños de las grandes empresas
hoteleras, de las empresas extranjeras a las que se les han regalado
nuestro patrimonio; y a los trabajadores asalariados solo nos reparten
migajas y quieren que nos conformemos con esto.

Los servicios turísticos son de carácter privado; en el que sólo tiene
acceso algunos cuantos, mientras los que atendemos, vendemos,
limpiamos, servimos y sembramos lo que consumen no podemos siquiera
conocer y disfrutar nuestra historia y las bellezas naturales de
nuestro municipio.

El dinero, el capital es el interés que representan y que defiende el
Estado, como fieles guardianes de la oligarquía se aseguran que se
haga su voluntad, si las cámaras empresariales de hoteleros y
servicios turísticos exigen represión ellos lo ejecutan al momento;
pero si el pueblo exige mejores condiciones de vida, salud digna,
servicios adecuados, justicia e igualdad se le criminaliza, reprime y
se comenten crímenes de Estado y de lesa humanidad.

Exigimos un alto a la criminalización de la pobreza y la protesta
popular; al libre ejercicio de los derechos a la información, a la
manifestación y a la protesta; el pueblo tiene derecho a conocer la
realidad que a diario nos lacera como clase trabajadora; al derecho a
la organización independiente fuera de los tentáculos del Estado y a
la solidaridad del pueblo. La realidad nos empuja a crear la unidad de
todo el pueblo en torno a la lucha por mejorar nuestras condiciones de
vida, a detener el terrorismo de Estado y construir un futuro que nos
pertenezca a los trabajadores del campo y de la ciudad

¡Por la unidad obrero, campesino, indígena y popular!
Frente Nacional de Lucha por el Socialismo

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